París.- EL SILBATO sonó y Oscar Pino se arrodilló sobre el tapiz, abrió los brazos y miró al cielo. El reloj indicaba las 9:30 p. m. en la Arena Accord, del Distrito de Bercy, en esta encantadora ciudad.  

Cientos de espectadores lo observaban y aplaudían. Él sudaba copiosamente y una sonrisa se desprendía de un rostro emocionado y por fin sereno. Saludó al rival, al árbitro, abrazó a su entrenador y partió en busca de su anhelado premio.

Tras una ardua batalla que comenzó en la mañana, el grequista capitalino de los 130 kg ganaba la presea de bronce en el Campeonato Mundial de Luchas con sede aquí, un certamen que marca su debut a este nivel y que mantendrá a Cuba en el medallero general de estas lides, como ha sucedido ininterrumpidamente desde el año 1982.

El combate por el tercer lugar fue también muy exigente, ante el bielorruso Kiryl Hryshchanka, decidido a favor del nuestro por 3-1 gracias a que forzó dos penalidades por pasividad y remató con una expulsión del colchón.

«Era la última pelea, tenía que salir a darlo todo en busca del bronce. El descanso de varias horas luego de la pelea semifinal me ayudó mucho. Lo más difícil de este oponente fue que él también quería llevarse una medalla mundial, y se esforzó al máximo», comentó Pino en el encuentro más inmediato con los periodistas cubanos.

«Agradezco esta oportunidad que me han dado, a los profesores y a Cuba. Les digo que aquí tienen a otro digno representante. No pude alcanzar el oro, pero es mi primer campeonato y llegar al podio me pone muy contento», agregó.

«Le doy gracias a Mijaín (López) también, por darme la oportunidad de participar en esta competencia. Lo representé lo mejor que pude, lo di todo», sentenció antes de reconocer los aportes de sus compañeros de equipo y de la familia toda de la lucha nacional.

Raúl Trujillo, entrenador jefe del colectivo técnico, llegó a la zona mixta casi sin voz, pero le alcanzó para calificar de formidable la actuación de Oscar, reconocer la madurez que mostró y la calidad de sus presentaciones.

Ponderó además el aporte que a la preparación hicieron Mijaín López y los ex gladiadores Héctor Milián y Fernando Jordán, quienes transmitieron sus experiencias y recomendaciones.

El estratega ratificó que en las semifinales se le pudo haber ganado al turco Riza Kayaalp, a la postre monarca por tercera vez, y consideró que este pupilo está en condiciones de seguir la senda de sus grandes predecesores.

El metal de plata correspondió en esta categoría al estonio Heikki Nabi, doble monarca mundial y segundo olímpico de Londres 2012, y el otro bronce al cubano devenido chileno Yasmani Acosta. 

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