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Publicación del Instituto Nacional de
Deportes, Educación Física
y Recreación INDER
JUEVES 25
ABRIL, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
ANIVERSARIO DEL INDER
Con este joven de 57 años

Imprescindible: más excelencia en la formación integral de los atletas y en la atención espiritual y material.


Por Víctor Joaquín Ortega
viernes, 23 de febrero de 2018 08:42 AM



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La Habana. LAS MERCANCIAS musculosas se embisten sobre el ring. ¡Sangre, sangre…! No paran la pelea. Los negociantes son una enorme sonrisa lo mismo en el Garden que en el Palacio de los Deportes. Asesinados Varona, Paret, el Tigre Blanco… Hay muertos vivientes: ciegos, inválidos, puching drunk por tantos golpes recibidos.

¡Qué clase de fondista es el habanero Félix el Andarín Carvajal! Mambí lanzado a la indigencia, compite en el maratón de los III Juegos Olímpicos de San Luis 1904, y no vence debido a las manzanas verdes que engulló a pocos kilómetros de la meta para aplacar el hambre: dos días sin comer porque arribó a EE.UU. sin dinero suficiente. ¡Colitis!. Arrastrando las piernas llega cuarto. Regresa a su casucha bajo un puente y a correr anunciando productos, tiendas, restaurantes o en exhibiciones por migajas. Muere en la miseria.

Alejandrina Herrera intenta ser esgrimista, anotar canastas... «Esa piel negra está bien para barrer, lavar o cocinar, pero no debemos manchar el florete ni el tabloncillo». Y el funcionario siguió fumando su tabaco.

Casi se lo traga cuando la artemiseña es la discóbola dorada de los Centroamericanos de 1954 y encabeza la lista de los mejores deportistas del año en su nación. Rafael Fortún y Ángel García, compatriotas de la lanzadora, ganan galardones internacionales en las pistas a pesar de su pobreza. Trabajadores del Ministerio de Obras Públicas los reciben casi siempre con la ¡cesantía!

¡Se acabo!

«Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible, pero para ello es necesario la ayuda de todos: de atletas, de dirigentes, de organismos, de comentaristas deportivos…»  Fidel. 29-1-1959.

Nace el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder). Es febrero 23 de 1961. Toma el batón verde olivo de la Dirección General de Deportes de 1959. Avanza. Lo excepcional florecerá: Fonst, Capablanca, Manuel Dionisio Díaz, Chocolate, Dihigo, Luque… Lo esencial: roto el muro que separaba a las masas del ámbito deportivo, entran los de abajo, los pobres; los más discriminados; en la primera línea: negros, mestizos, las mujeres, los guajiros, y se implanta un régimen de participación para todo el país.

Surge una escuela de cultura física que se honra al llevar el nombre de un doble as, de la libertad y del voleibol, caído frente a los alzados proimperiales: el comandante y médico Manuel Piti Fajardo. Ascendida y multiplicada en la actualidad: Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, básica para el desarrollo científico técnico. Emergen los planteles del ramo…

Todo esto y más, de organismos y acciones, sobre una concepción correcta: la misión fundamental de la cultura física (educación física, deporte y recreación) es la de esculpir seres humanos corporal y espiritualmente mejores, pues medallas y récords son el subproducto de este ámbito a pesar de su hermosura y su influencia en la base, la identidad y la autoestima. La masividad es lo primario

Por encima de las conquistas internacionales mostradas por Cuba, iluminan su movimiento atlético, el patriotismo y la heroicidad de la delegación que derrotó a la maldad de gringos y acólitos, al defender con hechos, más allá de logros competitivos, el derecho de los pueblos a las lides del músculo en los Centroamericanos de San Juan, Puerto Rico: la Mayor de las Antillas estuvo representada allí del 11 al 25 de junio de 1966 a pesar de duros escollos. 

Otra eterna presencia: la de los Mártires de Barbados, ultimados el 6 de octubre de 1976 por terroristas al servicio del Norte revuelto y brutal.

En esta esfera hay que transformar lo que urge transformar y recuperar lo indispensable: el ánimo vigoroso, lejos del dogmatismo, con la presencia de aquella heroicidad y aquel dolor que fortifican la combatividad y la inteligencia para enfrentar cualquier fase.

Al cambiar lo que debe ser cambiado con sentido del momento histórico, como indicó el Comandante en Jefe, no podemos confundir profesionalismo con profesionalidad. Admiremos la profesionalidad, su eficacia y rigor, el aumento de las posibilidades, y no el lucro de los negocios del profesionalismo.

Pasos vitales: la remuneración, los contratos, el quehacer en ligas extranjeras que benefician la calidad y además la economía de los protagonistas a partir del justo a cada cual según su trabajo, sin dejar de representar a la nación en torneos internacionales.  

Nunca caer en extremos: jamás alma de tendero u olvidar pulir las clases de educación física, tan trascendentales como las de historia o matemáticas.

Corto las zancadas a los hiperbolizadores de la remuneración. Lo económico por si solo no encamina. Debemos robustecer lo más puro y disolver lo más infecto en un soldador, un escritor o un pelotero: que no imite a un oso de circo que realiza su tarea por el caramelo prometido. Graziella Pogolotti lo esclarece en su artículo Pensamiento y acción: «En este contexto dominado por principios utilitaristas de ganancia, se perfila la muerte del espíritu. De ocurrir así, será el fin de nuestra especie». Juventud Rebelde, 19-7-2015.

Imprescindible: más excelencia en la formación integral de los atletas y en la atención espiritual y material. Los directores técnicos, los entrenadores deben ser ante todo forjadores: no pueden circunscribirse a aumentar la fuerza o la rapidez. Al deportista le es vital poseer gran estatura ética y cultural: andar sin antivirus en un sitio tan comercializado como el profesionalismo es un grave error.

SI DE MEDALLAS SE HABLA

Como expresa Fidel: «… más importantes que las medallas de oro son el deporte y la educación física en sí.» (1-9-1976) «Hay principios que están por encima de todos los demás, están por encima, incluso, de todas las medallas de oro» (16-9-1987) «Si uno es honesto debe apoyar este ensueño: «Soñamos con el día en que no aparezca un país europeo, muy nórdico, muy blanco y de ojos azules, cuyas competencias las realiza tanto con kenyanos, nigerianos, etíopes, o ciudadanos de otros países, como con ciudadanos cubanos que se han robado». (29-9-2000)

Toronto 2015: las críticas en relación con Beijing, las de Fidel en sitio preponderante, se ajustan a este resbalón. Canadá y Brasil nos han sobrepasado eternamente en cantidad de habitantes y en recursos económicos y no sufren de un cerco terrible. A pesar de ello, los dejábamos atrás en los juegos multideportivos manteniendo la solidaridad, terreno cardinal donde sí somos campeones, y la atención a las capas más débiles de la población y los derechos humanos, la salud y la educación para todos en primera línea, aunque deben optimizarse.  

Añado: Cuba dio la clarinada, mucho más allá de la cultura física con el Inder a la cabeza. A la rama, brindó robustez y rumbos: una visión democrática, la alimentación de la autoestima del Bravo a la Patagonia, estructura y organización superiores, notable uso de la ciencia…  Influyó hasta en gobiernos poco progresistas, obligados a apuntalar lo atlético. Aún el de EE.UU. y el de Canadá se ocuparon más del frente ante ese empuje.

Fidel lo había pronosticado: «Las burguesías gobernantes  de muchos de esos países van a tratar de inventar algo para ver cómo mejorar el deporte. Esto quiere decir que las competencias van a ser cada vez más reñidas» 27-10-1975. Y lo anunció con respecto a América Latina: «Algún día los ayudaremos también a formar deportistas, y algún día las competencias serán más parejas… Llegará el día en que a nosotros nos pidan también instructores…» (30-4-1974).  Llegó y hemos ido por encima: en más de 50 naciones tenemos técnicos cubanos.

Sin embargo, hay que encontrar vías para la etapa que vivimos, carentes del aporte decisivo del campo socialista ya inexistente, con el bloqueo aumentado, lacerados también por ideas y realizaciones erróneas, lesionadas la masividad y el uso de las academias, a pesar de las advertencias del líder de la Revolución. Si bien existe un peligroso acercamiento en diversas competencias, evitemos la obnubilación por numeritos y puestos en los certámenes: ahí no reside solamente el desarrollo deportivo.

¿Acaso Cuba tenía mayor potencia ajedrecística que la URSS cuando José Raúl Capablanca fue campeón mundial y vencía a los mejores Maestros de este país o de cualquier otro? ¿Había fortaleza en nuestra esgrima cuando Ramón Fonst, de solo 17 abriles, se convierte en París 1900 en el primer as olímpico de América Latina y, cuatro años más tarde, encabeza un seleccionado estrella en San Luis?

Fonst y también Capablanca fueron genios de sus respectivas disciplinas, capaces de derribar todos los obstáculos y burlarse de la lógica con sus condiciones excepcionales. El primero, con Francia como escenario principal, adquirió no solo educación. Ambos, además, no fueron mordidos por la miseria en el costado… 

Pero la patria de estos geniales deportistas no dejó de batallar para ser patria de las mayorías. Cuando los desposeídos se hicieron dueños del camino antes bloqueado, Fonst y Capablanca retornaron a la vida por encima de sí mismo. 

En 1972 hubo preseas de oro para atletas cubanos en una Olimpiada. Y las victorias ya no serían únicamente para los fuera de grupo.

Hablar, heridos por el fetichismo de las estadísticas, de auge deportivo real en Kenya, Etiopía o Jamaica es desafortunado: hay que arribar a la esencia de los números y llevarlos al nivel fidedigno. En esos territorios no existe una cultura física de envergadura: extraordinarios corredores, sí. ¿Pero dónde están sus basquetbolistas, voleibolistas, balonmanistas, esgrimistas, tiradores, pesistas, luchadores, púgiles, judocas, polistas, gimnastas… sus profesores, sus científicos? ¿Hay clases de educación física para todos, masividad?

Se batalla en una sociedad compleja y asediada todavía, aunque cual triunfo de nuestra lucha y resistencia, Estados Unidos se vio obligado a establecer las relaciones, aunque no quitó el bloqueo ni dejó de hacer otras salvajadas; ni abandonaron la idea de derrumbarnos, priorizando envilecernos con manjares–veneno. Las "trumpadas" enseñan que nunca abandonaron el garrote.

Nuestro movimiento deportivo, el más puro del mundo, es perfectible: sin dogmatismo, tenemos que transformarlo y junto a ello preparar el alma de los protagonistas para que dobleguen la malignidad estén donde estén. En Cuba, el deporte será siempre un derecho del pueblo.

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