Foto: Tomado de Facebook
|
La Habana.- ELLA es una de esas personas con alma de ángel que habita en la tierra para suerte de quienes comparten en tiempo y espacio, y fue tan inmensa desde las pistas como lo es desde la humanidad que le acompaña.
Ana Fidelia Quirós, la gran campeona cubana, reinó desde cualquier escenario deportivo y ahora lo hace desde el sitio que más falta hace: se ha convertido en una de las que aporta al combate que todos libramos contra la pandemia de la COVID-19.
Su modesta sala de costura, esa en la que pasaba horas dedicándose a una de sus mayores aficiones, es ahora el lugar desde donde confecciona los nasobucos que regala a quienes los necesitan.
«Siempre me han gustado mucho las manualidades y guardo recortes de tela, y ahora los estoy utilizando, además de otros que me han hecho llegar», dice a JIT la mujer que fue elegida en 1989 la mejor atleta del mundo y en estos momentos demuestra la solidaridad en que se formó como persona.
«Los regalo a mis vecinos, a los amigos de mis hijos, a todos los que me los pidan, lo importante es que las personas tenga con que protegerse cuando por necesidad tienen que salir a la calle», comenta luego de asegurar que ya han salido de sus manos más de 50 de estas piezas.
Dos veces medallista olímpica y con par de oros en campeonatos mundiales en los 800 metros, su imagen sonriente sentada frente a la máquina en plena labor ha recorrido las redes sociales y generado miles de comentarios, se ha convertido en fuente de inspiración para aquellos que le admiraron desde la pista y conocen de su fuerza como guerrera.
Ana Fidelia libró su propia lucha contra la muerte luego de un accidente doméstico en 1993, asegura que eso le hizo más fuerte y que para ella no hay nada imposible, por eso no descansará en su aporte para la tarea que ahora nos toca vivir a todos.
«Los cubanos nos las ingeniamos siempre para crear incluso desde las dificultades y por eso yo insto a que todo el que pueda hacer algo para ayudar lo haga, esto es una tarea de todos y con mi ejemplo quiero servir de inspiración», confiesa con su habitual sencillez.
Madre de dos jóvenes y miembro de una familia en la que es el “eje” principal, Ana Fidelia asegura que en su casa todos han tomado las medidas de seguridad, mantienen disciplina en lo orientado y están dispuestos a aportar lo que se necesite.
«Tenemos un programa de salud consolidado, pero si no cumplimos lo que nos piden no vale de nada, por eso yo hago desde aquí un llamado a que todos estén atentos, alertas y sobre todo disciplinados», recalca y recuerda muchas otras situaciones difíciles en las que el gobierno cubano ha salido airoso con el concurso de su pueblo.
«Quédense en casa, y si tienen que salir por algo necesario utilicen sus nasobucos. Sean disciplinados que solo así unidos venceremos al virus», insta ahora a todos y en especial a quienes le rodean, esos que conforman su universo más cercano y que ella cuida con su inmenso corazón.
|