La Habana.- MUCHO ha variado el deporte mundial en su paso por la historia. Abundan ejemplos sobre cambios en reglamentos y en la organización de competencias, algunos de los cuales pusieron en peligro la esencia misma de varias disciplinas.

En ocasiones las novedades llegaron para mejorar lo existente, pero en otras no tanto y a fuerza de imponerse se convirtieron en cotidianas. Ahora pocos recuerdan cómo eran antes.

El voleibol, por ejemplo, transformó la forma de tanteo y convirtió el quinto set en un tie-break más dinámico. Así redujo considerablemente la duración de los partidos. El béisbol aplica la Regla Ibaf para evitar juegos “interminables”, mientras el fútbol apeló en una época al Gol de Oro para definir duelos llegados a tiempo extra.

Cada ensayo respondió a variados intereses, entre los cuales sobresalió siempre la maximización de los tiempos y las ganancias de las transmisiones televisivas. Dinero y deporte marchan unidos irremediablemente.

En el atletismo, el más reciente ejemplo en este sentido tiene que ver con la “reorganización” de la Liga del Diamante, cuya oncena edición en el 2020 trae la ausencia de varias pruebas.

El triple salto, los 200 metros, el lanzamiento del disco y los tres mil metros con obstáculos quedaron excluidos del programa oficial y solo se convocarán en algunas etapas, en calidad de “invitadas” y sin opciones de premio final.

Para el británico Sebastian Coe, quien desde 2015 lleva las riendas de la World Athletics (antes Iaaf), la medida intenta crear una liga global más rápida y emocionante, que se convierta en la gran vitrina del atletismo.

Para eso necesitaban acuerdos con las televisoras que difunden los mítines, insistentes en la idea de reducir de 120 a 90 los minutos de transmisión. Ante tal demanda, las especialidades mencionadas resultaron incompatibles…

Para eliminar los eventos —dijeron— se tuvo en cuenta la opinión de espectadores de China, Francia, Estados Unidos, Sudáfrica, Bélgica, Gran Bretaña y Suiza. Pero… ¿Serán esos los países más representativos del seguimiento al atletismo? ¿Qué opinan personas de otras naciones? ¿Es justo privar de sus pruebas a una parte de los atletas?

Tales preguntas no poseen una respuesta única y no la tendrán posiblemente, pues tan variado como el atletismo es su público en estadios, medios de comunicación y redes sociales.

Para suplir el inminente daño, la World Athletics ideó un circuito paralelo denominado Continental Tour, que divide en oro, plata y bronce las categorías de sus paradas y así estratificar el otorgamiento de los puntos de ranking y —claro está— el monto de los premios en metálico.

En la naciente lid entrarían en juego las pruebas excluidas del Diamante, lo cual mitigaría las afectaciones en cuanto a cantidad de justas se refiere, mas no hay dudas de que se les está colocando en un segundo nivel.

LAS ESTRELLAS SE REBELAN

Las reacciones no se hicieron esperar y el triplista estadounidense Christian Taylor, dos veces monarca olímpico, se convirtió en portavoz de los afectados, creando un movimiento para denunciar la inconformidad de quienes representan el alma del espectáculo.

«Nuestro deporte significa unidad y diversidad, y separar las pruebas solo daña el deporte que amamos», reconoció en su cuenta en Twitter el cuatro veces campeón mundial y creador de la Asociación de Atletas como espacio para defender sus derechos.

Noah Lyles, Dina Asher-Smith y Dafne Schippers, especialistas en 200 metros, se unieron al reclamo, al igual que los pertiguistas Renuad Lavillenie y Katerina Stefanidi, la discóbola Sandra Perkovic y el corredor Conseslus Kipruto, convencidos de que quitar las pruebas no hará “más emocionante” la retransmisión.

«Quizás es necesario televisar el atletismo de otra manera», opinaron varios, inspirados en que la solución no debiera pesar sobre algunas especialidades.

LA REGIÓN MÁS AFECTADA ES…

Un detalle llama la atención en la “encuesta” realizada entre los espectadores: no se incluyó ningún país de Latinoamérica, región que pierde a varias de sus estrellas con la novedad.

Venezuela y Colombia, por ejemplo, no podrán seguir a las triplistas Yulimar Rojas y Caterine Ibargüen; y Cuba se quedará sin sus discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero, campeona y subtitular del orbe, respectivamente. Tampoco podrán optar por el Diamante los triplistas Jordan Díaz y Cristian Nápoles, figuras de una especialidad que ha hecho famosa a esta Isla.  

Los cubanos acogieron la noticia con pesar, aunque saben que no les faltarán competiciones. Sin embargo, se sienten relegados a un segundo nivel y ello impedirá relacionarse con las estrellas de otras disciplinas. 

Yaimé y Denia enseñarán su clase donde corresponda, volverán a enfrentar a Sandra Perkovic con el mismo ímpetu, pero no podrán  aceptar que su evento se considere “poco atractivo”.

Por lo pronto no hay marcha atrás. La temporada al aire libre se recordará por fraccionar la Liga del Diamante, por dejar en un rango inferior a justas con mucha historia. Y todo por responder más a los intereses televisivos que al sentir de los protagonistas.