GARECA no disimuló el exceso de respeto ante Brasil en la primera semifinal de la Copa América de Fútbol. El combinado peruano salió timorato y rácano, irreconocible.
El veterano metió una línea de cinco en el fondo, traicionando su filosofía del buen juego. Tanto estimó al rival, y no es para menos, que subestimó su propio potencial y terminó pagándolo caro.
La primera mitad fue una lección de Tite. Esta no es la Brasil de la ginga, pero que no dependa de ello no quiere decir que vayan desprovistos, sino que poseen otras armas. Y de esas salieron oportunidades para aplastar el parado con tres centrales de los andinos, quienes no entendieron a qué jugaban.
El 1-0, con gol de Paquetá al minuto 35, quizá fue el fresco ejemplar para describir el miedo en la zaga inca. Hasta tres jugadores intentaron parar a Neymar dentro del área, sin convicción, y este acabó sacando el centro para el remate del zurdo del Milán.
El resultado al descanso parecía benévolo, en gran medida gracias a Gallese, quien paró el resto de las amenazas y no fueron pocas. Probablemente el Tigre respiró tranquilo con llevar solo un gol al vestuario antes de recomponer.
Entonces quitó a Christian Ramos y Miguel Trauco para meter a Raziel García y Marcos López. Los cambios rearmaron a Perú, que dejó de ser un rebaño pusilánime escondido detrás para ser una jauría frenética hacia la puerta de Ederson.
Aldo Corzo subió hasta donde pudo haciendo trabajar a Richarlison. Raziel tiró del carro a falta del mejor partido de Cuevas y Lapadula merodeó el área amenazante, como en el zurdazo cruzado que detuvo el arquero del City.
La banda roja merecía, no sin sufrir alguna contra como la de Paquetá, quien escogió a Neymar y dejó con el gatillo listo a Richarlison; o la rabona del 10 para mandar a correr al recién ingresado Vinicius, quien hizo temblar la defensa. El resto era mandar y proponer.
Finalmente el empate no llegó y el sacrificio quedó cojo. Gareca aprendió la lección de la forma más trágica y ahora se juega el bronce contra el perdedor de la semifinal entre Argentina y Colombia. Brasil está en la final para defender el título.
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