Taichung.- NI FREDDY Asiel Álvarez se apuntó el crédito personal ni Alfredo Despaigne pegó el batazo decisivo, pero ambos ejercieron protagonismo hoy en el partido donde Cuba derrotó 8-7 a Puerto Rico para afianzar sus aspiraciones en el Premier 12 de Béisbol. 

Freddy fue el lanzador abridor. Caminó seis entradas y dos tercios con la sapiencia necesaria para pasar sobre los momentos más exigentes. Apenas soportó dos carreras, una de ellas por jonrón de Aldo Martínez, y el equipo ganaba 6-2 cuando abandonó el box. 

«Puerto Rico cuenta con peloteros de mucho oficio, que saben hacer bien las cosas en el terreno, y eso obliga a estar bien concentrado, así que salí a hacer mi trabajo, pensando en cinco o seis entradas», dijo el derecho, autor de ocho alegrones y tres fracasos con la camisa de la selección nacional.

«Utilicé bastante los rompimientos por la presencia de varios zurdos en su alineación, y gracias a Dios las cosas me salieron bien, algo importante por lo que necesitaba nuestro equipo, porque es un paso más en el objetivo con que vinimos», explicó quien ahora suma 105 episodios y dos tercios con la chamarreta cubana. 

El designado Despaigne tuvo un primer momento de gloria cuando jonroneó en el quinto episodio. Y fue el elegido por el mentor Víctor Mesa para pararse en home en el cierre del décimo con el choque igualado a siete. 

Imperaba entonces la Regla IBAF, por lo que encontró a hombres en primera y segunda, e intentó desaparecer la esférica... 

«Fue un turno de gran responsabilidad para el cual el director me indicó prepararme con anterioridad, y salí por una conexión grande, siempre evitando el doble play y consciente de que ya no estaban ni Yulieski, ni Alarcón, ni Malleta», narró. 

«Por eso me propuse dar fly, pensando siempre en el jonrón, y aunque este no salió pude llevar al corredor a tercera base», añadió sobre el avance de Yordan Manduley, anotador de la carrera de la victoria cuando Yasiel Santoya pegó rolata y llegó a primera sin que la defensa pudiera concretar la doble matanza. 

¿Y el vuelacercas?, preguntó entonces JIT. 

«Me dejó muy contento, porque el equipo necesitaba de mi aporte, y estoy especialmente feliz porque así fui parte de la victoria», respondió el recio toletero que juega en la liga profesional japonesa y genera el constante seguimiento de aficionados empeñados en un autógrafo o la posibilidad de fotografiarse con él.