Foto: JIT Colaborador

Santiago de Cuba.- APAGADAS las luces de la Orleans Arena de la ciudad norteamericana de Las Vegas, sede del Campeonato Mundial de lucha 2015, el archipiélago cubano abrazó con agrado la actuación del santiaguero Ismael Borrero (59 kg).

En una demostración descollante el muchacho derrotó uno tras otro a sus rivales, y se convirtió en titular luego de aventajar 8-0 al exigente azerí Rovshan Bayramov, laureado en los escenarios de mayor rango.

El MsC. Julio Rodríguez, actual metodólogo de la Comisión Provincial de lucha en Santiago de Cuba, ostenta con orgullo la condición de primer entrenador del único monarca de la mayor de las Antillas en esa cita universal.

¿Cómo fueron los inicios de Borrero? ¿Usted como entrenador veía en él a un atleta prometedor?

Realmente no comenzó como luchador, sino en la sala polivalente como alumno de levantamiento de pesas, pero su hermano sí estaba con nosotros y era muy visitado por Ismael en el gimnasio.

Entonces le aprecié cualidades de grequista porque tenía ademanes de luchador, como ciertos elementos acrobáticos, giros, etcétera. De esta forma me interesé en él, hablé con su madre y con su entrenador de pesas, le hicimos el cambio para la lucha grecorromana y comenzó con nueve años.

¿Hasta cuándo le tuvo a sus órdenes?

Estuve con él aproximadamente hasta el año 2002, en las categorías inferiores hasta los 11 años, y a partir de los 12 fue promovido para la EIDE Capitán Orestes Acosta, de esta provincia, e impulsado por otros grandes entrenadores nuestros como Humberto Suárez Rubio y el profesor Lorenzo de Armas, que ya venía trabajando con jóvenes promesas.

¿Qué siente al verle coronado campeón mundial?

La alegría no me cabe en el pecho. Recuerdo que cuando estaba en la categoría 11-12 años fue una visita de la EIDE para hacer una captación de talentos y le dije al entrenador Joaquín Ortiz: “Apunta el nombre de este muchacho en tu agenda que ese va a ser campeón de Cuba”, y ya ves cómo acaba de tocar la gloria.

Sin embargo parece contradictorio que en los Juegos Panamericanos haya concluido sin preseas. ¿Qué cree que atentó contra la obtención de óptimos resultados?

El entrenamiento deportivo tiene fases, quizás en Toronto no estaba en sus óptimas condiciones, porque eso responde a un macrociclo que viene atravesando, y tener que cumplir una serie de parámetros que se vencen poco a poco, y en este momento ya se encontraba en el clímax de su forma deportiva. Yo siempre le tuve fe, no dio el “alegrón” en Canadá, aunque lo daba como campeón, pero sí en Las Vegas.

¿Lo cree preparado para convertirse en campeón olímpico?

Tiene 23 años y mucho que aprender, pero pienso que lo posee todo para cumplir con su provincia y con su patria. Lo convido a que continúe con la misma disciplina, entrega, carácter y pasión por su deporte, que los resultados vendrán con el tiempo, y su familia y este pueblo santiaguero esperan lo máximo de él.