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JUEVES 9
MAYO, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
OPINIÓN
Racismo y crimen: la otra marca de este tiempo oscuro

Cae la noche en América. Será la octava después de la matanza de George Floyd. Se esperan nuevos disturbios. Hay toque de queda en el país y un mensaje firme en el Fenway Park.


Por: Rudens Tembrás Arcia
(jit@inder.gob.cu)
martes, 2 de junio de 2020 07:25 PM



Foto: Boston Red Sox

La Habana.- A ESTADOS Unidos no le va nada bien por estos días. Y ya sé… Dicho así, desde Cuba, sonará a política en un santiamén.

Sin embargo, desde cualquier ángulo que se le mire habremos de concordar en que la gran potencia mundial de los siglos XX y XXI vive días espantosos.

Son miles los muertos por la COVID-19 y siguen cayendo. Van tantos que se han roto los récords de Pearl Harbor, Vietnam, la Guerra del Golfo y el 11 de septiembre de 2001. De los enfermos, mejor ni hablar…

Cuarenta millones de personas perdieron sus empleos, más que durante la Gran Depresión de 1929. La economía sufre y muchos hablan de una crisis superior a todas las vividas recientemente.

Varios sectores de la nación siguen paralizados, aunque la administración de Donald Trump impulsa la reapertura por sobre los trágicos números que impone el nuevo coronavirus.

Entonces, en ese tenebroso contexto, cuatro policías detienen a un afronorteamericano en Minneapolis, llamado George Floyd, y lo asesinan cortando su respiración. Puede decirse y escribirse así, radicalmente.

Los videos en redes sociales y el paso de los días lo confirman. Un oficial puso su rodilla, su bota, su furia sobre el cuello del indefenso; otros lo aguantaron, otro miraba impasible tal escena americana. Floyd repetía, desde el pavimento: «no puedo respirar».

No hay debate posible sobre la naturaleza del hecho. Todos reconocen el crimen, abierta o veladamente. Incluso el presidente de turno, racista y elitista. También los propios policías, muchos de los cuales se agachan en las calles con el puño hacia arriba, asumiendo el símbolo ideológico del Black Power.

Sí, hablamos de aquella señal que eternizaron el 16 de octubre de 1968 los corredores estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, al recibir las medallas de oro y bronce, respectivamente, de la prueba de los 200 metros lisos de los Juegos Olímpicos de México.

Sí, hablamos del gesto que varios jugadores de la National Football League (NFL) asumieron recientemente, durante el corriente mandato presidencial, para recordar a la sociedad norteamericana y al mundo que la problemática racial está pendiente de solución todavía, como en los días de Martin Luther King y Malcolm X.

En fin, cuando el gran país del norte necesitaba paz y orden para vencer al SARS-Cov-2, para sacar a Nueva York de la morgue y reconvertirla en la capital mundial, los hechos de Minnesota han incendiado más de 30 ciudades, de día y de noche, de costa a costa.

Coinciden en las calles las protestas de fe, pacíficas y sentidas, con el vandalismo y los fanatismos. Trump tilda a los gobernadores de flojos, de incapaces para controlar la situación, mientras convoca al uso de la fuerza y al despliegue de la guardia nacional. Los blindados entran a las ciudades…  

Twitter marca como hostiles algunos de sus mensajes y el magnate la emprende contra esa red social, retirándole una serie de garantías. Firma el documento con despampanante orgullo.  

Su “hogar”, la Casa Blanca de Washington DC, acabó sitiada hace un par de días. Los conocidos baños públicos del lugar fueron incendiados y los gases lacrimógenos “adornaron” la noche capitalina. El Servicio Secreto, apelando al manual, apagó la gran casona y llevó al mandatario al famoso búnker subterráneo. Todo ha sido confirmado.

En las calles, en las paredes, en los autos, en las redes sociales puede leerse y escucharse repetidamente: No justice, no peace (Sin justicia, no hay paz); I can't breathe (No puedo respirar); Not one more dead (Ni un muerto más); America cannot breathe (Estados Unidos no puede respirar); y Black lives matter (Las vidas negras importan)…

A esos reclamos se han sumado figuras emblemáticas del deporte en Estados Unidos y el mundo, muchos de ellos de piel negra, muchos de ellos temerosos por sus hijos y demás familiares. La lista se antoja interminable…

Mencionemos solamente a los mariscales de campo Joe Burrow y Derek Carr, al hockeísta Evander Kane, a la futbolista Alex Morgan, a la tenista Sloane Stephens y los boxeadores Claressa Shields y Floyd Mayweather. Este último se ofreció para pagar los funerales de George, mientras el pelotero de los Astros de Houston, Alex Bregman, escribió: «No vamos a ser libres hasta que seamos libres».

Al interior del béisbol, por cierto, el estremecimiento ha sido colosal. En medio de la crisis actual de la MLB, sin certezas sobre el inicio de la campaña 2020 por macabras discusiones de dinero, decenas de figuras han alzado su voz para denunciar el crimen de Minneapolis.

Robinson Canó, Dexter Fowler, Adam Wainwright, Pete Alonso, Sean Doolittle, Derek Jeter, Alex Rodríguez y Trevor Williams escribieron mensajes de tristeza e indignación en sus perfiles en redes sociales, pero quizás ninguno tan esencial como el del jardinero de Filadelfia Andrew McCutchen: «Siento dolor por lo que le sucedió a #GeorgeFloyd. Tenía que estar vivo en estos momentos. No quiero que sientan lástima, quiero cambios».

Este martes, bajo la etiqueta #blackouttuesday e imágenes de absoluto color negro, luminarias del deporte a nivel mundial protestan en internet por el crimen liderado el 25 de mayo por el oficial Derek Chauvin, quien enfrenta cargos por crimen “involuntario”, pasa estos días en una prisión de máxima seguridad y ha recibido de su esposa la solicitud de divorcio.

Ya colocaron su enlutado post Frenkie de Jong, Rafa Márquez, Tom Brady, Isco Alarcón, Andrés Iniesta, Harry Kane, Leo Messi, Neymar Jr. y Gareth Bale, entre muchos.

Al publicar estas líneas cae la noche en América. Será la octava después de la matanza. Se esperan nuevos disturbios. Hay toque de queda en decenas de urbes estadounidenses.

En Boston, una imagen icónica permanece en el Fenway Park, el llamado Monstruo Verde. En su vieja pizarra, a falta de strikes, bolas, outs y carreras, puede leerse la nueva marca de este tiempo oscuro: Black lives matter.

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