La Habana.- GLORIAS del deporte encabezadas por Imilsys Téllez y Marlenis Costa tributaron en la mañana del jueves último un sentido homenaje póstumo en el Cementerio de Colón a Eugenio George Laffita, el mejor entrenador de voleibol rama femenina en el siglo XX, con motivo del cuarto aniversario de  su fallecimiento, ocurrido el 31 de mayo del 2014.

En torno al panteón familiar que guarda los restos del afamado entrenador, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, se ubicaron las glorias portando la bandera de la estrella solitaria y depositaron una ofrenda floral sobre la tapia en la que se leía: «A Eugenio George, de los atletas de la Capital», como reconocimiento de la Comisión Provincial de Atención a Atletas y la Dirección de Deportes de La Habana.

Constituyó una sencilla pero emotiva ceremonia plena de sentimiento y valores por la emblemática figura de Eugenio George, formador, hombre, amigo, padre y eminente educador, cuyas enseñanzas deben formar parte del proceso educativo no sólo de la familia cubana del voleibol, sino también de todo el movimiento deportivo cubano.

Momento de singular motivación tuvieron los presentes cuando el Licenciado en Cultura Física Fidel Díaz Temprano, de Plaza de la Revolución, uno de los ganadores del Taller Provincial «El Pensamiento de Fidel en el Deporte» sintetizó la brillante carrera del Maestro Eugenio al recordar su participación como atleta en los Juegos Panamericanos de 1955 en México y cuatro años después en los de Chicago, Estados Unidos.

También hizo referencia el historiador a la presencia de Eugenio como deportista en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica en 1962 y en calidad de entrenador en la Epopeya del barco Cerro Pelado durante la competencia regional de Puerto Rico en 1966.

Con emoción se habló de las acciones del finado como iniciador de la Escuela Cubana de Voleibol y en su condición de director técnico del equipo denominado inicialmente Morenas del Caribe y después como Espectaculares Morenas del Caribe por el periodista y narrador René Navarro, en los que destacaron figuras de renombre como Mercedes Mamita Pérez, Nelly Barnett, Mercedes Pomares, Lucila Urgellés, Cristina Wells, Imilsys Téllez, Mavis Guilarte, Ana María García, Erenia Díaz, Ana Ibis Díaz, en un principio, y luego Mireya Luis, actual vicepresidenta de la Federación Internacional de Voleibol; Regla Torres, la mejor jugadora del siglo XX; Ana Ibis Fernández, Raiza O´Farril, Marlenis Costa, Yumilka Ruiz, Josefina Capote, Zoila Barros, entre otras, junto a Norka Latamblet, Lucila Urgellés, Ana Luisa Hourrutinier, Melania Tartabull, Nancy González, Libertad González y muchas otras.

También hubo referencia a los títulos regionales, panamericanos,  en los Grand Prix,  en Campeonatos Mundiales y Copas del Mundo, con preponderancia para la conquista de la gloria olímpica en los juegos de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000, éxitos que lo catapultaron a la cima de los entrenadores del universo en el pasado siglo.

Tras el performance de un gran hombre siempre existe el apoyo o la sombrilla de una extraordinaria mujer. No podía dejar de nombrarse a su compañera de la vida Graciela González, su querida Chela, con quien vivió más de cuarenta años de feliz matrimonio y se erigió en baluarte en su responsabilidad de directora técnica de la Federación Cubana de Voleibol.

Eugenio se nos fue a los 77 años de edad pero como expresara Díaz Temprano: «No lo olvidaremos jamás, siempre será el eterno padre de la Escuela Cubana de Voleibol».

Mantener su legado, tenerlo como parte de la historia pasada, presente y futura de nuestro deporte constituye una obligación de los que rigen y regirán los destinos de esta disciplina y del deporte en Cuba, comentaban figuras como Juan Carlos Domecq, Georgina Vázquez, Maité Borrero y Miguel Díaz Fernández, fundador del INDER, presentes en el homenaje póstumo.