Santiago de Cuba.- ERA DIFÍCIL conseguirlo, pero para la selección cubana sacar un empate en casa ante Bermudas marcaba la frontera entre el éxito y el fracaso en la eliminatoria de Concacaf a la Copa Mundial de la Fifa de Estados Unidos, México y Canadá 2026.
La derrota con marcador de 1-2 resultó un baño frío, un batacazo a la esperanza de avanzar por primera vez a una fase final de eliminatoria mundialista en los últimos 44 años.
El rival tenía la presión, sin embargo supo gestionarla, y solo seis minutos después del pitazo inicial se desprendió de la responsabilidad de arriesgar con un gol de Djair Parfitt-Williams ante un local somnoliento.
Apenas un round duró aquello de que el reloj era un aliado. Con el gol se pasó al otro bando, que tiró sin pudor de su mejor arma: renunciar a jugar y perder todo el tiempo posible.
Así acabó la primera mitad con un espectáculo poco vistoso, pero eficaz para el visitante, que planeó meticulosamente el golpe y la huida.
El escenario demandó un cambio de actitud para Cuba, que llegó con la entrada de William Pozo y Marcos Campos, un binomio que aseguró vértigo y pausa a partes iguales. Y poco después derivó en el primer gol con la absoluta de Jorge Aguirre, al 58'.
Todavía se sentía la euforia de la celebración, de saberse en lo alto de una montaña rusa, cuando llegó la bajada súbitamente.
Yunielys Castillo, director técnico del conjunto cubano, entendió prudente modificar el esquema y colocó una línea defensiva de cinco hombres, que pudo ser un cerrojo para amarrar el resultado que les ponía en la siguiente fase, pero no se consiguió.
Un error defensivo puso a Reggie Lambe frente al portero Yurdy Hodelín y este enterró un puñal a sangre fría en el minuto 74.
Cuando merecían más los de casa, capitalizaron los visitantes. Así terminó el fútbol sobre la cancha, y el camino de la Tricolor al Mundial.
«Me quedo con la actitud de mis compañeros y la disposición de ir a buscar el partido, pero así es el fútbol. Unas veces se gana y otras se pierde, y hoy nos tocó la derrota», explicó a JIT el defensor Carlos Vázquez.
«Se acabó aquí la competencia en la eliminatoria, pero habrá que reponerse de este duro golpe y seguir adelante con la cabeza en alto», culminó Cavafe.
Ineludiblemente tocará hacer autocrítica luego del performance. El resultado invita a la reflexión, a indagar sobre qué armas faltan, qué correcciones demanda el veredicto trágico de la eliminación, y reconstruir tras el desafortunado evento la confianza y la ganas de levantarse por Cuba.
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