Foto: Mónica Ramírez
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Tokio.- SEGURA de su ritmo y sin contratiempos se clasificó la cubana Rose Mary Almanza para las semifinales de los 800 metros, durante la primera jornada del atletismo olímpico en esta ciudad, marcada hoy por las lluvias y un cielo encapotado.
La camagüeyana corrió en la quinta serie eliminatoria y lo hizo a su modo. Tomó el mando desde el inicio hasta pasar la meta después de 2:00.71 minutos, por delante de la uruguaya Deborah Rodríguez (2:00.90) y la marroquí Rababe Arafi (2:00.96).
«La tarea era lograr que no me encerraran y si podía, hacerme de la punta de la carrera llevando mi ritmo, al que me sintiera cómoda, y eso lo logré», comentó sobre lo vivido en un Estadio Olímpico que le pareció fascinante y con una pista “riquísima”.
Almanza ya rebajó esta temporada su tiempo personal en par de ocasiones y se presentó en el certamen bajo los cinco aros con 1:56.28 minutos, marca a la que seguramente deberá acercarse para cumplir su sueño de una medalla a este nivel.
Pero por ahora, dice que va por partes. Ya cumplió el primer paso en su camino y asegura que planificará la próxima estrategia cuando conozca sus rivales. De cualquier manera su objetivo se mantiene invariable: avanzar hasta la discusión de las preseas.
«Lo mejor es que me siento muy bien físicamente, como nunca antes», recalcó con una sonrisa y confiada en que esta vez no arrastrará la “maldición” de quedarse sin finales en los principales eventos.
Como era esperado, aseguraron también espacio en la siguiente fase otras favoritas, como las estadounidenses Athing Mu (2:01.10), Raevyn Rogers (2:01.42) y Ajee Wilson (2:00.05) y la jamaicana Natolya Goule (1:59.83), esta última con el mejor tiempo entre las 45 inscritas.
Por cierto, Mu tuvo que hacer más de cuatro “paradas” en la zona mixta, pues a sus 19 años es la revelación del momento en esta especialidad y muchos periodistas acreditados querían reflejar sus sensaciones de primera mano.
La armada cubana tuvo representación también en el salto de altura para hombres con Luis Enrique Zayas, quien no tuvo un debut feliz. El campeón panamericano de Lima 2019 apenas pudo superar los 2.17 metros y los tres fallos sobre 2.21 le dejaron sorpresivamente fuera de la final dominical.
«Fue un día pésimo, no pude controlar nunca la carrera de impulso. No es culpa de nadie, solo mía porque nunca me encontré con la carrera», reconoció con sinceridad un muchacho que tiene 2.33 metros como marca personal y realmente no lució bien esta vez.
«Estoy físicamente bien preparado, pero cambié la carrera a nueve pasos porque ya en siete no me estaba dando para hacer bien los saltos, y no supe sincronizarla hoy», explicó consciente de que se le escaparon los sueños en su primera vez bajo los cinco aros.
En total, accedieron a la final 13 hombres, todos con 2.28 metros como marca de clasificación. Encabezó ese listado el catarí Mutaz Essa Barshim, campeón mundial de 2017 y 2019.
Barshim, ganador también del metal bronceado en Londres 2012 y la plata en Río de Janeiro 2016, quiere añadir el único premio que le falta a su colección olímpica, y de lograrlo sería el primero en la historia con una medalla de cada color en esta disciplina.
Solo el sueco Patrik Sjoberg ha sido capaz de acaparar tres preseas en estas citas estivales, pero dos de ellas plateadas y una de bronce.
En la sesión de la tarde de este viernes volverá la actividad con presencia cubana con el triple salto para mujeres por intermedio de Liadagmis Povea, Davisleydis Velazco y Leyanis Pérez.
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