La Habana.- EN SEPTIEMBRE de 1976, la Escuela Nacional de Cuadros de la UJC Julio Antonio Mella inició el curso en una moderna edificación ubicada en La Habana del Este. Había sido erigida en dos años por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).

Luego de los XI Juegos Panamericanos de La Habana, en 1991, los futuros campeones tomaron la hoy Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Giraldo Córdova Cardín (Esfaar).

«Aquí estudiaron varios de nuestros trabajadores, cuando era de la UJC, y regresaron entonces como directivos o metodólogos, muestra del imán que tiene laborar con la juventud», dice su nueva directora Coralia Márquez Fernández.

«Para mantener ese imán tenemos listas las 20 aulas con que recibiremos a los alumnos atletas cuando se reinicie el curso escolar 2019-2020. Cuentan con el confort requerido», expresa la exdirectora del Inder en el municipio Santiago de Cuba.

«Las aulas han recibido grandes beneficios en iluminación, puertas y ventanas, sillas y mesas pintadas, televisores para las teleclases, pintura general. También los baños del área docente fueron reparados totalmente», asegura esta hija de la Ciudad Héroe.

«Queda para una segunda etapa la secretaría, prevista a concluirse en diciembre. Se ha ejecutado parte de lo planificado, pero será a fin de año que terminaremos todo lo de los profesores», puntualiza.

La residencia estudiantil en uso está por entregarse, tras laborarse en la impermeabilización, los pisos, la parte hidráulica, la pintura, fundamentalmente en exteriores, y la iluminación. Restan los enchapes y la colocación de los muebles sanitarios en los baños.

Los comedores y la cocina también quedaron restaurados. Ahí se profundizó en áreas que precisan de total higiene, por lo indicado en estos tiempos sobre la salud de estudiantes y trabajadores.

«Otras zonas también viven remozamientos, como la garita de entrada, con baño nuevo, pantry, recepción y cuarto de vestir. Allí tendremos un pesquisador de la COVID-19. Será un puesto de dirección», admite.

«Para que todo se mantenga y no existan robos fue reforzada la protección física de la instalación “madre” y sus escuelas, dígase el Estadio Panamericano (atletismo), el Complejo de Canchas de Tenis 19 de Noviembre y el de piscinas Baraguá, así como el Velódromo Reinaldo Paseiro y la Escuela de Combate Ramiro Chirino.

«En esas también se trabajó en varios objetos de obra, y como aquí se ha exigido calidad, pues queremos sean duraderos», destaca la primera mujer directora de una escuela superior de alto rendimiento.

DE ATLETAS Y ENTRENAMIENTOS

A 605 atletas asciende la matrícula de la Cardín, como le llaman sus educandos, profesores, directivos, trabajadores y familia deportiva en general. Allí se practica atletismo, boxeo, triatlón, ciclismo, natación, ajedrez, clavados, polo acuático, natación sincronizada, tiro con arco, tenis, taekwondo, karate, softbol y vela.

En la instalación se han forjado campeones olímpicos, mundiales, continentales y regionales, como el luchador Mijaín López y los atletas Javier Sotomayor, Iván Pedroso y Ana Fidelia Quirós.

Rodolfo Falcón y Neiser Bent, lo mejor de la natación cubana, y las ciclistas Yoanka González, Lisandra Guerra, Arlenis Sierra y Marlies Mejías también se incluyen entre lo más excelso curtido en esta escuela para jóvenes.

«Los muchachos que tienen compromisos con Tokio 2020 se entrenan en provincias. Asumimos que cuando reabra la Escuela se incorporarán, aunque esa decisión no es nuestra. Lo importante es estar bien preparados para recibirlos», dijo el subdirector Arnaldo Llerena.

MEDICINA DEL DEPORTE CONTRA LA COVID-19

El doctor Osvaldo Barba Ramos, líder del control médico en el centro, figura entre los más felices, pues junto a su equipo tendrá buenas condiciones para enfrentar lo que se avecina: «mantener sanos a más de 600 atletas y a un número similar de trabajadores en tiempos de COVID-19.

»El área médica, dígase enfermería, consultas y salas de ingreso, ha cambiado para bien. Esto se preparaba para recibir a pacientes que iban a estar en aislamiento por la COVID-19», indica.

«Por ello se priorizó. Por aquí comenzaron las reparaciones. Se sustituyó toda la parte sanitaria en baños que estaban en muy mal estado, con muchos lavamanos con desperfectos. Todo eso se reparó, así como la parte eléctrica, todo con nuevo material», explica.

«También trabajaron sobre lo descorchado y pintaron. Esto será bien recibido por los 72 trabajadores con que cuenta el departamento médico», expresa el galeno.

Integran esa fuerza especialistas en medicina del deporte, un fisiatra, un ortopédico y un cardiólogo, más 15 sicólogos, 18 fisioterapeutas, 13 enfermeras, una nutrióloga, un técnico de laboratorio y cineantropometría, y personal administrativo y de servicio.

«En la nueva normalidad será muy importante el trabajo higiénico-epidemiológico, y la enfermería puede ayudar mucho», concluye el facultativo, jefe del departamento del Instituto de Medicina del Deporte en el este de La Habana.

ORO PARA LA ECAL 2

Discuten sobre cualquier deporte, especialmente de la 60 Serie Nacional de béisbol y el boxeo, pero también respecto al ordenamiento monetario y cambiario. En fin, como buenos cubanos hablan de lo divino y lo terrenal.

Se trata de los trabajadores de la Empresa Constructora de la Administración Local (Ecal 2), quienes han llevado el peso de las reparaciones y trasformaciones en la Esfaar.

Forman parte del Grupo Empresarial de la Construcción de la Administración Local (Gecal), definida por Reynaldo García Zapata, gobernador de La Habana, como «una agrupación de resultados positivos sostenidos, imprescindible para el progreso capitalino».

Entre otros, hizo grandes aportes a la recuperación de las afectaciones provocadas por el tornado y a las obras por el aniversario 500 de la capital.

«Cuando las cinco agrupaciones llegamos se había adelantado algo, pero en muchos lugares tuvimos que hacer baños nuevos», dice Michel Prieto, jefe de brigada. «Aquí da gusto trabajar y no solo por estar cerca del mar, sino por el colectivo. Hemos tenido apoyo de la dirección y nos ajustamos al tiempo de los deportistas», abunda.

«Nos enorgullece trabajar para los campeones que aquí se entrenan. No podemos verlos por la COVID-19, pero ellos sentirán el amor que hemos puesto en el trabajo para que ganen más medallas», finaliza.

JULITO, DIRECTOR HONORÍFICO…

Julio Falcón inició su vida laboral en la Escuela de Cuadros de la UJC. Fue su último director e hizo la entrega al Inder. Se quedó allí y resultó su cuarto rector, antepenúltimo en el listado que ahora cierra Márquez Fernández.

«Recuerdo la entrega a Alfredo Cabrera, a quien siguieron otros directores, entre los cuales me incluyo», expresa el ahora asesor del vicepresidente primero del Inder, Raúl Fornés Valenciano.

«Siempre he estado entre jóvenes. Me formé como pedagogo y trabajar con ellos es intrínseco a la profesión. La Escuela, desde su época dedicada a la UJC, era un centro de dinamismo. Eso se trasladó a los atletas estudiantes», afirma. 

«Esa Escuela fue creada para ser eternamente joven. Estar allí significa ser joven. Mi pensamiento se desarrolló allí. De algún modo sigue allí», concluye.