PARA el expolista Antonio Máximo Cruz Ruiz, el agua sigue siendo su hábitat ideal, no importa si en el mar, los ríos o las piscinas. El agua, una pelota y un adversario le hacen soñar.
Todo comenzó en la década de los años 70 del siglo pasado para el hoy jubilado “Ñico”, como todos le llaman.
Sucedió en el llamado Parque Martí, en un área especial dirigida por Manuel Pampillo, gloria del deporte y pionero del polo acuático en la Isla.
«Después pasé para la Escuela Provincial de Natación Ciro Frías y más tarde para el centro Marcelo Salado, en el municipio Playa, donde nací hace 66 años», nos dijo este corpulento hombre sentado en la sala de su casa.
La desaparecida Espa (Escuela de Perfeccionamiento Atlético) ubicada en Cubanacán le dio cobijo como parte del equipo juvenil de la Isla.
«Ahí coincidí con los mejores polistas cubanos, a mi juicio. Nelson Domínguez, Lázaro Costa y otros que harían muy larga la lista», sostuvo quien nunca tomó clases de natación, aprendió de modo empírico en la playa y pasó directamente al polo acuático.
Su estatura de más de 1.80 metros, la velocidad en el braceo y la resistencia propiciaron su captación. En pocos años llegó al equipo nacional juvenil, como parte del cual ganó dos medallas de oro en los juegos de la amistad celebrados en Cuba, entre otras.
Después, ya siendo miembro del equipo grande, vinieron equipos de Hungría, que había sido campeón mundial, de la Unión Soviética y otros de fuerza. El Cuba A ganó un torneo celebrado aquí en duelo con los húngaros, lo que dice mucho de aquellos jugadores. El director era Juan Almeneiro. También estuvo el equipo Cuba B, que dirigió "Lobo" Capote», rememoró quien nunca representó a la Isla en el exterior, aunque participó como invitado en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
«Lo máximo para cualquier deportista. Aunque no jugué, me dejó una inolvidable experiencia. Esa fue mi otra gran medalla de oro», señaló el también fundador de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Mártires de Barbados.
«Eso ocurrió cuando me retiré del deporte activo. Pasé a ser compañero de mis entrenadores Pampillo, Juanin Martínez, Armando Jiménez… Fue una gran escuela para mí, pues me enseñaron lo que era el entrenamiento deportivo hasta que fui jefe de cátedra de la Escuela», abundó.
Como entrenador de la Eide se hizo de varias preseas en torneos CCCAN y ganó certámenes nacionales. «Concluido ese período pasé a entrenador de la selección nacional. Se había retirado Almeneiro, para mí el más grande entrenador que ha existido en Cuba. Iba a su casa a ampliar la experiencia porque era una eminencia. Muchos profesores lo visitan todavía con el mismo fin: aprender», reconoció.
«Cuando resultamos el deporte del año en Cuba, en 1981, Fidel lo calificó como uno de los mejores entrenadores junto a Alcides Sagarra y Eugenio George», significó.
“Ñico” se había retirado del deporte cuando fue llamado a desempeñarse como comisionado de polo acuático en La Habana. «Regresé para ganar el campeonato nacional y de ahí me incluyeron en la reserva del comisionado nacional, puesto que ocuparía más tarde por seis años, hasta 2022», expuso.
Para el experimentado técnico y ejecutivo, el polo acuático sufrió acá un proceso de envejecimiento. No hay talento sin el empuje de quienes le dieron mucha gloria al país.
Entre esos citó a quienes considera integrantes del equipo de estrellas de todos los tiempos… «Oscar Periche en la portería, Bárbaro Díaz (2/ poste), Eugenio Almeneiro (3), Jorge Rizo (4), David Rodríguez (5), Pablo Roger Cuesta (6), Iván Pérez (7), Carlos Sánchez (8), Orlando Cowley (9), Juan Domínguez (10), Jesús Beruvilles (11), varios 12 como Nicolás Peña y Omar Nodarse, y Ariel Domínguez (13)».
«Está por ahí. Se me han quedado varios, seguramente, alumnos muy talentosos de ese gran director que fue Almeneiro, quien junto a Osvaldo García y Guillermo Cañete hicieron época», agregó.
«Hoy confiamos en los jugadores contratados, pero no han aportado lo que se espera. Están en buenas ligas y rinden, pero en los juegos centrocaribeños y panamericanos de este año no se logró lo que necesitamos», apuntó.
«Ellos se reunieron y se entrenaron por buen tiempo con los restantes miembros del equipo Cuba, pero lo que aprecié en la televisión no me agradó. Muy pocos lucieron a su altura», consideró.
«Nuestros polistas siempre han sido ganadores. Obtener el séptimo lugar panamericano no es para nosotros», expresó.
«Jugué en la posición de poste, que en Cuba ha tenido a grandes como Jesús Pérez, Roberto Ruíz y Carlos Benítez, que actuaron en mi época. Después vinieron Iván Pérez y Bárbaro Díaz, de los mejores del mundo», enumeró.
«Estuve en las gradas cuando Cuba le ganó, por única vez, a Estados Unidos. Sucedió en la piscina de la Ciudad Deportiva en los XI Juegos Panamericanos de La Habana 1991. Fue el día que más feliz vi a Fidel. Los polistas le dedicamos ese título. Y digo se lo dedicamos porque desde mi asiento “anoté” goles. Era su cumpleaños. ¡Qué mejor regalo para él y para nosotros que vencer a uno de los mejores elencos del planeta!», concluyó sonriente su diálogo con JIT.
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