La Habana.- LA CREACIÓN del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) el 23 de febrero de 1961 ha significado un trascendental acontecimiento generador de masividad, salud, alegría y orgullo patrio, desde hace seis décadas en Cuba.

Un bienio antes, apenas 28 días después del triunfo del primero de enero de 1959, el Líder Histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, declaró: «Venimos decididos a impulsar el deporte tan lejos como sea posible, pero para ello es necesario la ayuda de todos, de atletas, de dirigentes, de organismos, de comentaristas deportivos (…)».

El autor de La Historia me Absolverá delineó conceptos nuevos dada la realidad del período de la República Neocolonial (1902-1958), caracterizado por la existencia de algunas eminentes figuras como el esgrimista Ramón Fonst, el ajedrecista José Raúl Capablanca, el púgil Eligio Sardiñas (Kid Chocolate) y la práctica en clubes e instalaciones privadas del béisbol y el boxeo, en su mayoría, así como del yatismo, baloncesto y fútbol, en menor medida.

REVOLUCIÓN EN EL DEPORTE

Profundas transformaciones resultaron la eliminación del profesionalismo y del cobro de los espectáculos deportivos, la terminación de la discriminación por color de la piel, sexo, creencias religiosas o condiciones económicas, y la conversión de los clubes en círculos sociales obreros para propiciar el acceso de los trabajadores y sus familiares.

Consignas como El deporte, derecho del pueblo y Listos para vencer, mediante pruebas físicas, se promocionaron en los medios masivos de comunicación, a la par de la construcción de instalaciones, estadios y salas polivalentes en todo el país.

Asimismo, fueron creadas escuelas provinciales de iniciación deportiva en edades escolares y de perfeccionamiento atlético para jóvenes, junto a centros de alto rendimiento, devenidos entidades de formación para mayores.

Se establecieron colegios para profesores en Educación Física primero; después, el Instituto Superior de Cultura Física y con posterioridad la universidad del deporte.
Simultáneamente se organizaron e implementaron los programas para la atención a los activistas, corresponsales voluntarios, a la mujer, y el plan montaña, este con el objetivo de vincular a los campesinos. También se estructuró el régimen de participación deportiva.

La ciencia ha sido otro factor importante en el desarrollo de esta esfera con el Instituto de Medicina del Deporte y sus dependencias en cada provincia y el Municipio Especial Isla de la Juventud, el Laboratorio Antidoping de La Habana, los centros de investigación y de recursos de la información del deporte cubano, y el proyecto de empresa de tecnología y comunicaciones.

En apretada síntesis es necesario mencionar la industria deportiva nacional, los asesores de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del otrora campo socialista. Ellos fueron claves en la transferencia de conocimientos en distintos deportes. También ponderar la ayuda solidaria del movimiento deportivo nacional en la formación de jóvenes de países latinoamericanos y africanos, posteriormente.

Así, desde los educandos en los círculos infantiles, los escolares, juveniles, universitarios, mayores y adultos en los actuales combinados deportivos, se ha establecido una pirámide de atención a la educación física, la recreación y la competencia, no solo para las personas convencionales, sino también para los ciegos y débiles visuales, sordo-mudos y los limitados físicos.

PADRE Y ATLETA MAYOR

Sin duda que el alma de esa revolución en el deporte ha sido el Atleta Mayor. Gracias a Fidel se logró un béisbol de nuevo tipo, con una serie nacional que apasiona al pueblo, erigida en el principal pasatiempo en la ínsula. Muchos son los ejemplos de su quehacer.

En 1966, como parte de la política de bloqueo económico, comercial, financiero y cultural de Estados Unidos, la Casa Blanca y gobiernos afines pretendieron descartar a Cuba de la lid centroamericana y caribeña en Puerto Rico, al negar las visas y el permiso de aterrizaje para aviones.

La delegación fue en barco, se entrenó en condiciones anormales por el vaivén de las olas, defendió su derecho y participó con hidalguía, en lo que se conoce como la odisea de la motonave Cerro Pelado. Mostraba de esa manera la mayor de las Antillas su prestigio deportivo en la región.

Durante los años 90, en el contexto de la crisis económica conocida como Período Especial tras la disolución de la URSS, la desintegración del campo socialista en Europa del Este y el reforzamiento del Bloqueo impuesto por Washington, el deporte experimentó la escasez de implementos y la interrupción de los convenios de intercambio.

Sin embargo, la actividad se masificó y en el alto rendimiento se estructuró una priorización de atletas y equipos que mantuvo al país como potencia en América bajo la influencia de Fidel Castro.

Su presencia constituyó estímulo permanente, de ahí las victorias en muchos momentos como en los Panamericanos de La Habana en 1991, al superar en el medallero a Estados Unidos, y el histórico quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

La sensibilidad de Fidel Castro ha posibilitado que la nación cuente con un programa muy humano de atención a deportistas activos y retirados reconocidos como glorias.

Ese fenómeno masivo y la relación con organismos educativos, de salud y científicos ha propiciado mejor calidad de vida para la población y el ascenso al olimpo de extraordinarios deportistas como Enrique Figuerola, Miguelina Cobián, Teófilo Stevenson, Alberto Juantorena, Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirós, Yipsi Moreno, María Caridad Colón, Omar Linares, Pedro Luis Lazo, Héctor Milián, Mijaín López, Driulis González, Mireya Luis, Regla Torres, Ana Ibis Fernández, los paralímpicos Enrique Cepeda, Yunidis Castillo, Omara Durand, y muchos más.

De los técnicos es imprescindible mencionar a Alcides Sagarra, Sarvelio Fuentes, Gustavo Rollé, Pedro Val, Eugenio George, Ronaldo Veitía y a los comisionados nacionales Jesús Molina, Silvino García, Rafaela González, Norge Marrero, Miguel Díaz y Rafael Guerra, entre muchos.

El Inder arriba a su año 60 luego de un 2020 muy duro debido a la COVID-19, el confinamiento, las limitaciones económicas y el recrudecimiento del bloqueo del gobierno de Estados Unidos.

Sin embargo, una vez más el deporte se prepara con estrategia y convicciones para nuevas conquistas en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio en el próximo verano, cuando seguramente nuestros exponentes escribirán otra página de orgullo y pundonor por la enseña nacional.

(Tomado de Prensa Latina)