Foto: www.olympic.org
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EL DEBUT del relevo de la antorcha que recorrió desde la arboleda sagrada en Olimpia hasta la sede luego de pasar por siete países fue de las novedades en la versión olímpica de 1936, en la capital de una Alemania estrenada como sede.
La justa también abrió por primera vez sus puertas a las lides masculinas de balonmano, baloncesto y piragüismo, y terminó por resultar un fallido intento de Adolfo Hitler en el afán de utilizarla para probar sus teorías de superioridad racial aria.
Participaron 3 963 deportistas, 331 de ellos mujeres, el programa de competencias contempló 19 deportes y 129 especialidades y fue pionera en cuanto a transmisión masiva de televisión en directo.
Aunque Alemania (33-26-30) encabezó a las 49 naciones el corredor negro estadounidense Jesse Owens se convirtió en el más popular y destacado al grabar su nombre en la historia del deporte con la conquista de cuatro medallas de oro: 100, 200 y 4x100 metros, y salto de longitud.
Desde el mismo inicio de la justa el racismo fue otro protagonista. Existe el mito que Hitler rehusó dar la mano al multicampeón, y la historia recoge que se tejieron humillaciones hacia otros premiados con ese color de piel.
En 1912 Berlín había sido seleccionada para organizar la versión de 1916, pero esta no se celebró debido a la Primera Guerra Mundial, en la cual Alemania fue de los principales encartados, razón por la cual quedó fuera de las de 1920 y 1924.
El COI le concedió en 1931 la condición de sede para la justa de 1936, y dos años después Hitler ocupó la cancillería del gobierno y se mostró inicialmente contrario, aunque terminó por aprovecharlos para su propaganda política: convencer al pueblo alemán de la fuerza del fascismo y a los extranjeros de sus virtudes.
Más de 100 mil personas abarrotaron el Estadio Olímpico Grunewald, donde el propio Führer dejó inaugurada la cita en ceremonia que vio desfilar a cinco países debutantes y algunos reincorporados, y lamentó la ausencia de España como expresión de rechazo al fascismo.
Cuba tampoco asistió, y después de los anfitriones el medallero general mostró a Estados Unidos (24-20-12) y Hungría (10-1-5).
Individualmente sobresalieron el gimnasta alemán Konrad Frey (3-1-2) y la nadadora holandesa Hendrika Mastenbroek (3-1-0), quien impuso cinco registros olímpicos.
La clavadista estadounidense de solo 13 años Marjorie Gestring dominó el trampolín y acaparó la condición de más joven campeona femenina en la historia de esas justas, y la danesa de 12 Inge Sorensen logró el bronce en los 200 metros pecho para ser la medallista con menos edad en una prueba individual.
En la clausura, el 16 de agosto, se izó la bandera japonesa, se entonó su himno y los deportistas se despidieron con la ilusión de verse en Tokio, pero esa cita nunca se hizo realidad.
Tres años más tarde la propia Alemania desataba la II Guerra Mundial y los atletas del planeta se vieron privados de los encuentros de paz y amistad de 1940 y 1944.
Desde aquel concretado en Berlín pasaron 12 años de una de las épocas más triste y siniestra de la humanidad para que otra vez el deporte viviera otra fiesta de ese tipo en Londres 1948. bystolic discount coupon daliresp patient assistance how much does an abortion pill cost read abortion clinics in baltimore
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