INGLATERRA está en la final de la Eurocopa, 55 años después. Southgate optó por juntar a Mount con Kane y Sterling en el frente y apostó por los jóvenes Declan Rice, Bukayo Saka y Kalvin Phillips en la media para intentar romper con velocidad y vértigo el seguro de tres centrales de Dinamarca. 

Los ingleses mostraban la superioridad esperada frente a un equipo que todavía sorprende. A pesar de los paralelismos con la Eurocopa de 1992, el conjunto de los tres leones todavía se erigía como favorito para llegar a la final ante Italia.

El orden impuesto por Kasper Hjulmand no dejaba a los locales sentirse cómodos y cuando llegaban con algún peligro Schmeichel sostenía la puerta nórdica. 

Entonces llegó el gol de Damsgaard para impacientar a los miles de espectadores en Wembley. El jovencito de la Sampdoria cobró una falta directa y dejó estupefacto a Pickford, colando el balón justo debajo del travesaño. Primer gol de falta directa de toda la Euro y primero que recibían los ingleses en contra. 

El nerviosismo de encontrarse por primera vez en desventaja les hizo poner una marcha más para llegar a la puerta rival. Kane salió del área, pero no para dejar de hacer daño, sino para lo contrario. Allí se asoció con Phillips y guio el asedio a la puerta danesa. 

El jovencito Saka ganaba la espalda de Maehle en el pase filtrado de Harry, convertido en arquitecto. El del Arsenal ganó la línea de fondo y metió el centro de la muerte al que Kjaer llegó primero en la pugna con Raheem, pero no logró despejar y terminó marcando en propia puerta.

La Dinamita Roja no perdió el orden, mostró una increíble capacidad para sufrir y a un portero que vale lo que pesa en oro para limpiar lo que pasaba el muro de contención danés.

Los ingleses no pudieron evitar el tiempo extra, por el que apostaba el rival a sabiendas de sus posibilidades. Parecía que tampoco evitarían los penales cuando, en un torneo hecho para ellos, pues han jugado siempre de local excepto contra Ucrania, Makeelie les echó una mano, precisamente con un penal. 

El principal se atrevió a cobrar un piscinazo de Sterling, desaparecido desde el primer tiempo y quien a la altura del minuto 100 sacaba provecho de su velocidad con el rival cansado. El VAR confirmó la polémica y dio por buena la decisión.

Kane tomó el regalo anticipado de navidad y falló desde los once pasos frente a un Schmeichel convertido en mito. Sin embargo, el delantero de Tottenham estuvo atento y remató el rebote para poner la ventaja con el rival prácticamente vencido.

Inglaterra está otra vez en una final, como en 1966, en casa y también como aquella vez con polémica mediante. Los daneses regresan a casa con la moral bien alta, con un cartel de peligro en la camiseta y un equipo que enamoró a medio mundo por pundonor y fútbol.