Eugene.- ANTES de viajar a esta ciudad se sabía que igualar los habituales desempeños sería un propósito difícil para la delegación cubana durante el Campeonato Mundial de Atletismo de Oregón 2022, la segunda más pequeña en la historia de estas lides.

En medio de no pocos avatares llegaron hasta aquí 14 atletas, grupo solo superior al de 11 que asistió a la edición inaugural de Helsinki 1983.

Destacaban figuras de reconocido nivel como la discóbola Yaimé Pérez, el saltador de longitud Maykel Massó y el triplista Lázaro Martínez, cuyos historiales abrían la posibilidad de llegar al podio, pero no garantizaban a priori un sobresaliente desempeño.

De otros como la mediofondista Rose Mary Almanza, el saltador de altura Luis Enrique Zayas, la triplista Liadagmis Povea y la velocista Roxana Gómez se esperaban resultados alentadores, tomando en cuenta destellos de estabilidad y algunas progresiones interesantes.

Para el resto, entre los que pudiera mencionarse a la vallista Greisy Robles, el velocista Shainer Reginfo, los discóbolos Silinda Morales y Mario Díaz, y el triplista Andy Hechavarría, asistir a la justa mundial parecía un premio acorde a sus posibilidades y una oportunidad de crecimiento que debían aprovechar.

En términos generales, la actuación de la delegación quedó por debajo de las expectativas y sus posibilidades, y la causa seguramente estará en la suma de varias cuestiones que merecen análisis urgentes y adecuados.

La mirada a lo hecho debe partir de valoraciones puntuales sin desconocer que todos hicieron grandes esfuerzos para lograr el mejor resultado posible.

Por su condición de vigente campeón mundial bajo techo, alcanzada hace pocos meses en Belgrado, por haber llegado a esta cita con uno de los buenos registros de la temporada al aire libre (17,30 metros), y por ser uno de los cinco saltadores que venció aquí la marca de clasificación exigida (17,06), el desempeño de Lázaro Martínez califica como la nota más baja del grupo.

Sin embargo, a deber quedaron también actuaciones como las de Rose Mary y Liadagmis, quienes tenían condiciones suficientes para llegar más lejos en la competencia.

Por trayectoria, cada aparición de Yaimé en el círculo de lanzamiento dispara las expectativas, y a su favor habla la marca de 65,32 metros que le puso en la final, algo que no había logrado en la actual temporada. Sin embargo, habría gustado una mejor demostración en la final, a sabiendas de que lo alcanzado proviene de una inestable preparación y escasas oportunidades de medirse con las mejores antes de llegar a la competencia grande.

Ese también es el caso de Massó, a quien la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 le ubicaba entre los señalados para destacar, pero no lo hecho durante la presente campaña. De clasificar con mínimos se creció hasta llegar por vez primera este año a los 8,15 metros, un centímetro menos que el logrado por el ocupante del tercer escaño.

Sin duda, el resultado de Cuba en Oregón 2022 reflejó cómo se llegó a la lid. De todos los inscritos, solo Martínez y la triplista Leyanis Pérez arribaron con puestos entre los primeros cinco del ranking de la temporada en sus respectivas especialidades. El resto exhibía lugares mucho más distantes, accedieron al certamen sin cumplir la marca mínima o beneficiados por invitaciones de última hora.

La preparación estuvo marcada por momentos de instabilidad. La comisionada nacional de atletismo, Yipsi Moreno, y el jefe técnico, Daniel Osorio, reconocieron –desde antes de llegar a esta cita– varios de los problemas enfrentados.

No se cumplió con la cantidad necesaria de competencias internacionales, que hubieran propiciado un mejor nivel. Resultó casi nula la participación en mítines de la Liga del Diamante 2022 y otras reuniones de alto rango.

Lo más destacable fue la actuación de la jovencita Leyanis, para cuya carrera la presencia en Eugene debe marcar un punto de inflexión. La saltadora pinareña se graduó entre las grandes de su especialidad y no solo por clasificarse a la final. Una vez allí fijó un impresionante salto de 14,70 metros como su actual tope, que no debe durar mucho tiempo en su expediente.

Sin cometer fallos se mantuvo entre las medallistas hasta las rondas finales, y por muy poco -dos centímetros- quedó fuera del reparto pero dentro de las ilusiones de especialistas y aficionados.

El saltador de altura Luis Enrique Zayas, cuarto finalista de la delegación, obtuvo resultados inéditos para él este año, que confirman sus opciones de mantenerse en la élite. También lo hizo Roxana Gómez en los 400 metros planos, aunque muchos esperaban que como sucedió en Tokio 2020 bajara de los 51 segundos y se colara entre las candidatas a medallas.

El balance ahora resulta inusual y los datos no mienten. El lugar 29 en el escalafón por naciones con apenas 15 unidades no es la aspiración ni para lo que se trabaja. Mucho menos se corresponde con las potencialidades de un país con historia y tradición en este deporte.