Londres.- UN QUINTO lugar afianzó hoy la proyección del jovencito saltador de longitud cubano Maikel Massó poco antes de que el jamaicano Usain Bolt encajara un revés sufrido por millones de seguidores deseosos de verle dominar sus últimos 100 metros en campeonatos mundiales de atletismo.

«Estoy súper feliz, me sentí muy seguro en la competencia, corrí siempre bien y empezar con un foul me dio fuerzas para “apretar” luego», confesó Massó, dorado juvenil en la temporada anterior y ahora dueño de 8,26 metros en prueba donde fue el concursante de menos edad.

«Le dedico este lugar a mi entrenador Juan Gualberto Nápoles, que no pudo estar aquí conmigo pero me preparó para este momento», agregó el santiaguero de solo 18 años, que tiene como ídolo a Iván Pedroso y fue apoyado este sábado por el extriplista Yoelbi Quesada, otro grande de la isla dorado a este nivel.

Tres semanas después de elevar su marca personal hasta los 8,33 metros el muchacho ratificó buena forma ayer al avanzar con 8,15 rubricados en su primer intento clasificatorio, cuando incluso avivó los sueños en relación con una medalla.

Pero lo sucedido dejó intacto el significado de su aporte, sobre todo porque otra vez se le vio ajeno a cualquier presión y se perfila como despegue definitivo en una especialidad a la que devolvió a una final de este tipo luego de 14 años de ausencia.

El evento fue ganado por el favorito sudafricano Luvo Manyonga a base de 8,48 metros registrados en su segunda salida e inalcanzables para el norteamericano Jarrion Lawson (8,44) y su compatriota Ruswalh Samaai (8,32).

La frialdad de la noche pareció acrecentarse poco después en el Estadio Olímpico londinense cuando los miles de espectadores que le abarrotaron y otros millones pendientes de sus televisores vieron a un Bolt derrotado por el estadounidense Justin Gatlin.

No era ese el adiós que deseaban para el hombre más rápido del orbe, e incluso volvieron a alzarse voces que recordaron el par de positivos por doping que lastraron antes a Gatlin, pero la pista impuso la última palabra.

Lo cierto es que el norteño festejó lo mejor de su año con 9.92 segundos y el jamaicano fue nuevamente distinto al que tradicionalmente “paseó” en los escenarios más exigentes. Careció de su fuerza espectacular para rematar y ni siquiera pudo con la plata.

Esa medalla fue para el también estadounidense Christian Coleman (9.94) y el rey destronado (9.95) entró tercero, aunque público y reporteros le reiteraron las pleitesías de siempre.

Ahora le queda resarcirse como parte del relevo 4x100, pero no será igual. El mundo lo vio perder ante un hombre que siempre fue su víctima y la fiesta del adiós estaba preparada para danzar al ritmo del oro.

YORGELIS VA TERCERA Y SIGUE MAÑANA

La heptalonista Yorgelis Rodríguez se declaró «totalmente satisfecha» luego de cumplir uno de sus objetivos con marca personal de 1,95 metros en el salto de altura y ubicarse tercera con 3 905 puntos luego de cuatro pruebas.

«Creo que después bajé un poco el rendimiento, pero estoy contenta porque hace tiempo quería sobrepasar los 1,90 y lo logré en un evento como este», dijo la guantanamera de 22 años, enrolada en su tercera cita universal.

Consumió 13.60 segundos para cubrir los 100 metros con vallas, envió la bala hasta los 13,45 metros y marcó 24.42 segundos en los 200 metros.

«Mañana quiero salir bien en la longitud, porque me siento bien, estoy tranquila, así que puedo enfrascarme en mantener un buen resultado», confirmó la séptima olímpica de Río de Janeiro 2016, donde validó su récord nacional de 6 481 unidades.

Por el momento solo tiene por delante a la alemana Carolin Schafer (4036) y a la belga reina bajo los cinco aros Nafissatou Thiam (4014), pero la fecha por venir traerá nuevas exigencias.

En otras finales sabatinas, segunda jornada de competencias, el disco tuvo un nuevo campeón en el lituano Andrius Gudziuz, quien logró marca personal de 69,21 metros un año después de erigirse finalista olímpico.

El sueco Daniel Sthal, líder del ranking de la campaña, fue enviado al lugar número dos con 69,19 metros y el estadounidense Mason Finley al bronce con 68,03.

En los 10 mil entre mujeres la etíope Almaz Ayana corrió sola, mantuvo un paso único durante toda la distancia y se impuso con 30:16.32 minutos inscritos como tope del año.

Fue tan impresionante su ritmo que hubo expectativas en cuanto a la posible caída de alguna plusmarca para repetir su historia de la Ciudad Maravillosa, testigo de su coronación con 29:17.45 que desde entonces constituyen lo máximo de todos los tiempos.

Las semifinales de los 1 500 metros estuvieron “calientes” al punto de que la etíope Genzebe Dibaba, reina de Beijing 2015 y recordista absoluta, pasó por tiempo a la siguiente instancia, pues 4:05.33 minutos no le abrieron espacio entre las cinco primeras de su heat.

En 4:03.54 minutos completó la distancia la keniana Faith Chepngetich Kpyegon, ganadora en Río de Janeiro y llegada aquí como segunda del escalafón vigente de enero a la fecha.