La Habana.- DIEZ años tenía Amarilis González Chamizo cuando entró en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Mártires de Barbados, inaugurada el 6 de octubre de 1977 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

«Nunca pasó por mi cabeza que regresaría años después para dirigir a futuros campeones olímpicos, mundiales y panamericanos…», dice esta espigada morena nacida en la capital en 1970.

«La Escuela me pareció inmensa. Hacía solo tres años que Fidel la había inaugurado. Antes de llegar aquí incluso había jugado contra varias de sus atletas y eran muy buenas», expresa la exbaloncestista, quien lleva 13 años como subdirectora deportiva del centro.

«Tenía y mantiene una gran reputación entre sus profesores y alumnos, seleccionados por sus desempeños atlético y docente», abunda Amarilis, exintegrante de los equipos capitalinos y nacionales del deporte de las canastas.

«A mí me captaron en el parque Martí después de unas pruebas de eficiencia física. Me seleccionaron para el Centro Experimental de Desarrollo Atlético, el llamado Ceda. Allí di mis primeros pasos en el baloncesto con Julio Cartaya, ya difunto, quien me llevó a los juegos nacionales pioneriles. Para entonces no pensaba entrar en la Eide», rememora quien hizo de las canastas su primer gran amor.

«La entrenadora Idania Camps me escogió poco después para la Mártires de Barbados, donde me entrenaron Gilberto, más conocido como Mayo, y Álvarez Romero (Yayo), con quienes participé en tres ediciones de los juegos escolares nacionales. Ya sí me consideraba una atleta. Recuerdo que las categorías eran diferentes, por lo que tuve la oportunidad -por mis condiciones- de participar en la superior con una edad inferior», abunda.

Hasta 1994 estuvo activa bajo los aros quien recuerda con nostalgia los días en que hizo equipo escolar con Yesenia Rivero, Aisladis Freire, Yasin Suce y otras.

Después, en la Eide, sus compañeras serían Isvet Castillo, Maité Chappé, Cecilia Manfarroll, Yesenia, Yamila Cañizares, Odelkis Burgués y María Valentina Stuart, entre otras.

Se unieron más tarde Niurka Gato, Aimeé Tabera, Emelina Henry, Lisset Castillo, Mercedes Hardi, Milayda Enríquez, Yudit Águila y Yamilet Martínez.

«Hay muchas más, por supuesto. También tuve la dicha de jugar con Barbara Bécquer, Dalia Henry, Mirian Osoria, Caridad Despaine y Olga Lucía Diez, atletas establecidas en el equipo nacional que jugaban con La Habana e Industriales. Yo lo hacía en La Habana», rememora al aclarar las razones y el modo en que llegó a la Mártires de Barbados.

«Fui entrenadora en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (Espa) Manuel Permuy antes de llegar aquí, donde llevo 13 años, siempre como campeona nacional. En cada medalla y resultado hay algo de nosotros, de los profesores docentes y deportivos. Por eso me siento campeona de los juegos escolares nacionales», afirma.

«Para mí la Eide significa parte de la Espa. Tuve muy buena formación profesional con la ayuda de entrenadores, metodólogos, profesores y de los directores Ángel Díaz e Ibelis González», señala.

«Tiene que gustarte lo que haces. Para dirigir hay que llegar a los compañeros y ser ejemplo en todo, escucharlos, saber sus problemas y que son más eficientes para que respondan ante las tareas», expuso la Licenciada en Cultura Física y Deportes.

«La Eide es una súper escuela, donde se han formado disímiles atletas y entrenadores. Aquí enseñas, pero igualmente aprendes de todo, de las tías, los choferes, los alumnos, los profesores, los entrenadores y los directivos…», asegura.

«Aquí llegué y encontré a antiguos compañeros del deporte. Aquí he hecho gran parte de mi vida. Cuando me vaya me recordarán seguramente. Esta es una gran escuela. Aquí siento el espíritu de victoria que dejó Fidel el día que la inauguró», concluye esta gigante de medio siglo de existencia.