La Habana.– EL SALTO de calidad experimentado por la selección masculina de lujo distinguió al voleibol cubano en el año 2019.

Ese elenco recibirá el 2020 en las canchas de entrenamiento, pues en breve luchará por el anhelado boleto a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El reto será del 10 al 12 de enero en el Torneo Clasificatorio de Vancouver, donde enfrentará a Puerto Rico, a los anfitriones de Canadá y a México por ese orden.

Se trata del único colectivo -junto al de béisbol- con posibilidades de actuar bajo los cinco aros, luego de una intensa temporada en que acumuló cuatro medallas de oro, dos de plata y un bronce.

Ese palmarés le hizo merecedor de la condición de equipo más destacado de Cuba en la encuesta anual del Inder y el Círculo de Periodistas Deportivos, y apuntaló la elección de su deporte como el mejor colectivo del año.

Los alumnos del joven director técnico Nicolás Vives iniciaron el año regalando a sus seguidores -en el coliseo de la Ciudad Deportiva- la victoria en el Challenger de Norceca, con dominio sobre mexicanos y boricuas. Así aseguraron pasaje para la Final Mundial de la FIVB clasificatoria a la Liga de las Naciones con sede en Eslovenia.

Allí fueron los locales, precisamente, quienes les arruinaron sus esperanzas, tras un peleado encuentro que acabó en tres parciales.

En la XIV Copa Panamericana rindieron a los argentinos en una batalla extendida a cinco sets, lo cual otorgó  a Cuba su tercer título en la historia del evento. Antes habían reinado en 2014, al vencer a Estados Unidos, y en 2016 superando a los argentinos.

Los sudamericanos se desquitaron por partida doble en los Juegos Panamericanos de Lima, al triunfar en la fase preliminar y en la gran final de un torneo en que los cubanos se anotaron éxitos contra Puerto Rico, Perú y Brasil.

Aunque sus seguidores, y ellos mismos, aspiraban al oro, cabe reconocer que jugaron acorde a sus posibilidades y con notable responsabilidad, tratándose de una escuadra plagada de atletas con un promisorio futuro, pero carente de la experiencia competitiva imprescindible para llegar a lo más alto.

De inmediato volaron a San Petersburgo para disputar uno de los grupos eliminatorios de la FIVB rumbo a Tokio 2020. El ganador reservaba su espacio automáticamente. Vencieron a México, pero cayeron con las botas puestas frente a Irán 2-3 y Rusia 0-3, este último dueño a la postre del boleto hacia la capital nipona.

Sus dos últimos compromisos de la campaña les reservaron lo más alto del podio, contando ya con uno de los mejores centrales del mundo: Robertlandy Simón. El gigante no solo enseñó su maestría deportiva, sino también el liderazgo de quien preocupa al rival a la vez que inspira respeto a un grupo de jóvenes con grandes potencialidades, pero urgidos de un guía capaz de “tirar” hacia la victoria.

Así sucedió en la Copa de Campeones de Norceca, en Colorado Springs, donde la Mayor de las Antillas superó a Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico para agenciarse el derecho a ir al Clasificatorio Olímpico de Vancouver. Simón fue escogido como el Jugador Más Útil. Los locales ya tenían su plaza para Tokio, al dominar uno de los grupos eliminatorios de la FIVB.

El otro galardón fue pocos días después en Winnipeg, Canadá, en el Campeonato Continental de Norceca. Allí, como en toda la temporada, sobresalieron y merecieron distinciones individuales el espectacular rematador Miguel Ángel López, el central Roamy Alonso, el zurdo opuesto Jesús Herrera, el pasador Adrián Goide, el líbero Yonder García y los esquinas Marlon Yant y Osniel Mergarejo. No por azar este último mereció el título de mejor atleta masculino de deportes colectivos.

En la rama varonil, Cuba resultó campeona en las copas panamericanas para menores de 21 y 19 años, por lo que obtuvieron el derecho de asistir a los mundiales, en los cuales concluyeron en los lugares 10 y 12, respectivamente.

El equipo nacional femenino, tras la restructuración de sus filas a causa del adverso resultado en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, desarrolla un proyecto rumbo a la cita regional de Panamá 2022. De tal modo, desecharon los torneos clasificatorios olímpicos en que sus posibilidades de vencer y asegurar pasaje eran nulas.   

Este año, un elenco sumamente joven se llevó la presea dorada en la Copa Panamericana Sub-20 y avanzaron al Mundial en que finalizaron decimocuartas.

Las menores de 18 años cerraron en el quinto escaño panamericano. No pudieron ir al mundial, pero superaron por ese lugar a las dominicanas, rivales nada fáciles en cualquier categoría en los últimos años.

Como en el masculino, 11 jugadoras fueron contratadas en clubes de Rusia, Perú y España. En ambos sexos se aprecian resultados positivos con varios atletas, principalmente los hombres.

Para el voleibol de playa no todo fueron sonrisas. Cambios en las parejas luego de los Juegos Centrocaribes dieron al traste con las reales posibilidades de un nuevo ciclo exitoso. En ninguno de los dos sexos se cumplieron los objetivos de subir al podio panamericano, como ocurrió en Toronto 2015, cuando las mujeres fueron subcampeonas y los hombres medallistas de bronce.

No obstante, se disfrutaron medallas de oro, plata y bronce en el Circuito Norceca, gracias a las actuaciones de las primeras parejas femeninas. En la fase de Varadero también sobresalió el sector masculino.

La disciplina mantiene aspiraciones clasificatorias rumbo a Tokio 2020, en concordancia con los tantos desempeños positivos protagonizados en las temporadas precedentes, incluyendo el tour mundial y los campeonatos del orbe. Los playeros también pueden llevar a este deporte a una posición de privilegio, a tono con el prestigio histórico de la Escuela Cubana de Voleibol.