La Habana.- ROBIEL Yankiel Sol cumplió hoy su primer sueño en el estadio Charléty, al conquistar la medalla de oro en el salto de longitud (categoría T46) durante el Campeonato Mundial de Paratletismo de París 2023, aderezado por el récord para la competencia.

El segundo sueño, asegura, lo cumplirá cuando visite la famosísima Torre Eiffel, símbolo de la capital francesa y sitio obligado para quienes llegan por primera vez.

«No puedo regresar a Cuba sin visitarla, tengo ese sueño», confesó en conversación con JIT desde la Ciudad Luz, poco después de recibir su primera medalla de oro en lides mundiales.

Robiel tiene apenas 20 años de edad y también se coronó en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Su nombre, además, acompaña el récord mundial de su categoría desde junio pasado, cuando marcó 7,71 metros en los V Juegos Parapanamericanos de Bogotá 2023.

Su estancia en París también la recordará por la plusmarca para estas justas, los 7,63 metros logrados en el cuarto intento de una competencia en que volvió a encontrar muy poca resistencia de sus rivales.

«Mi entrenador Luis Bueno y yo estamos muy contentos con este resultado. Esperaba romper el récord de la competencia, pero sabemos que pudo ser más. Ya llegarán otras oportunidades…», comentó en una videollamada a través de WhatsApp.

«También nos complace saber que tenemos la clasificación para los Juegos Paralímpicos de París 2024. Esa era la otra meta con que veníamos», agregó tras confirmarse ganador del primer cupo de los cubanos para el certamen del próximo año.

«Los ocho metros siguen siendo otra meta constante. Trabajamos cada día buscando mejorar detalles que nos permitan cumplir ese objetivo, pero sin desesperarnos», expuso con una sonrisa que refleja la felicidad que experimenta después de este logro.

El capitalino, que durante su nacimiento sufrió una parálisis braquial en el brazo izquierdo, califica como un saltador más consistente que aquel coronado en Tokio 2020.

«El cambio desde entonces es grande. He ganado en confianza y en la técnica de las ejecuciones. Estoy mucho más enfocado en lo que quiero y trabajo más fuerte cada día para conseguirlo», comentó sobre el trabajo desplegado tras su éxito en la capital nipona.

«Creo que eso se demuestra con la estabilidad de las marcas. Cuando gané en Tokio 2020 resultó un poco inesperado. Ahora es diferente, soy el hombre al que siguen, al que todos quieren vencer», dice sin que suene a prepotencia.

A Robiel le queda “un mundo” por delante en el salto de longitud. Pocos dudan de que seguirá cumpliendo sus metas, incluso la de superar los ocho metros. Eso será después de que conozca la Torre Eiffel, donde en breve redondeará su sueño tras ser campeón mundial.