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ABRIL, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
Primer inning del beisbol revolucionario

Guerra Matos tiene la tarea titánica de poner en orden y echar a andar el entramado organizativo, participativo y competitivo del deporte nacional...


Por Carlos E. Reig Romero
miércoles, 12 de enero de 2022 09:09 AM



Foto: Archivo

EL 13 de enero de 1959 el capitán del Ejército Rebelde Felipe Guerra Matos es elegido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para conducir la Dirección General de Deportes (DGD).

Guerra Matos tiene la tarea titánica de poner en orden y echar a andar el entramado organizativo, participativo y competitivo del deporte nacional, y simultáneamente hacer realidad las ideas e intenciones de la Revolución en esta esfera.

Eso exige llevar el deporte a todos los rincones del país, facilitar al pueblo el desarrollo de sus condiciones físicas, la sana práctica y competición deportiva, y el disfrute del espectáculo que ofrecen las lides de los diferentes deportes.

Los derroteros inmediatos son: construcción de instalaciones y terrenos; distribución de implementos deportivos; organización y ejecución de competencias en todas las provincias; imprescindible la ayuda voluntaria de la comunidad a través de los patronatos, antecedentes del Consejo Voluntario Deportivo (CVD) instaurado a partir de 1961 por el Inder; apoyo a los deportistas carentes de recursos y la correspondiente atención médica; preparación de técnicos y entrenadores.

Para la DGD este quehacer fundacional se torna complejo y no falto de dificultades objetivas e incomprensiones de personas dedicadas a esta actividad y de instituciones y sociedades deportivas establecidas (…), pertenecientes en su mayoría a las diferentes capas de la burguesía nacional, controladoras de casi todo el calendario competitivo y las instalaciones.

La DGD no puede, en los primeros momentos, sustituir abruptamente las estructuras deportivas existentes por las nuevas acorde al proyecto revolucionario (…) Paralela y pacientemente desbroza el camino que posibilitará hacer realidad las ideas revolucionarias en el campo del deporte.

De enero a octubre de 1959, la DGD construye 19 campos deportivos con el apoyo de los patronatos; distribuye implementos por todo el país; logra que el 3 % de la población practique deportes, de menos de 1 % en 1958; organiza y realiza, con el apoyo de ligas y sociedades, decenas de competencias.

El mundo beisbolero no sufre cambios sustanciales en 1959. Los acostumbrados espacios los ocupan, principalmente, los torneos tradicionales organizados por diferentes ligas y sociedades.

La pelota profesional cuenta con un calendario amplio, desde abril hasta febrero. Hay en las diferentes novenas peloteros del área, norteamericanos y nativos. Tiene una amplia cobertura, al disponer de transmisiones de dos estaciones televisivas, varias radiales y toda la prensa plana.

La temporada veraniega (abril-octubre) corresponde a la Liga Internacional de Triple A, integrada por equipos de Estados Unidos, Canadá y la franquicia Cuban Sugar Kings.

El 14 de abril de 1959, Fidel inaugura este certamen al lanzar la primera bola que recibe Camilo Cienfuegos. Los Cuban Sugar Kings, por primera vez, se titulan campeones de la llamada Pequeña Serie Mundial, también inaugurada por Fidel el primero de octubre de 1959, éxito que enaltece el sentimiento nacional.

La temporada invernal de 1959-1960 de la Liga Cubana, con la tradicional porfía entre Almendares y Habana, es ganada por el equipo Cienfuegos que alcanzaría para Cuba, del 10 al 15 de febrero de 1960, el título de la XII Serie del Caribe.

A petición de la DGD se efectúan por primera vez partidos fuera de la capital, lo que permite a la población ver en vivo a peloteros de su simpatía.

Se mantiene la tendencia de las cuatro temporadas anteriores hacia la disminución de los asistentes a los juegos, por lo que económicamente es un desastre.

La Unión Atlética Amateur de Cuba (UAAC) realiza su Liga Nacional de Beisbol Amateur (abril-octubre) con más de 15 equipos en la antigua provincia habanera. En el período invernal y en distintas regiones de la parte occidental se efectúan los torneos de la Liga de Pedro Betancourt y la Liga Intermunicipal de Beisbol Amateur Libre de Quivicán. Otras ligas que integran el tejido del beisbol amateur son la Liga de Jovellanos, la Liga Azucarera y la Liga Azucarera de Las Villas; la Unión Atlética Amateur de Oriente y la Liga Popular.

Aunque la DGD no se inserta en el calendario competitivo beisbolero de 1959, al no contar con el tiempo y los recursos necesarios, ha acumulado experiencias y preparado condiciones para convocar públicamente, el 18 de enero de 1960, al Campeonato Nacional de Beisbol Amateur.

Este campeonato tiene la importancia histórica de ser el pionero del beisbol revolucionario (…) Torneo inusual que materializa el anhelo popular de convocar, sin exclusión alguna, a peloteros de todo el país, y la posibilidad de defender a su provincia en una final nacional.

La DGD no persigue afectar los intereses de las ligas existentes, ni ser su adversario. Pretende realizar lo que esas y las anteriores directivas gubernamentales del deporte no han hecho por falta de interés, iniciativa o recursos.

La acogida por los diferentes estratos del pueblo se demuestra en la inscripción de 240 equipos integrados por 5 mil 85 peloteros. Solo en la provincia de La Habana se inscriben 70 novenas, lo que obliga a crear cuatro zonas.

La prensa de aquellos días reporta poco las incidencias de este campeonato y no se localizan las estadísticas (…), pero al leerse los nombres de algunos equipos inscritos se nota su composición de campesinos, obreros, trabajadores y estudiantes.

Hay clubes o sociedades que participan en las contiendas de la UAAC o en la Liga de Quivicán, sin embargo, asisten con el mismo team u organizan otro para participar. Peloteros que han jugado anteriormente en las ligas establecidas deciden inscribirse en esta popular convocatoria.

Para realizar el campeonato en las provincias la DGD se apoya en los patronatos y los comisionados municipales. El 27 de marzo de 1960, en el Stadium Universitario, queda inaugurado.

Hasta septiembre se realiza la etapa eliminatoria para sacar al campeón de cada provincia. Coincide con la temporada de la Liga Nacional de Beisbol Amateur, con una historia de casi medio siglo y un público seguidor, aunque limitada a la provincia de La Habana, territorio en que la contienda de la DGD se juega en 15 terrenos con una fanaticada entusiasta.

El 10 de octubre comienza la final entre los seis campeones provinciales, simultáneamente en tres terrenos de diferentes territorios del país, lo que permite una mayor cantidad de público. Al referirse a esta final un periodista de La Calle expresa: «La serie nacional de beisbol amateur se inaugurará el domingo simultáneamente en tres terrenos… Toda la preparación ha sido completada y debe esperarse que se desenvuelva con gran éxito, aun en el orden económico. Esta es la primera vez que una serie nacional de beisbol se lleva a efecto…».

El 18 de octubre se enfrentan el equipo de la Universidad de La Habana, dirigido por Ramón Carneado, y los Mulos de Nicaro, para discutir el título y la obtención del trofeo Sierra Maestra. (…) La victoria es para los Mulos, campeón de Oriente.

El saldo positivo de esa primera experiencia es el catalizador para que la DGD convoque por la prensa, a principios de 1961, al segundo campeonato. Juan Ealo se mantiene como organizador. Pero poco puede hacer la DGD para echarlo a andar, al quedar disuelta por el Decreto 936 del Consejo de Ministros del 23 de febrero de 1961, que crea el Inder.

El Inder aprovecha la simiente del concluido campeonato para preparar el segundo, conocido como I Serie Nacional del Inder. Se prorroga su plazo de inscripción hasta mayo de 1961. Ealo, como comisionado de beisbol del Inder, imprime nuevas ideas, entre las que están dividir el torneo en las regiones occidente y oriente, desde el nivel municipal al provincial.

Se sacará el campeón y una selección de los equipos perdedores, lo que permitirá al pelotero de calidad llegar a las series regional y nacional. A las finales regionales asistirán las seis provincias y sus correspondientes selecciones, de las que clasificarán para la nacional cuatro equipos: los campeones y las selecciones en representación de Occidente y Oriente.

Las zonas en que se han dividido las provincias en la anterior lid se utilizan para la nueva. Algo similar ocurre con equipos y peloteros. Algunos de estos jugadores llegarán a destacarse en la temporada de 1961-1962.

*Fragmento tomado del artículo publicado originalmente en el libro Con las bases llenas… (2008)

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