La Habana.- CINCO décadas después de ubicarse en el mapa atlético de América, la ciudad colombiana de Cali vuelve a convertirse en centro de atención con una cita multideportiva de nivel continental.

Los I Juegos Panamericanos Júnior que albergará del 25 de noviembre al 5 de diciembre emiten destellos de continuidad y servirán de vitrina a las estrellas del futuro cercano.

También parecen un buen motivo para acercarse a aquella primera vez en que el Valle del Cauca se convirtió en epicentro deportivo y trascendió además por su legado cívico.

Cali disputó con urbes de Chile y Estados Unidos el derecho a organizar la sexta edición de los juegos panamericanos en el verano de 1971. Al ganar la sede se volcó en busca de eficiencia más allá de lo deportivo.

Se ampliaron instalaciones existentes y se construyeron nuevas, creció la infraestructura vial y hotelera. La ciudad, que en aquella época contaba con alrededor de 600 mil habitantes, reconoció la oportunidad de catapultarse a nivel nacional y la aprovechó al máximo.

Tal fue el éxito de aquello que pasó a la historia como un antes y un después para la urbe. Luego vinieron grandes certámenes, demostrada su capacidad organizativa y el comprometimiento que era capaz de conseguir.

En definitiva asistieron 31 países a los VI Juegos Panamericanos. Solo Honduras estuvo ausente entre los que conformaban la entonces Organización Deportiva Panamericana (Odepa), hoy Panam Sports. Se superó la cantidad de atletas respecto a las celebraciones anteriores —2 mil 996 inscritos— y se compitió en 20 deportes y 194 pruebas.

Misael Pastrana Borrero, presidente de la República de Colombia en aquel momento, declaró inaugurados los Juegos en el Estadio Pascual Guerrero, que acogerá también a los protagonistas de la naciente cita multideportiva entre menores de 23 años.

Los éxitos competitivos estuvieron a la altura de lo esperado… Estados Unidos volvió a dominar el medallero con 105 títulos, mientras que la delegación de la Isla vivió un momento especial de crecimiento y consolidación.

GRAN SALTO AL SEGUNDO ESCAÑO

El deporte cubano, motivado por crecer desde el mismo triunfo revolucionario de 1959, disfrutó en tierras colombianas la entrada a una nueva era de desarrollo y resultados.

Un total de 30 medallas de oro, 49 de plata y 26 de bronce permitieron ascender al segundo puesto de la clasificación por países, una posición que sorprendió a muchos y que sería inamovible durante más de 40 años, salvo cuando ganamos en los XI Juegos de La Habana 1991.

Aquel ascenso se convirtió sin dudas en el mayor premio al esfuerzo de atletas, entrenadores y directivos, protagonistas de grandes hazañas como las logradas un año antes en Ciudad de Panamá, durante el “asalto” a la cima de los juegos centroamericanos y del Caribe.

Lo más importante de la actuación en Cali 1971 fue el potencial mostrado de manera general. Especialidades que habían anunciado sus pretensiones ganadoras cuatro años antes, en Winnipeg 1967, reafirmaron esa vez sus crecimientos.

El boxeo conquistó cuatro de los 11 títulos disputados y encabezó el medallero de esa disciplina. También se demostró el empuje de los deportes colectivos, acaparando medallas en los ocho en que se participó. El beisbol ganó el oro sin contratiempos y el voleibol reinó en uno y otro sexo. Polistas, baloncestistas y futbolistas también disfrutaron la entrada al podio.

La gimnasia artística aportó cinco preseas doradas y en especialidades como las luchas, esgrima y levantamiento de pesas quedó claro que llegarían mejores noticias en las siguientes ediciones de estas citas.

El atletismo solo ganó tres títulos, pero acaparó el mayor titular gracias al entonces jovencito de 19 años Pedro Pérez Dueñas. Enfrentado al consolidado brasileño Nelson Prudencio, subcampeón olímpico, el cubano parecía lejos de la corona en el triple salto, una prueba hasta entonces dominada por atletas estadounidenses y del Gigante Sudamericano.

Sin embargo, los pronósticos existen también para romperse y eso lo demostró con creces Pérez Dueñas, pues además de reinar implantó un récord mundial para la especialidad.

Con su primer salto de 16,92 metros borró la plusmarca continental, que databa de 1955… Pero quería más y se estiró hasta los 17,40 para poner el mundo a sus pies.

Un centímetro más que el registro del soviético Víctor Saneiev le puso en los libros. La nueva marca se inscribió también como cota del orbe entre juveniles y por supuesto para Cuba en ambas categorías (absoluta y juvenil).

Por ese y otros motivos, Cali permanece entre los renglones más sobresalientes de la historia del deporte cubano. Esa relación especial puede agrandarse ahora, cuando decenas de nuestros adolescentes y jóvenes, teniendo como referencia lo conquistado hace medio siglo, tracen su ruta hacia el futuro.

PINCELADAS SOBRE LA SEDE

. A Cali se le conoce como la Ciudad Deportiva de América.

. Ha recibido en varias oportunidades los Juegos Deportivos Nacionales de Colombia.

. Sigue siendo la única ciudad cafetera que ha organizado unos juegos panamericanos.

. Ha sido anfitriona de paradas mundiales del ciclismo de pista, en el Velódromo Alcides Nieto Patiño, y también de seis ediciones de la Copa de Fútbol Libertadores de América.

. Sus equipos profesionales de fútbol acumulan más de 20 campeonatos en la división mayor del torneo colombiano.

. Exhibe como lujo haber acogido los campeonatos mundiales de natación (1973), baloncesto (F-1975 y M-1989), luchas (1995), rugby subacuático (1995 y 2015), raquetbol y judo (1997), patinaje de velocidad (2007) y artístico (2015), ciclismo (2009 y 2014), fútbol sub-20 (2011), atletismo (Juv., 2015) y futsal (2016), entre otros.