CADA vez resulta menos sorpresivo ver a figuras noveles campeando en las canchas, derrumbando mitos.
Hace apenas un mes dos jovencitas protagonizaron una final de grand slam saldada con una campeona de 18 años de edad. Su rival de 19 dejó en el camino a tres inquilinas del top 5.
Ahora se trata de un varón de la misma edad que Emma Raducanu, la flamante campeona británica, y ha derribado nada menos que a un ex número uno del mundo.
El español Carlos Alcaraz llegó a los octavos de final del torneo ATP de Viena con un discurso firme: «esta vez sabré por dónde tirar, puedo ganarle». Una insolencia, pensaron muchos tratándose su rival de Sir Andy Murray.
El jovencito, apenas semanas atrás, fue víctima del gigante británico cuando se enfrentaron en el Masters 1000 de Indian Wells. Eran estos sus primeros octavos de final en un torneo de esta categoría y no iba a tragarse sus palabras.
Apenas dos horas y seis minutos después del saque inicial, el vaticinio se confirmó. El bicampeón olímpico inclinó la cabeza en reverencia al niño que prometió vencerlo y lo logró.
El 6-3, 6-4 pareció holgado a los ojos de los entendidos, y más lo fueron los cinco quiebres de Alcaraz ante uno de los mejores defensores del llamado Deporte Blanco.
El ímpetu del Tornado de Murcia obligó a Murray a intentar con el segundo servicio ante la baja efectividad del primero, y allí le arrancó hasta 20 puntos. Una barbaridad…
El plan del joven para esta vez era equivocarse menos. Con la confianza infinita en su demoledora capacidad física, invitó a su oponente a una guerra de desgaste que favorecía poco a un veterano de 34 años.
La fortaleza del ibérico en su diestra le permitió poner la pelota dentro de la cancha rival y esperar a que el cansancio corroyera los músculos y la seguridad del estelar. Así sucedió…
Se privó Alcaraz de equivocaciones innecesarias, buscando tiros a las líneas, y ello le ayudó a rebajar de 42 errores en la partida anterior a solo 15 en esta.
Luego del duelo insistió en su mantra, que es la convicción profunda de que sí se puede: «La primera vez que jugué con Murray no sabía cómo hacerlo y estaba nervioso. Hoy me esperaba un partido difícil, pero fue diferente y esta vez ya sabía cómo jugarle», sostuvo.
En cuartos de final le tocará otro escollo complicado, el italiano Matteo Berrettini, número siete del ranking. No obstante, en el currículo del joven ya hay hojas de gloria y vítores.
Berrettini, que ya se entrenó con Alcaraz en el pasado, sabe que no es de alardear. Pero ha dicho que «lo conozco bien y le he visto jugar muchas veces». Después de lo sucedido ante Murray es para preocuparse.
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