HORA DE CUBA: 06:09 AM

Publicación del Instituto Nacional de
Deportes, Educación Física
y Recreación INDER
VIERNES 17
MAYO, 2024
Visitas: 1374 Usuarios activos: 1243
La Habana
Año 66 de la Revolución
#DDHHCUBA
Deporte, expresión de una obra

Convertir la actividad atlética en un sistema potente, desde la masividad en la base hasta el estrellato en la arena internacional en múltiples disciplinas, fue solo posible después de la victoria de los jóvenes rebeldes comandados por Fidel.


Por Hassan Pérez Casabona*
martes, 6 de junio de 2017 11:58 AM



Foto:

La Habana.- UNO DE los temas mediante el cual se intenta condenar a Cuba en determinados espacios —a partir del empleo de matrices mediáticas que reflejan tanto la carencia de escrúpulos como la inveterada manía de mentir, por parte de las élites imperialistas y sus acólitos— es el relacionado con los Derechos Humanos.

Se trata de una estrategia cada vez más desacreditada ante el concierto de las naciones de todo el orbe, las cuales reconocen —a contrapelo de las pretensiones de los avasalladores de siempre— la extraordinaria ejecutoria de la Mayor de las Antillas en esta esfera, resultado inequívoco a su vez de la colosal epopeya emancipadora emprendida desde el triunfo del 1º de enero de 1959.

Un proyecto que colocó al ser humano en el vórtice de las transformaciones no puede ser enjuiciado, y mucho menos por aquellos que solo se preocupan por beneficiar a exiguas minorías adineradas, en detrimento de los grandes conglomerados populares.

La Revolución Cubana, de la gorra a los spikes, utilizando una expresión beisbolera, representa una de las experiencias de mayor éxito a través de la historia en cuanto a crear las condiciones para que sus habitantes, con independencia del color de la piel, credo u origen social, desarrollen al máximo sus potencialidades y alcancen la plenitud que emana de convertir en realidad los sueños de la infancia.

Es el deporte, como otros tantos sectores, demostración fidedigna de las posibilidades al alcance de la mano de cualquier niño, hombre, mujer o anciano, sin importar que naciera en uno u otro punto de esta geografía caribeña.

Resulta innegable que antes tuvimos peloteros y boxeadores de enorme calidad, velocistas de renombre como Barrientos y Fortún, y genialidades de la talla del esgrimista Fonst y el ajedrecista Capablanca, por citar los ejemplos más encumbrados, pero convertir la actividad atlética en un sistema potente, desde la masividad en la base hasta el estrellato en la arena internacional en múltiples disciplinas, fue solo posible después de la victoria de los jóvenes rebeldes comandados por Fidel.

A partir de ese momento la esfera deportiva fue pensada en estos predios como componente de vanguardia, dentro de una concepción social enfilada a convertir al pueblo en protagonista de su destino.

Recibir clases de profesores con titulación en todas las enseñanzas e ingresar en centros especializados donde perfeccionar las habilidades de cada modalidad —de manera gratuita— fue un derecho cotidiano garantizado para todos los ciudadanos.

A ello sumémosle acceder a instalaciones que se han construido de San Antonio o Maisí, en las cuales es posible disfrutar de eventos de enorme calidad, abonando precios simbólicos.

Esas decisiones, entre un sinnúmero de estrategias llevadas a cabo con la impronta inigualable del Comandante en Jefe, hicieron que nos convirtiéramos en una de las naciones con más elevados conocimientos en este campo.  

Dicha simiente germinó de tal manera que, a la vuelta de pocos años, fuimos portadores de una cultura deportiva singular, reconocida más allá de nuestras fronteras.

Me refiero a esa dimensión en que el público no actúa como fanático irracional, sino que es capaz de reverenciar la calidad de los que intervienen en la lid, aunque no sea el conjunto de su preferencia.

Esa actitud es resultado directo de la preparación integral adquirida por diversas vías, y prueba irrefutable de asumir esta actividad desde una dimensión sociocultural, alejada del mercantilismo que de manera inmisericorde se ha apoderado de este sector.

En Cuba lo principal —además de los dividendos en favor de la salud— fue desarrollar un movimiento deportivo que tuviera como epicentro el crecimiento, la superación y la inserción social de sus exponentes en los distintos niveles, y no la obtención de jugosas ganancias financieras, las cuales se han  conseguido en otros lares —muchas veces— comprometiendo la estabilidad física y emocional de quienes se elevan a la categoría de ídolos de sus conciudadanos.

El deporte constituye parte inseparable del imaginario más íntimo de esta Isla, en buena medida por el alcance que la Revolución otorgó a esta actividad y por la concreción en personas de carne y hueso de un ideal que despierta admiración en cualquier latitud.

Que todos pudiéramos participar en el universo de la cultura física es la piedra angular que explica por qué un día conseguimos la proeza de acabar quintos en la memorable cita olímpica de Barcelona 1992, o de ganar los Juegos Panamericanos de La Habana 1991, acogidos por el pueblo con notable participación y entusiasmo.

No debemos soslayar tampoco que esta esfera ha recibido los impactos del criminal bloqueo económico, comercial y financiero diseñado contra Cuba desde el comienzo de la Revolución —con independencia de la aprobación formal de dicha política por el presidente Kennedy el 3 de febrero de 1962— y que es uno de los terrenos en el que se han diseñado acciones tenebrosas con el propósito de privarnos de los mejores talentos, fenómeno acrecentado en el último período.

La voluntad de insertar a nuestros atletas en ligas foráneas, por otra parte, no implica renunciar a la profunda concepción humanista que nos distingue. Se trata de un paso a tono con las tendencias globales, pero diseñado por parte del INDER y las federaciones nacionales para que no se laceren los intereses de atletas y entrenadores, y para que no se relegue su interacción con la sociedad.  

En lo adelante estaremos abocados a sortear nuevos desafíos. Mas, en lo que jamás retrocederemos un ápice es en asumir al deporte como un derecho del pueblo, y en colocar a los seres humanos como eje de cuanto acontezca en la materia. 

DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA

ARTICULO 52. Todos tienen derecho a la educación física, al deporte y a la recreación.

El disfrute de este derecho está garantizado por la inclusión de la enseñanza y práctica de la educación física y el deporte en los planes de estudio del sistema nacional de educación; y por la amplitud de la instrucción y los medios puestos a disposición del pueblo, que facilitan la práctica masiva del deporte y la recreación.

*El autor es Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

ÚLTIMAS NOTICIAS
Rodolfo Puente Zamora
 
Diagnóstico de recreación física comunitaria
(12-05-2022)
PUBLICACIONES EN INTERNET
Granma | Juventud Rebelde | Trabajadores | Cubadebate | AIN | Prensa Latina | Opciones | CubaSi | Cubahora | Cubaperiodistas
ISSN 1027 - 3905 email: jit@inder.gob.cu
DIRECTOR Rudens Tembrás Arcia JEFE DE FOTOGRAFIA Roberto Morejón. ADMINISTRACION Miguel Lázaro Galbán Álvarez
CONCEPCION VISUAL Kalman Aguilar Fait DESARROLLO DIGITAL CINID. CORRECCION Adiasel Pérez Nines REDACCION Y ADMINISTRACION Vía Blanca y Boyeros, Cerro, La Habana.
Teléfonos (537) 6487084 y (537) 6406838 EDICION Dirección de Prensa y Propaganda del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) ESTADISTICAS Centro de Investigación e
Informática del Deporte (CINID)