La Habana.- A YUSNEL le distingue llevar la gorra con la visera hacia atrás cuando de jugar al tenis de mesa se trata… Lia solo quiere ganar para ser la mejor y Alexandro anda descubriendo la ventaja de brillar con su zurda en un mundo “diseñado” fundamentalmente para los derechos.
Todos tienen una historia diferente, pero con un denominador común: la pasión que han descubierto por el tenis de mesa, el deporte de los súper reflejos como le gusta llamarlo al entrenador Carlos López Aguiar.
Más de 30 niños de entre cuatro y 11 años de edad se reúnen cada tarde en el Combinado Deportivo Quintín Bandera, situado en el municipio capitalino de Guanabacoa y reconocido como referente para este deporte en la ciudad.
«Empecé aquí en recreación, pero vi a muchos niños con condiciones para el tenis de mesa y pedí que me facilitaran trabajar con ellos», recuerda convocado por JIT un Carlos enamorado de la labor que comenzó hace más de tres décadas.
«Estuve lejos un tiempo, pero no podía... Nada me gusta más que enseñar tenis de mesa y regresé definitivamente hace dos años», relata orgulloso de los resultados obtenidos con los infantes y de la atención prioritaria que reciben de quienes dirigen el centro.
«Cuando vieron que el área que me habían dado era muy pequeña para la cantidad de niños que tenía, no hubo reparos para asignarnos un local más amplio. En este podemos tener cuatro mesas sin problemas», explica mientras recorre las salas donde el repique de las pelotas suena a magia.
Para las captaciones se nutre de la escuela primaria Osvaldo Hernández Chávez, pero reconoce como indispensable la colaboración que recibe para esta tarea de los activistas Iván, Francisco y Alberto. Además, agradece las muchas donaciones de implementos o vestuario que han recibido para mantener el empeño de formar a futuros campeones.
«Puedo asegurar que en esta zona hay tradición de niños con aptitudes para el tenis de mesa. Tenemos ganadores en todas las categorías y no solo de ahora, también existían hace más de 20 años, cuando trabajé por primera vez en este Combinado», destaca Carlos, doblemente satisfecho de que sus actuales activistas hayan sido sus alumnos hace un tiempo atrás.
La formación que reciben actualmente los niños va más allá de aprender un buen remate o un golpe de revés. El entrenador también les habla de la historia del tenis de mesa y les motiva con videos de los más grandes jugadores cubanos y del planeta.
«Varios de mis alumnos fueron recogepelotas en el torneo panamericano de octubre pasado y eso les dejó una huella tal que a veces hacen jugadas y me dicen: profe se acuerda de esto que lo hicieron allá…», narra acerca de las más recientes experiencias.
Entre un momento y otro del diálogo, Carlos no logra estar quieto. Se acerca a corregir un saque o convoca a los rivales para el próximo partido de la tarde. Así transcurre generalmente cada jornada para este hombre, un experto en el trabajo con los pequeños.
«Lo más difícil de entrenar a un niño es lograr que no se aburra. Hay que buscar la forma de que se enamore del deporte y no se quiera ir nunca más», confiesa luego de tantos años dedicados a esta labor.
Interrogado acerca de la primera característica en la que insiste para captar a los alumnos, no duda en responder. «Tiene que ser un niño inteligente y ágil. En el tenis de mesa hay que dar respuestas muy rápidas a las acciones y aprender eso es fundamental».
Lamentablemente, todavía no ha logrado motivar a más niñas, por lo que predominan los varones que se interesan por este deporte. De los más de 30 practicantes regulares del área, apenas 10 son niñas, realidad que Carlos intenta cambiar por diferentes vías.
«Me gusta trabajar con las niñas, ellas avanzan más rápido, se logran resultados en menos tiempo... Vaya, son más despiertas para aprender», reconoce basado en su experiencia.
Se trata de una entre las tantas metas a las que se propone llegar el “profe” Carlos desde un espacio en que se respira tenis de mesa, su pasión. Ese sentimiento lo transmite a diario a aquellos que serán los campeones del futuro, o quizás no, porque para él lo verdaderamente importante radica en que sus alumnos asuman la vida guiados por los buenos ejemplos y la disciplina.
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