La Habana.- VOLVER al podio paralímpico por intermedio del multimedallista a ese nivel Lorenzo Pérez, y conseguir otras tres clasificaciones, constituyen las principales metas de los paranadadores cubanos que se preparan rumbo a Tokio 2020 en las “burbujas” de Bayamo y La Habana.

Pérez, en la categoría S6 estilo libre, acumula oro, plata y dos bronces entre las citas de Londres 2012 y Río 2016. En 100 metros implantó récord mundial (1:04.60) en 2015 y olímpico un año después (1:04.70).

Por eso y más las grandes aspiraciones del técnico Ernesto Garrido, quien abrió el medallero cubano en este deporte con plata en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992.

Junto a Lorenzo se entrena en la capital de Granma el pinareño débil visual profundo Yasmani Izquierdo (S2), subcampeón en 50 libre en los Parapanamericanos de Lima 2019. Mientras, en el Complejo de Piscinas Baraguá y bajo la pupila de Dayron Jorge, lo hacen el mariposista Juan Castillo y el librista Joviel Sánchez.

«Si alguno consigue el boleto acompañará a Lorenzo a la base de entrenamiento prevista en México en mayo, así como a lo que se consiga de junio en adelante. Del 8 al 12 de abril será el clasificatorio en Gran Bretaña y el día 17 cerrarán las opciones», explicó Garrido a JIT.

Pérez e Izquierdo aprovechan la tan necesaria cálida temperatura en la pileta de 25 metros del Complejo Deportivo Vicente Quesada, de Bayamo, aledaña al hotel Sierra Maestra en que se hospedan.

«Históricamente aquí se preocupan mucho porque disfrutemos de todo lo necesario, y como en La Habana disponemos de sicólogo, fisioterapeuta y médico. Nos realizan cuantas pruebas necesitamos en el centro de medicina del deporte», señaló el entrenador.

No es primera vez que cumplen estancias en esta ciudad, la anterior ocurrió del 12 al 31 de octubre del año pasado.

«Después de estar alejados de las piscinas por nueve meses, hicimos una provechosa etapa desde el 12 de octubre al 26 diciembre. Arrancamos en Bayamo y acabamos en La Habana. Adecuamos una etapa de aclimatación y nos salió muy bien, pues ellos alcanzaron las velocidades de nado de entrenamiento», relató Garrido.

Cerraron ese macrociclo con un test básico de 4x400 libre: «Lorenzo, Yasmani y Juan Castillo no solo lo soportaron, sino que mejoraron sus tiempos. Los dos primeros, además, realizaron pruebas técnicas de arrancada y vuelta y todos las de lactato», comentó.

«Hicimos las pruebas con el Centro de Investigaciones del Deporte Cubano (CIDC), y antes de salir de la capital ya teníamos los resultados sobre la arrancada y las vueltas. Tomamos ese primer macro como introducción, pues fueron meses en casa orientándoles ejercicios por teléfono», dijo.

Expuso que Lorenzo llegó del aislamiento muy bien, solo con dos kilogramos de más en su peso. Fue muy disciplinado en su hogar en Bayamo, donde trabajó junto a su hijo Jhonatan, nadador del equipo nacional juvenil. Por eso entró al Complejo en muy buena forma física y no le costó tanto volver a nadar.

Garrido recordó que el trabajo de arrancada y vuelta realizado en 2015 propició a Lorenzo el registro del orbe en los Parapanamericanos de Toronto, y el olímpico en Río 2016.

«Ahora agrupamos todo lo que se hizo aquella vez con el doctor Erick Leyva, profesor de natación de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, quien nos ha ayudado mucho en la preparación, así como el entrenador pinareño Ernesto Fuentes. Con ellos discuto los planes de entrenamiento», declaró.

Esta labor conjunta comenzó después de Londres 2012, cuando hicieron un estudio sobre cómo Lorenzo podía mejorar. Vimos que las mejores proyecciones estaban en esos elementos, así que mejoró más de dos segundos y llegaron las primacías tres años después.

«Queremos recuperar esa misma tesis, teniendo en cuenta que Lorenzo tiene 35 años de edad, pero posee maestría deportiva. Está entrenando correctamente y terminó muy bien en diciembre, con las velocidades de nado que lo llevaron a sus mejores marcas», advirtió.

El día de la visita de JIT a la “burbuja” de Baraguá, víspera de su traslado a Bayamo, encontramos con iguales sueños clasificatorios al experimentado Juan Castillo, quien antes de sufrir la lesión en la médula que le afectó ambas piernas, acumulaba años de brazadas bajo la tutela de Luisa María Mojarrieta, quien ahora se encarga de hacer realidad el objetivo de bajar su cota personal en 100 metros estilo mariposa.  

Castillo entró quinto en Río 2016, tras titularse en los Parapanamericanos de Toronto 2015, siempre en la categoría S9. En Lima 2019 alcanzó plata en la S10. Guarda con igual celo el cuarto lugar en el certamen mundial de 2017. 

Otro que se prepara en la capital del país es el jovencito Joviel Sánchez, categoría S11 por su falta total de visión. Lo atiende Dayron, quien como Garrido asegura que el muchacho tiene posibilidades de buenas marcas en el evento de abril.

Natural de la localidad villaclareña de Jibacoa, Sánchez mostró su entusiasmo en el afán de conseguir cada vez mejores cronos. Por eso aceptó alejarse de su terruño y los suyos.

«Tenemos que luchar por el rango que hemos logrado, no nos queda otra en Tokio que revalidar el título y para ello nos proyectamos cumplir otros dos macrociclos. En el clasificatorio de Gran Bretaña también competirá Lorenzo como fogueo, y en mayo lo hará en Portugal, donde se verán las caras todos los de la élite de su categoría. Ahí estarán sus principales rivales», manifestó.

«Anímicamente se encuentran muy bien, conocedores de lo que van a enfrentar en par de meses. Se trata de la única oportunidad para ganar el pase a la capital nipona. Están preparados sicológicamente para enfrentar cualquier dificultad. Saben la situación actual y el esfuerzo que realiza nuestro país para llevar a cabo estas preparaciones. Deben corresponder a eso con boletos y medallas, según el caso», sentenció.