La Habana.- NUMEROSAS investigaciones demuestran que la actividad física aporta múltiples beneficios sicológicos, los cuales adquieren especial connotación en medio del confinamiento provocado por la COVID-19.

Se sabe que estimula el funcionamiento sensorial y cortical, razón por la cual las personas experimentan vigor y ligereza corporal, al tiempo que constituye un contenido sano para ocupar el tiempo libre.

Debe tenerse en cuenta que algunas tareas físicas potencian el aprendizaje, demandan respuestas creativas y desarrollan procesos cognitivos como las percepciones, la atención y el pensamiento.

Mientras eleva la autoestima, la ejercitación refuerza la motivación, estimula el esfuerzo, promueve el cumplimiento de objetivos y se constituye en espacio de comunicación entre los miembros de la familia.

El gasto energético ayuda a los practicantes a mantenerse relajados y facilita su sueño. En poco tiempo notan cambios favorables en la calidad de vida y se proponen metas superiores, como entrenarse por más tiempo y elevar las repeticiones.

Las rutinas físicas también promueven autonomía y seguridad, porque las personas se descubren capaces de superar los retos propuestos y actúan como tal.

Las siguientes recomendaciones, desde la sicología del deporte, pueden contribuir a establecer hábitos de ejercitación física, partiendo de la motivación por mejorar la salud e imagen personal, ocupar el tiempo de forma productiva, perder peso corporal, socializar y divertirse.

Puede ser relevante después del confinamiento actual, por ejemplo, retornar a la vida social con una figura estilizada. Si ese motivo le funciona es completamente válido.

Sugerimos establecer horarios, de modo que la ejercitación tenga un espacio definido en las actividades del día. Quien prefiera intimidad, procure lugares y momentos menos concurridos.

Las actividades a desarrollar pueden ser ejercicios aeróbicos, pliométricos, de resistencia o coordinación; yoga, Tai Chi, sesiones de baile y otras. Seleccione aquellos con los que se sienta más cómodo, porque el objetivo es mover el cuerpo.

Modere las expectativas sobre los cambios observables en la composición corporal. El tejido graso no es mantequilla, no se derrite en forma de sudor. Algunas personas se frustran porque esperan perder una talla de pantalón a la semana. Dese tiempo antes de abandonar la práctica.

Para quienes poseen condiciones especiales de salud o tienen edades avanzadas, la práctica leve y sistemática favorece la mente y el cuerpo. Pueden aprovechar las tareas cotidianas para enfatizar movimientos, realizar gimnasia matutina sobre la cama, subir y bajar escalones y caminar circuitos pequeños en casa.

En cuanto a los niños, la práctica de actividad física puede ser diversa y asociarse con tareas divertidas y juegos, por lo que debemos mostrarnos tolerantes con algunas ejecuciones físicas dentro del hogar, siempre bajo supervisión. Hablamos de tocar una pelota liviana con los pies, de una carrera o de montar una carriola pequeña…

En general vale utilizar medios de ejercitación de su propio entorno, como la música, pomos plásticos con agua o arena y algún mueble; también realizar acciones de fuerza moderada con sentido emulativo entre adolescentes, jóvenes y adultos, como opción compartida en tiempos de quedarse en casa.

*Sicólogo del deporte.