Miami.- EN CUANTO cayó el out que definió el invicto avance de República Dominicana a la segunda fase del presente Clásico Mundial de béisbol, Tony Peña salió al terreno para saludar a sus muchachos y no paró hasta llegar el dugout de los rivales.

En el camino abrazó a cuanto jugador colombiano encontró, y ya en la cueva “enemiga”, el experimentado timonel quisqueyano felicitó a su par cafetero. «Lo que han hecho esos muchachos ha sido increíble. No solo contra nosotros, pues han jugado muy bien contra todos los rivales y merecen un enorme respeto», dijo en la rueda de prensa, ya sin la tensión vivida sobre la grama del Marlins Park de esta ciudad.

Tantos elogios no son gratuitos, aunque para quienes no hayan visto el desafío, candidato de fuerza para ser considerado el mejor de la primera fase, el marcador de 10-3 reflejaría algo diferente a lo acontecido en el terreno durante la jornada final del grupo C.

Los sudamericanos, llegados aquí luego de un proceso clasificatorio, cambiaron con cada presentación las predicciones que le ubicaban como el elenco más débil de la llave. Incluso estuvieron extremadamente cerca de romperle el invicto a los vigentes monarcas –sumados los ocho del Clásico anterior llevan 11 triunfos consecutivos- y con ello provocar, después del éxito local en el choque del adiós, un triple empate en la cima del grupo.

Si eso no sucedió fue gracias a la maestría del enmascarado Welington Castillo para atrapar el tiro del jardinero José Bautista y poner out en home a Oscar Mercado en jugada de pisa y corre que, de fructificar, hubiese dejado tendido en el campo al equipo dominicano. El lance, polémico por una posible obstrucción del receptor, calentó los ánimos de los jugadores colombianos, y alguno de ellos terminó expulsado.

«Desde el banco lo vi out. Quizá la jugada se prestaba a la confusión, teniendo en cuenta la actualización de la regla anterior que ahora no permite al receptor bloquear el home, pero fue out. El ímpetu de estos muchachos, tal vez porque es su primera vez en este tipo de nivel y se vieron muy cerca de la proeza, les llevó a esa reacción», aclaró a los medios Luis “Pipe” Urueta, mánager de los perdedores.

Quedó así abortado el gran premio a un esfuerzo descomunal de sus muchachos, quienes tuvieron que remar contra la marea a lo largo de todo el partido. Descontaron la mínima ventaja en la primera vez al bate frente a los envíos de Wily Peralta, se pusieron a una carrera del empate cuando en el sexto episodio Mauricio Ramos fletó una con doblete a la pradera izquierda, y equilibraron el pizarrón con el espectacular vuelacercas de Jorge Alfaro al estrenado relevista Fernando Rodney en el inning ocho.

Después de la discutida jugada, el pulso se mantuvo tan apretado que fue necesaria la aplicación de la Regla Schiller, y en esas circunstancias la armada dominicana fue demoledora. Sacrificio perfecto de Mel Rojas, boleto intencional a Gregory Polanco para llenar las bases, y la mesa servida para que Welington, esta vez con el madero, se ratificara como verdugo de los colombianos con hit impulsor de las dos primeras carreras del ramillete de siete que “afearon” el marcador.

A pesar de este desenlace, el equipo colombiano se lleva como botín la nada despreciable inclusión directa en la próxima edición del Clásico Mundial, dentro de cuatro años.

«Me he emocionado con las palabras que han dicho los muchachos en el clubhouse. No pudimos avanzar pero me voy satisfecho de lo que han hecho, como han jugado y se han entregado. Ellos se han ganado el respeto, porque este torneo es una vitrina para demostrar todo el trabajo que se hace en el país, donde existe una liga profesional desde hace mucho tiempo, el próximo año se terminará uno de los mejores estadios del Caribe, y todos los años se firman jugadores, aunque nada de eso ha servido para entrar a la Serie del Caribe. Ahora varios se irán a sus respectivas organizaciones, otros a casa, pero con la satisfacción de haber hecho algo grande y haber conformado una familia de la que nunca se olvidarán», sentenció Urueta.

Las mínimas aspiraciones colombianas terminaron de esfumarse cuando la escuadra anfitriona consiguió su segundo triunfo con fácil marcador de  8-0 sobre Canadá, que se despidió sin hacer la cruz y tendrá que cubrir con éxito una ruta clasificatoria para regresar a estas lides.

Con el orgullo herido después del tropiezo en su segunda presentación, los dirigidos por Jim Leyland masacraron al pitcheo canadiense en las dos primeras entradas, cuando ligaron cinco imparables –entre ellos un doble de Hosmer y un vuelacercas de Arenado- para apuntalar el éxito.

De tal forma la poderosa novena norteña acompañará a su par, y no menos temible de la República Dominicana, que tendrá por obligación algún cambio en su roster. «Como habíamos acordado con la gerencia de Milwaukee, Wily Peralta solo vendría a lanzar un partido. Ya está definido quién lo sustituirá en la rotación abridora, pero prefiero que sea Moisés (Alou), el gerente general del equipo, quien lo anuncie», dijo Tony Peña antes de confirmar que mantendrá el orden, con Carlos Martínez y Edinson Vólquez como sus primeros iniciadores en la segunda ronda.

El estratega reconoció que le costaría mucho trabajo quitarle la titularidad a Manny Machado en la antesala, por lo que es probable que Adrián Beltré siga ocupando el puesto de designado. «Yo voy a hacer todo lo posible porque todos los muchachos que están aquí jueguen al campo, aunque una de mis grandes responsabilidades es cuidarlos», dijo acompañado del torpedero Jean Segura, uno que no estaba en los planes a la hora de armar el equipo, entró por la lesión de Hanley Ramírez y fue de los puntales en el más reciente triunfo.

Así las cosas, y después de la confirmación, será el lanzador derecho Ervin Santana (actualmente con los Mellizos de Minnesota), quien ocupe el lugar de Peralta para ayudar a la defensa de la corona en el Petco Park de San Diego, California.