La Habana.- EN DÍAS recientes el noruego Magnus Carlsen se impuso en el torneo Altaway Norway, primer certamen presencial de ajedrez tras el comienzo de la pandemia de la COVID-19. Lo más significativo de lo ocurrido allí no fue su liderazgo, sino lo acontecido durante la quinta jornada de la cita.

El casi imbatible campeón del mundo movía las piezas negras frente al polaco Jan-Krzysztof Duda y sucedió lo inesperado: salió derrotado. El revés llegó dos años, par de meses y 10 días después de haber inclinado su rey por última vez.

Carlsen estuvo 125 partidas sin conocer la derrota, sin dudas una cifra impresionante, sobre todo porque su quehacer sobre los tableros es intenso. Incluso, se incrementó durante los pasados meses, desde que la emergencia sanitaria obligó a “mudar” los torneos hacia el formato virtual.

Lo cierto es que la derrota del también líder del ranking mundial motivó la búsqueda en los archivos… Hizo que algunos especialistas recurrieran a sus datos y mostraran interesantes récords relacionados con esta y otras estadísticas del Juego Ciencia.

Por ejemplo, una de esas marcas –recordada ahora por el historiador cubano Romelio Milián– pertenece al único campeón mundial de la Isla, José Raúl Capablanca, quien estuvo ocho años sin conocer el revés.

El genial tercer monarca de la historia no cedió en partida alguna entre febrero de 1916 y marzo de 1924. En ese período enfrentó 63 duelos oficiales y mostró un rendimiento impresionante de 40 triunfos y 23 tablas, válido para un 81,7 por ciento de efectividad.

Claro, en esa época era mucha menor la actividad competitiva de élite, hecho a tener en cuenta para no hacer más injustas las comparaciones.

Otro que mantuvo su honor sin mella durante varios años fue el soviético Mijail Tahl, octavo campeón del orbe, quien se mantuvo invicto entre octubre de 1973 y el mismo mes del siguiente año. Pero lo más significativo fue que en ese período jugó 98 partidas, para un desempeño del 74 por ciento de efectividad, en nueve torneos de elevada categoría.

En cuanto a la cadena de victorias consecutivas, impresiona que el austríaco Wilheim Steinitz, primer monarca del mundo de forma oficial, hilvanara 25 sonrisas seguidas entre 1873 y 1882.

El también poseedor de la corona absoluta, el estadounidense Robert Fischer, eslabonó 19 éxitos a principios de la década de 1970, y su mayor logro fue que 13 de esos ocurrieron frente a jugadores que sobrepasaban los 2 mil 600 puntos Elo, cifra que les ubicaba en la vanguardia del ranking.

En el lado opuesto, ese en que nadie desea estar, se ubica el islandés Johann Hjartarsson, quien entre febrero y marzo de 1989 se encontraba en la élite del mundo y cedió en 10 duelos de manera continua.

El más famoso de los monarcas universales, el ruso Garry Kasparov, ostenta la mayor cantidad de primeros lugares ganados de manera consecutiva. De 1981 a 1990, el llamado Ogro de Bakú se agenció 15 reinados (algunos compartidos), y lo más impresionante es que casi todos esos certámenes entraban en la categoría de supertorneos, por la calidad de los jugadores reunidos.