Artemisa.- LOS PRINCIPALES directivos del Estadio 26 de Julio, la sede de los Cazadores de Artemisa en las series nacionales de béisbol, recuerdan claramente el estruendo causado por la reciente caída de una torre de iluminación sobre parte de la grada izquierda del recinto.
Los vientos de la Tormenta Tropical Laura ocasionaron el desastre, que pudo ser mayor, sin dudas, mientras directivos y otros trabajadores del parque se resguardaban en espacios interiores.
«Pareció como si se hubiera desplomado un edificio. El golpe fue demoledor y todos temimos por males mayores», narró a JIT uno de los presentes en la instalación cuando la mole de hormigón, alzada a los pies del graderío entre el home plate y el banquillo de tercera base, se vino abajo.
La razón del colapso se ha identificado, preliminarmente, en la pérdida de una o varias traviesas, lo cual dejó inestable la estructura hasta tumbarse hacia atrás y de costado, llevándose una sección del techado, rompiendo parte del graderío y algunos muros, y despedazando la malla protectora del terreno.
Contrario a lo que algunos pudieran pensar, los cimientos de la torre no cedieron, ni el acero muestra signos de desgaste. Recuérdese que las estructuras levantadas frente a los graderíos del 26 de Julio datan de una década atrás, cuando Artemisa iniciaba su andar en las series nacionales.
Las ubicadas detrás de los jardines, por el contrario, sí poseen muchos más años de funcionamiento, pero no presentan dificultad alguna.
Tras el suceso, las principales autoridades de Artemisa se presentaron en el lugar e indicaron las tareas a realizar para devolver la vitalidad a la renovada instalación, orgullo de los provincianos.
Lo primero ha sido retirar del lugar todos los escombros y las estructuras metálicas dañadas. También se resguardaron las luminarias LED, algunas con daños visibles y otras pendientes de diagnóstico al respecto.
Por suerte, si así pudiera decirse, la estructura en que estaban fijadas las 20 lámparas golpeó la grada por una esquina posterior y no de frente. Ilustrémoslo mejor: si la torre hubiese caído hacia la grama del estadio, ninguna luminaria habría resistido el impacto contra el suelo, agravado por el propio peso del bastidor en que descansan.
Las tareas que iniciarán en breve son la reparación de la grada dañada (hormigón), la reposición del techo perdido y la pintura de todos los espacios diseñados en rojo, pues los azules ya relucen.
La malla será cosida, ante la inexistencia de una nueva, y también se repondrán las dos gigantografías afectadas en las torres del jardín derecho. En marcha también está la ampliación de los banquillos, lo cual ofrecerá amplitud y mayor comodidad a los atletas.
El Ministerio de la Construcción participa en lo concerniente al análisis de lo ocurrido, a la necesaria revisión de las restantes torres, y a la búsqueda de una solución para la estructura ahora faltante.
En ese sentido, el gobernador de Artemisa, Ricardo Concepción Rodríguez, expresó el lunes a autoridades del Inder que se piensa en una torre totalmente metálica, menos pesada y no tan elevada, tomando en cuenta que las luminarias LED no requieren tales requisitos, sí adecuados para las tecnologías del pasado.
Concepción Rodríguez confirmó el propósito de que a finales de septiembre, cuando los Cazadores se dispongan a debutar en su casa, estén resueltos todos los problemas causados por Laura, salvo la nueva torre que exigirá más tiempo.
Por fortuna, la grama del estadio está en impecable condición y no se ha afectado los entrenamientos de un equipo aspirante a la postemporada.
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