La Habana.- CADA día crece la presencia de los hombres en la gimnasia rítmica. Ya no resulta tan inusual verlos en eventos de exhibición o como entrenadores.

Sin embargo, todavía es un terreno en que mucho debe ganarse para lograr la inclusión conseguida en otras disciplinas antes consideradas para féminas exclusivamente.

En Cuba hablamos de un movimiento incipiente. Sin embargo, algunos ejemplos comienzan a sobresalir y uno de esos tiene sede en Cienfuegos, donde un joven mezcla su pasión por el deporte y el arte para impulsar desde la niñez otra visión de la gimnasia rítmica.

Enrique Rodríguez Cordoví, coreógrafo y entrenador de esa disciplina en la Eide Jorge Agostini desde 2016, disfruta el crecimiento deportivo de las niñas, pero sueña con que también los niños quieran brillar en este deporte.

«Formar niñas que a veces no tienen todas las condiciones y llevarlas a conseguir resultados en la gimnasia es lo mejor de mi trabajo en la base de la llamada pirámide del alto rendimiento», confiesa con una pasión imposible de ocultar, aunque el diálogo con JIT requirió el uso de las tecnologías.

«Siempre me apasionó la gimnasia rítmica, al margen de que estaba vinculado a la aerobia. La veía muy artística y tenía que ver conmigo», comenta.

Su base de danza contemporánea y las evidentes dotes para el arte se unieron para hacerle un coreógrafo y preparador ideal, tanto como su interés por trabajar con los pequeños.

«Me hice bailarín y eso me nutrió de la expresión corporal que necesita la gimnasia. La danza tiene mucha influencia para los montajes, es como un “deporte artístico” y tiene que expresar, comunicar, tener un lenguaje coreográfico por sobre todo», explica Kike, quien comparte protagonismo como entrenador con Elena Gil.

Convertirse en juez nacional fue su primer gran reto al querer adentrarse en la gimnasia rítmica. Debió estudiar mucho, incorporar conocimientos y sobre todo aprender a convivir como excepción en este universo.

«Las entrenadoras y juezas siempre me abrieron las puertas, incluso tengo relaciones de trabajo con muchas de otras provincias y nos intercambiamos informaciones. Estoy al tanto de las novedades a través de internet y las comparto», cuenta de su cotidianidad.

«Nunca he sentido rechazo, pero sí sorpresa en eventos como los juegos escolares nacionales, en que hay entrenadores de varios deportes. Es decir, cuando salimos del ámbito estricto de la gimnasia. Para la convivencia les choca ver a un hombre en un deporte que consideran para féminas», confiesa.

«Tenemos que educar a las personas en que existen coreógrafos y entrenadores en la natación artística y la gimnasia. Hay que evolucionar, incorporar conocimientos al deporte, como han hecho en el mundo», opina.

Al retomar el universo que pudiera abrirse con la contribución varonil a la gimnasia, asegura que tienen mucho que aportar…

«Una nueva forma de hacer los ejercicios. Hay entrenadores y coreógrafos, pero nos faltan atletas. Incluir a los niños traería más público a la gimnasia rítmica», dice en referencia no solo a Cuba.

Para Kike resulta la mejor de las ideas la convocatoria de duetos mixtos, como ya sucede en la natación artística. Eso generaría espectacularidad y originalidad.

«No se trata de variar la esencia del deporte. El ballet y la danza no se adecuaron para los hombres. ¿Por qué la gimnasia tiene que adaptarse a ellos? Los hombres deben practicarla tal cual es, hay roles de género dentro de este deporte y eso habría que respetarlo. Sería un error hacer dos tipos de gimnasia porque existen dos sexos», opina.

«Necesitamos un deporte igualitario en toda la dimensión. El deporte permite a todos expresarnos con libertad», defiende desde su Eide cienfueguera, donde pretende incentivar que los niños asuman estas nuevas tendencias.

«Sueño con una gimnasia rítmica que apueste por la inclusión», sentencia.