Londres.- COMO un “viajar en el tiempo” pudiera describirse la escena proyectada por tres cubanos que hicieron historia en campeonatos mundiales de atletismo y se reúnen ahora al compás de otras funciones en la edición organizada aquí.

El orgullo de saberles compatriotas estremece cuando Javier Sotomayor, Iván Pedroso y Yoelbi Quesada dialogan con la naturalidad que les caracteriza mientras varios colegas aguardan para abordarles en el estadio olímpico londinense.

Vuelven entonces a la mente sus protagonismos en tantas justas de este tipo, especialmente la edición de Atenas 1997, cuando alzaron los títulos de los saltos de altura, largo y triple, respectivamente.

«Es una gran satisfacción que después de tantos años de compartir como compañeros volvamos a estar juntos desde el ángulo que entonces creíamos el de menos nervios, aunque es todo lo contrario, como sabemos ahora», dice Iván, el cubano con más cetros del planeta (4 al aire libre y 5 bajo techo).

Su afirmación tiene que ver con las funciones como entrenador asumida desde hace años, desde la cual pudo interiorizar cuán diferente es depender de cómo se comportará el alumno por mucho que se haya trabajado antes.

«Cuando éramos nosotros los que competíamos no estábamos nerviosos… Ahora no podemos hacer las cosas por ellos y ahí es donde está el problema, es muy difícil», confiesa el hombre que lleva las riendas de la triplista venezolana Yulimar Rojas.

«Se cambió de especialidad, porque lo de él debía ser la longitud», bromea entonces Yoelbi, quien sí sigue vinculado a su evento (triple) y vigila aquí los desempeños de Liadagmis Povea y Andy Díaz.

«Es una experiencia bonita conocer las dos “caras” del asunto, la de atleta y entrenador. No todos lo logran a este nivel y nosotros hemos podido y disfrutamos estar nuevamente juntos haciendo nuestro trabajo desde las gradas», añade ya con seriedad un día después de celebrar cumpleaños.

«No somos enemigos aunque rivalicemos, todo lo contrario: nos ayudamos al coincidir en la misma área, somos hermanos y nos empeñamos en hacerlo bien para después de haber sido buenos deportistas mantener esa condición como entrenadores», añade “El Chispa” como le apodaron los de su generación y es conocido desde entonces.

Para el “Soto” la presión es diferente. Labora como directivo de la federación cubana, y aunque está pendiente de muchos asuntos no “sufre” la tensión de poseer discípulos.

«De todas maneras hay presión, pero es más general», sostiene en tono jocoso.

«Anoche vi a Bolt y como todos sus admiradores deseo que se vaya por la puerta ancha, como considero que sucederá esta noche», expresó.

«La carrera de los 10 mil metros fue entretenida de principio a fin, creo que en tantos años que llevo viendo atletismo nunca me había entusiasmado tanto porque fue casi media hora de puro espectáculo», comentó el todavía recordista mundial de la altura con 2,45 metros.

Pasados unidos por el sacrificio del alto rendimiento, gran número de medallas reunidas entre los tres y presentes bien enfocados son parte de los vínculos que otra vez propiciaron el abrazo de estos reyes de la isla, para orgullo de quienes les conocemos fieles a su modestia de siempre.