LUIS Enrique salió a lo de siempre ante una Croacia que no dudó en encerrarse detrás y aguantar para salir a la contra aprovechando la velocidad se Vlasic.

Tocar desde el fondo, el sello identitario de esta España que a veces funciona y otras no tanto, les sirvió esta vez para sufrir y celebrar en el mismo partido de octavos de final de la Eurocopa de Fútbol. 

Si quieres que el portero juegue con los pies y escoges para ello al jugador que más errores de gol cometió en la temporada en las cinco grandes ligas, puede que termines pagando por ello. Y la cantada de Unai Simón cuando Pedri intentaba triangular fue de escándalo.

Dicen que no debes atrasar el balón con dirección a portería, pero tampoco puedes ir tan displicente y confiado por él. Todo ello junto costó el gol en contra a España y esta se confirma como la Euro de los autogoles.

Antes, España gozaba de buenos momentos creando peligro real y hasta mereció mejor suerte en un cabezazo de Morata que encontró una mano de Vida que ni el árbitro, ni el VAR, consideraron punible. También hubo un remate bajo de Koke después de un pase de fantasía de Pedri que topó con la pierna de Livakovic.

Los nervios tomaron el cuerpo de La Roja, que sufrió una internada de ese tren llamado Vlasic y otro intento de Kovacic que pasó cerca de hacer daño sin lograrlo. Poco tardó recuperarse, Sarabia se acomodó en la derecha y Croacia retrasó líneas, en gran medida por la lentitud de Vida y Caleta-Car. 

España aprovechó el orden nuevamente para crear y llegó el empate en la zurda de Sarabia luego de un par de rebotes. De ahí al descanso y comenzar de nuevo. 

Al regreso los de Luis Enrique, cómodos en la cancha, buscaban la ventaja y la merecieron. Ferrán Torres colgó una pelota que cabeceó Azpilicueta a la red, todo después de la diagonal de Pedri que bien valía medio gol. 

Pasaron 20 minutos y una atajada de Simón, quien se reivindicaba hasta que el recién ingresado Pau Torres metió un pase largo para dejar a su tocayo Ferrán de cara al tercero. Con el 1-3, Dalic se acordó de que podía atacar también y metió la pólvora que quedaba en el banco.

Kramaric ya jugaba desde el comienzo de la segunda parte y luego Orsic, más tarde Brekalo y luego Budimir y Pasalic, quizá demorados por lo visto después. Con la artillería pesada los balcánicos lo intentaron y consiguieron acercarse, Olsic mediante, y a la hora de ir a las duchas Pasalic ganó por arriba 30 minutos más de Eurocopa. 

El susto aletargó nuevamente a España. Con el empate a tres comenzó el tiempo extra y la hombrada de Unai que hacía olvidar a todos el despiste del primero de Croacia, parando un tanto casi cantado a Kramaric que de entrar se tornaba una montaña. 

Sin embargo, en la noche de las reivindicaciones Morata se reencontró con el gol y puso a ganar a una España que remató con el quinto en los pies de Oyarzabal. Croacia no pudo más y La Roja está en cuartos con épica incluida y muchos goles. 

La campeona del mundo, Francia, y Suiza también regalaron 30 minutos de fútbol extra. Deschamps metió a tres centrales y puso a Rabiot como carrilero. El dibujo hizo lucir a Francia como un equipo vulgar, que valía solo por sus dos medios, Pogba y Kanté. Mbappé corría sin criterio, Griezmann se diluía en el bosque tupido de la media y Benzema la tocaba muy lejos del área.

Suiza a lo suyo. Correr las bandas y meter pelotas profundas a la defensa rival. En una de esas Zuber mandó a Seferovic a pelear por alto con Lenglet y el del Benfica aprovechó la displicencia del central del Barça, quien miró desde el suelo como le marcaban de cabeza a placer. 

El técnico galo corrigió en el descanso y Koman salió por Lenglet para jugar con cuatro en el fondo. No obstante, el complementario comenzó con susto: un penal de Pavard sobre Zuber que Ricardo Rodríguez, tan venido a menos que hasta falla penales, mandó a los guantes de Lloris.

Ahora tocaba el turno a Benzema. Es una ventaja jugar con el delantero del Madrid, quien necesitó dos minutos para voltear el marcador. Primero entre malabares la pinchó de zurda lejos de Sommer y luego cabeceó oportunista un rechace ajustado al palo. 

La tranquilidad le dio confianza a Pogba para intentarlo, hasta que soltó un zapatazo con rosca para limpiar la escuadra de telarañas. Era el 3-1 y la tranquilidad no podía estar menos justificada. A diez del final comenzó la gesta épica de Los Navajos.

Seferovic volvió a matar por alto y con la campana Gavranovic mandó a todos al tiempo extra. Allí Karim salió tocado y Francia no supo, o no pudo, hacer lo que España.

El boleto a cuartos cayó en la rifa de los penales. La ronda llegó perfecta hasta el quinto de Les Bleus en las botas de Mbappé. El del PSG no soportó los reflectores y soltó un remate tibio dejando el balón en manos de Sommer y a la superfavorita Francia fuera de la Eurocopa.