La Habana.- «DE ALGÚN modo eran hijos y compañeros nuestros. Por eso sufro sus muertes cada día», dijo hoy a JIT en la Necrópolis de Colón el septuagenario Julio César González, ícono de la esgrima cubana.
El exentrenador y ex jefe técnico de la Federación Cubana de Esgrima volvió, como cada 6 de octubre, al principal campo santo de esta capital, a rendir tributo a sus alumnos y amigos asesinados el 6 de octubre de 1976.
Ese día Cuba se enlutó por la concreción del vil acto organizado por los terroristas de origen cubano al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Luis Posada Carriles y Orlando Bosch.
«A varios de ellos los entrenaba. Debía acompañarlos en ese viaje, pero me cambiaron la tarea y junto a otros cuatro compañeros no tomamos el avión a Venezuela», rememora minutos después de poner una rosa roja en el panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde hoy tuvo lugar el homenaje a los mártires por el Crimen de Barbados.
Con lágrimas en los ojos, recuerda la tarde del 6 de octubre en que liberó a los esgrimistas que preparaba para “correr” a la Ciudad Deportiva capitalina a confirmar lo que se comentaba en la hoy Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado.
«Fue una pérdida irreparable. Era un grupo de deportistas en el que confiábamos como cantera para eventos futuros», dijo acompañado del miembro del Salón de la Fama de la Federación Mundial del deporte Eduardo Jhons, entrenador de campeones mundiales y medallistas olímpicos.
«Nos llenó y llena de dolor porque perdieron la vida por el solo hecho de vivir en un país de hombres y mujeres que no se doblegan ante amenazas, ni actos terroristas», argumentó.
«Me enorgullece ver a esos jóvenes con sus trajes de esgrima que custodian cada año las ofrendas florales enviadas por nuestros dirigentes. Ahí está el relevo de esos deportistas que hoy y todos los días debemos honrar dando un poquito de nosotros para llevar adelante esta sociedad».
«Mientras tenga salud para llegar hasta aquí cada 6 de octubre es mi deber poner una flor para honrar a quienes perdieron lo más preciado del ser humano.
»Ellos nos legaron fuerza moral para seguir adelante y contar con medallistas olímpicos y campeones mundiales en un deporte que dio su primer oro olímpico a Cuba con un esgrimista, Ramón Fonst.
»Fueron 73 personas inocentes, de ellas los 24 miembros de nuestra delegación en que 16 eran atletas y ocho funcionarios, técnicos y entrenadores. Es imposible no tener presente cada día a quienes fueron alumnos, compañeros de trabajo, amigos.
»Venir aquí es y será mi forma de exigir justicia y no solo por los muertos de Barbados», concluyó el septuagenario, quien es referencia cuando de esgrima mundial se habla.
La habitual peregrinación anual, en respeto a las víctimas del sabotaje a un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo, constituyó este miércoles ratificación de la energía, fuerza y valor del pueblo cubano al que el imperialismo no ha podido someter.
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