La Habana.- NO HUBO resquicios para el desentono en el VIII Taller Nacional de Historia del Deporte.

«Estuvieron por encima y a millón», me comentó a lo cubano un participante poco después de la clausura.

Tenía que ser así, pues los miembros del equipo, los integrantes de la Dirección de Docencia del Inder, periodistas y otros colaboradores, se esforzaron al máximo —y siempre se han dado enteros— para que resultara triunfal: se dedicaba al pensamiento y la obra de Fidel en el deporte.

Todo comenzó por lo alto con la proyección del video Cabalgando con Fidel: arte, amor, pasión que levantó lo mejor de cada asistente.

Por cierto, el peso audiovisual fue fundamental: documentales como Fidel y el deporte, 55 Aniversario del Inder, Alcides Sagarra: la escuela cubana de boxeo, Javier Sotomayor: salto hacia las nubes...

Y la selección de nocauts de Stevenson y de jonrones de Kindelán pesaron en la calidad del evento. También, el que acompañó el canto a Mario “Risita” Quintero, recién fallecido pero que jamás será olvidado.

Ciencia, historia y actualidad muy unidas sólidamente en la primera conferencia. Antonio Becali, presidente del organismo rector de la cultura física, enseñó, mostró, abordó la realidad del desarrollo deportivo presente, tan golpeado por el mercantilismo y las diferencias sociales.

¡Cómo atrapar con frases lo que sentimos cuando muchas glorias de este hermoso sector recordaron su trato con el Comandante en Jefe!

Estuvo presente, con su risa desde labios y miradas, en cuantos rememoraron su accionar, sus frases de afecto, de motivación, de apoyo al novato y a los ases.

¡Cómo no sentirlo tan cercano cuando Ana Fidelia dijo que cuando despertó de su operación la primera persona que estuvo frente a ella era Fidel!

De la emoción a la mesa redonda sobre la determinante visión y el quehacer del líder en el gran salto en las lides del músculo.

Hubo homenajes para el aniversario 50 del Instituto de Medicina del Deporte, las 15 primaveras del Laboratorio Antidoping, las 35 de los Juegos Centroamericanos y del Caribe efectuados en La Habana, el magnífico bregar de la Editorial Deporte, los tricampeones y bicampeones olímpicos, y los que han actuado en numerosas magnas citas.

De nuevo la emoción nos abrazó al recordar a un dirigente de gran valía y recién desaparecido: Jesús Molina.

Después de algunas curiosidades, llegó un final guapachoso con la canción a las glorias del deporte.

Párrafo aparte para dos momentos refulgentes: las palabras del presidente del Instituto Nacional de Historia, René González Barrios, y del secretario de la Unión de Historiadores de Cuba en La Habana, Andrés Zaldívar, a favor de las misiones que han cumplido y de seguro seguirán cumpliendo los historiadores del deporte, aceptados muchos de ellos como integrantes de esa organización.

No menos importante fueron las ponencias de rigor aportadas por delegados de casi todas las provincias del país.

Ahora no podemos dormirnos en los laureles. Mucho hay por realizar, desde la creación de equipos de historia del deporte en cada una de ellas, el apoyo al renacer del Museo Nacional, llevar nuestra labor a las escuelas y a todo centro laboral que podamos de una u otra manera.

Saludaremos el IX Taller con conquistas superiores.