AUSTRIA se coló en los octavos de final de la Eurocopa de Fútbol, por primera vez en su historia. El resultado fue el premio al trabajo y a la capacidad de Franco Foda de aceptar su mea culpa y rectificar el parado inicial que dejó señalado al capitán Alaba.

Shevchenko apostó a perder 90 minutos de fútbol y le costó el partido y algo más. Baumgartner al 20´ batió la meta ucraniana y anduvo más cerca de aumentar la cuenta que de recibir peligro en puerta propia. 

Austria hundió a su rival al tercer puesto con el gol average en -1, pendientes de lo que puede pasar con otros y quedó con seis puntos y la segunda plaza del grupo C.

En el primer cruce les tocará la imbatible Italia, pero para Foda no hay imposibles en el fútbol y así lo dijo apenas finalizado el partido. 

Países Bajos a lo suyo, dominar. A pesar de tener la primera plaza asegurada, De Boer no tocó apenas el once regular, tampoco movió el 5-3-2. Macedonia del Norte, también a sabiendas de estar eliminado, tiró de pundonor y vergüenza deportiva y casi consigue marcar, dos veces, iniciando el partido.

Trajkovski se tragó el grito de gol por un fuera de juego nanométrico y luego la estrelló al palo, lanzado siempre por Pandev que es héroe nacional más que futbolista. La Naranja tiró de galones y salió de su área con polémica por una posible falta de Blind sobre Pandev, Malen corrió una maratón de extremo a extremo y habilitó a Depay para que definiera ante Dimitrievski.

Lo demás fue fácil para los tulipanes, por la modificación sobre la marcha al 4-3-3 que se le reclama a De Boer y porque tienen a esa dupla terrible de Wijnaldum y Depay. El nuevo jugador del PSG marcó dos veces después de acciones del reciente fichaje del Barça, un pase de la muerte primero y el rechace de un disparo después. 

El 3-0 no tuvo trascendencia más allá de la estadística. El verdadero leitmotiv de la trama ocurrió al minuto 68, cuando el ídolo Goran Pandev se despidió de la selección que lideró por 20 años entre un pasillo ofrecido por sus compañeros en el césped y ovacionado por el público de la Johan Cruyff Arena con el cronómetro en pausa como merece un mito del fútbol mundial.

Dinamarca ofreció el mejor tributo sobre la cancha a la estrella en horas difíciles. La tarea pasaba solo por golear a Rusia y esperar que Bélgica ganara a Finlandia, siendo lo segundo, a priori, más posible que lo primero.

Sin embargo, los rusos no aprendieron la lección de Ucrania y salieron conformes con el empate que los clasificaba directamente y como casi siempre sucede terminó costándoles mucho más de lo que estaban dispuestos a pagar.

La dinamita roja no tuvo piedad ante los eslavos y les pintó un 4-1 para bajarlos del carro de la clasificación y mandarlos a casa a ver la Euro por televisión. Otros que estarán pendientes al televisor son los finlandeses, quienes con tres puntos y -2 de diferencial quedan pendientes a lo que pase a otros. 

Suiza asegura uno de los mejores terceros lugares después de finalizados los cotejos en estos dos grupos. Dinamarca tiene su partido de octavos asegurado ante Gales. 

Bélgica salió sin otra motivación que la de recuperar sensaciones para De Bruyne y Hazard. Roberto Martínez tiró del plan B si es posible hablar así de semejante dupla acompañada además por Witsel.

Finlandia metió músculos frente al arco, acumuló un bastión de contención y soportó por vocación e ímpetu más que con claridad. Tampoco Bélgica le incomodó demasiado, en gran medida, porque Hazard ya no es el de antes.

Lukaku mereció premio, pero demoró en tenerlo, negado por un fuera de juego que mantenía vivos a los búhos reales, quienes a 20 para el final se valían del empate a cero con los diablos rojos con el resultado adverso de Rusia. 

Sin embargo, a la salida de un córner Hradecky la metió en su arco luego de un disparo del defensor Vermaelen. El desorden de los azules fue aprovechado por los belgas y Lukaku para sentenciar al 80´ y maquillar el pobre performance de los rojos a falta de un rival de envergadura.