Lima.- El TIRO deportivo cubano recibió más de una evaluación negativa durante su preparación hacia los XVIII Juegos Panamericanos.
La carencia de municiones y armas, y la imposibilidad de competir todo lo necesario antes de llegar acá, auguraban un resultado discreto en el polígono de la Base Aérea Las Palmas. Quizás en el mismo entorno de lo hecho hace cuatro años en Toronto (2-1-2).
Sin embargo, la realidad fue muy distinta, al punto de conseguirse el tercer mejor botín dorado (4-2-1) de nuestra historia, solo inferior a las ocho coronas de La Habana 1991 y las seis de Mar del Plata 1995.
Al término del certamen, JIT dialogó con Julio Fidel Hernández Díaz, comisionado nacional de la disciplina…
¿Qué balance van sacando de esta experiencia?
Nuestra apreciación, todavía preliminar porque haremos un análisis más detallado con los entrenadores, es que casi todos los atletas tiraron bien. El indicador principal es que se acercaron o rompieron sus récords personales tanto en etapas clasificatorias como en las finales.
Laina el punto más alto…
Tuvo una actuación extraordinaria en la pistola aire, fuera de lo esperado. Pero sus colegas Jorge Grau y Jorge Félix Álvarez brillaron también, mientras que Eglys trabajó increíblemente en el rifle tres posiciones. Recuerda que perdió por apenas décimas la medalla de oro. Lástima que en el 10 metros aire se le atravesó ese perle defectuoso.
¿Cómo evalúa la calidad general de la justa?
Aquí vino un equipo estadounidense muy preparado, el mejor que recordemos en unos juegos panamericanos, debido al nivel competitivo y las posiciones en el ranking mundial. Querían arrasar con todos los títulos, pero nosotros les arrancamos cuatro.
México llegó con un buen plantel, aunque no concretó lo que pretendía. Lo demás fueron individualidades de Ecuador, Chile y Guatemala.
Cuatro clasificaciones olímpicas para Tokio 2020 también dejan un agradable sabor…
Sin dudas, arribamos solo con la de Pupo, obtenida en la pasada Copa de las Américas, y acá la lograron Laina, Grau, Eglys y Jorge Félix. Lo consideramos estupendo.
¿Quedan algunas otras oportunidades de sumar pasajes a la capital nipona?
El proceso culmina en las copas del mundo, un escenario mucho más difícil para nosotros. Estamos confirmados para la de Río de Janeiro, como parte de la preparación de Jorge Félix y Leuris Pupo. Los trámites para asistir a una lid de tiro son muy complejos, por el traslado de las armas. Todo se hace con meses de antelación.
¿Entonces hay modalidades que van cerrando el presente ciclo olímpico?
Yo diría que hay atletas que ya comienzan el nuevo ciclo rumbo a los Juegos Centrocaribes de Panamá 2022. Vamos a trabajar con talentos nuevos y también con los consagrados porque tienen nivel y no podemos darnos el lujo de desaprovecharlos.
¿Algún veterano ha anunciado que termina aquí o tras los Juegos de Tokio 2020?
Los veteranos me han manifestado su deseo de continuar, su confianza de cara al próximo ciclo. Eso es algo que destaco de este equipo: su unidad, la camaradería, pues un problema de uno es de todos. Se apoyan mutuamente y eso conduce a resultados como este.
Ningún campeón de Lima 2019 en este deporte llevaba el calificativo de novato. Cuba, por ejemplo, celebró con atletas de tres y hasta cuatro juegos panamericanos…
A este nivel todo el mundo viene con sus principales cartas, casi no hay inexpertos y los longevos están en todas las delegaciones.
Aquí, a medida que pasan los años, se logra mayor preparación sicológica y equilibrio emocional. En el tiro ocurre al revés de la mayoría de los deportes: entrenamos para estar quieto por varias horas, algo mucho más difícil que la acción. Eso conlleva un gran sacrificio.
Hicieron una preparación compleja: limitada de recursos en La Habana y con bases de entrenamiento intermitentes en el exterior. Funcionó al parecer esa estrategia…
El hombre vale mucho. Uno de nuestros principios es hablarle claro a atletas y entrenadores, para entonces hacer un entrenamiento consciente y dedicado.
Las condiciones de que disponemos no son propias para este resultado, y eso escapa de la voluntad del Inder y del país.
En primer lugar se deben a los impactos del Bloqueo Económico, Comercial y Financiero de Estados Unidos. Nosotros no podemos comprar directamente, y casi tampoco a través de terceros, las municiones y armas requeridas.
Habló de un proceso muy engorroso. Tenemos el financiamiento, fíjese que logramos adquirir todo lo del aire y ahí está el resultado, pero lo de fuego es imposible.
¿Continúan las labores de rehabilitación del Campo de Tiro Enrique Borbonet?
Sí, poco a poco. Una vez terminen el edificio socioadministrativo se prevén las acciones en las canchas de tiro. Resulta importante esa obra.
Mientras, estamos buscando alternativas para poder adquirir los sistemas electrónicos, una tecnología muy costosa que ha hecho de este deporte un verdadero espectáculo.
¿Qué papel juega eso hoy en este deporte?
El atleta tiene que prepararse utilizando esa tecnología. No es lo mismo tirar y mirar por un telescopio que levantar la vista y apreciar al instante, en una pantalla, su resultado y los de todos los rivales. Eso es clave para entrenar y adquirir confianza en sí mismos.
Por eso hemos dado aquí las gracias a la Federación de Tiro de El Salvador. La ayuda prestada en nuestra preparación resulta invaluable. Reconocimos por nuestras medallas a sus federativos.
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