Roma.- LA CIUDAD de Génova ofreció su estadio, Luigi Ferraris, como sede de la final de la Copa Libertadores de América entre Boca Juniors y River Plate tras su postergación a causa de hechos violentos.
El partido de vuelta estaba previsto para este sábado en la cancha Monumental, sede de River, pero fue imposible efectuarlo a causa de disturbios por parte de la fanaticada en los que resultaron lesionados varios jugadores de Boca Juniors.
Stefano Anzalone, asesor para el deporte en la norteña ciudad, manifestó a través de una carta el interés de acoger el trascendental partido debido a los lazos históricos que unen a Italia con ambos clubes argentinos.
Anzalone recordó en la misiva que tanto River como Boca fueron creados por italianos que «emigraron a Argentina a principios del siglo XX», además el directivo afirmó que «ofrecemos nuestra ciudad como casa materna para efectuar con tranquilidad tan importante encuentro».
En el choque de ida ambas escuadras empataron a dos goles y este sábado el de vuelta fue aplazado a causa de agresiones por parte de los fanáticos al equipo de Boca, en las cuales lesionaron entre otros al capitán Pablo Pérez, quien presenta un edema y leve disminución visual a causa de un golpe.
Mañana martes la dirección de ambas franquicias así como el titular del fútbol en Sudamérica definirán dónde y cuándo se llevará a cabo el enfrentamiento.
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