Foto: Tomado de pinteres.com
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La Habana. - EL CENTENARIO del nacimiento de uno de sus jugadores insignias es recordado este miércoles por el ajedrez mundial. El ruso Vassili Smyslov, octavo campeón de la historia y comparado en ocasiones con el cubano José Raúl Capablanca, nació el 24 de marzo de 1921.
Aunque solo disfrutó la grandeza del cetro del orbe entre 1957 y 1958 su trascendencia entre los exponentes del juego ciencia es indiscutible. Le describen como un jugador de sutil y profunda comprensión posicional, llevada a sus partidas con asombrosa sencillez y por eso la similitud con el genial Capablanca.
Especialista como pocos en el tratamiento a los finales, algunos historiadores aseguran que el propio Smyslov confesó más de una vez que seguía el legado de quien fuera el tercer campeón del orbe, coincidentemente coronado el mismo año en que llegó al mundo el ruso.
Otro ruso que ostentó el reinado del planeta, Vladimir Krannik, le describió como «la verdad en el ajedrez» y recomienda a los niños estudiar sus partidas pues «enseñan la forma en que debe ser comprendido el juego».
Lo cierto es que Smyslov no solo sobresalió por ceñirse la corona, fue protagonista en una de las épocas de transformaciones del juego ciencia. Formó parte de aquel grupo convocado en 1948 para definir el puesto de monarca del orbe dejado vacante por el fallecimiento durante la Segunda Guerra Mundial del alemán Alexander Alekhine.
Smyslov solo pudo vencer por el título una vez a su archirrival el ruso Mijail Botvinnik. Perdió en dos ocasiones, una de ellas como defensor del reinado, no obstante sus muchos otros éxitos le incluyen entre los imprescindibles.
Los torneos Memorial Capablanca estuvieron en su lista de prioridades y triunfos. Jugó cinco veces en la Isla y regresó a casa con los liderazgos de 1965 y 1973, y en 1964 finalizó igualado alemán Wolfand Uhlmann, a la postre campeón por mejor desempate.
Con más de 60 años todavía podía vérsele en certámenes de élite. En 1984, con 63, clasificó para la final del Torneo de Candidatos y cedió a manos del futuro: el entonces muy joven Garry Kasparov, convertido luego para muchos en el mejor jugador de todos los tiempos.
Su legado quedó también plasmado en varios libros de su autoría y en la teoría de las aperturas con algunas variantes que llevan su nombre en el Gambito de Dama Aceptado, la defensa Caro Kann y la defensa Grunfeld.
Lo cierto es que Smyslov es uno de los infaltables cuando se habla de ajedrez y como hecho curioso el juego ciencia no pasó como su única pasión. Compartió el amor con la música, conocido como un talentoso barítono cuentan que solo decidió por el deporte cuando en 1950 falló en una audición del Teatro Bolshoi.
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