La Habana.- PROBABLEMENTE el clásico del fútbol español, jugado por primera vez en el Estadio Olímpico de Montjuic, pesará en la definición de La Liga, pero no hay duda de que fue espejo de lo visto hasta la fecha por lo repetido del guión.

El 1-2 favorable a los blancos les deja en lo alto de la tabla, en que los catalanes esperan dos derrotas consecutivas del Atlético de Madrid para conservar el tercer puesto.

El Merengue volvió a ser este sábado un equipo de combustión lenta; el Barça, uno que quema demasiado gas antes de llegar a la meta.

Xavi sorprendió en lo táctico con una línea de cinco para defender, aunque nadie se extrañó del marcaje a cuatro piernas a Vinicius entre Araujo y Cancelo.

Para mal, el visitante se disparó en el pie apenas salió al césped fantástico de un recinto mítico y se adentró en una noche que prometía oscuridad para ellos, tras el gol de Gundogan al minuto cinco, luego de varios errores inocentes de la saga madridista.

La madeja de piernas en cancha propia de los blaugranas no dejaba resquicios a la claridad y con ello se opacó Rodrygo. Mientras, Vinicius no encontraba como vulnerar por más que lo intentaba y menos pudo cuánto más se enroló en protestas al principal Gil Manzano.

Sobrevivió el Madrid, incluso a los palos y con alguna atajada hipertensiva de Kepa, y a falta de claridad apareció el que más brilla desde su llegada a la Casa Blanca, Jude Bellinghan, que encendió la luz con la espectacularidad que Antonio Rebollo el pebetero de los Juegos Olímpicos en 1992, ese que miró como espectador incólume detrás del graderío la magia del joven de 20 años.

Un misil tierra aire que infructuosamente trató de interceptar Ter Stegen a mano cambiada y que emuló la parábola de 86 metros de la flecha lanzada por Rebollo 21 años antes, en ese mismo lugar y que igualmente levantó a millones de sus asientos.

Otra vez, aquel que para algunos no era más que un souvenir inglés, demostró ser la joya más preciada de la corona británica y salió al rescate de los de Ancelotti.

Con el empate llegó el vértigo y de ahí sacó mejor dividendo el Madrid, que pesca mejor en ríos rápidos. El Barça apenas tenía remos para navegar en aguas mansas y no pudo con el ímpetu de la bestia enardecida, lanzando a Carvajal por la derecha para poner un centro que remató oportunista el cinco merengue, luego de un roce providencial de Modric.

Corría el 91' y el doblete de Bellinghan cayó como un trueno en la humanidad de los culés, que amenazaron con empatar en un córner al último segundo, pero el ademán fue más grandilocuente que el resultado.
Una derrota muy dura para los de Xavi Hernández, porque pega muy fuerte en la tabla de posiciones y en el orgullo.