Doha, Catar.- POCAS de las finales del presente Campeonato Mundial de Atletismo podrán presumir de un espectador de lujo como el cubano Javier Sotomayor, quien este sábado estará sentado en las gradas del Khalifa Stadium durante el reparto de medallas del salto de altura para hombres.
Y no solo disfrutará como uno más dentro del público, pues el único hombre que ha conseguido sobrepasar la varilla a 2,45 metros andará atento a la presentación de su joven compatriota Luis Enrique Zayas, uno de los 12 aspirantes al trono.
Una escena parecida se vivió en los recientes Juegos Panamericanos de Lima, donde el inspirado santiaguero consiguió el oro con marca personal de 2,30 metros, registro que ahora sueña superar. Y la idea no parece descabellada para el “Soto”.
«Está bien enfocado, saltando de la forma en que lo hizo en Lima. Intento tenerlo motivado y bien centrado en lo que tiene que hacer mañana, sobre todo con énfasis en la carrera de impulso y la zona del despegue. Eso es lo que tiene que ejecutar lo mejor posible», asegura a JIT Sotomayor horas antes de la decisiva competencia.
«Entre 2,32 y 2,33 deben ser las alturas para las medallas, el que logre sobrepasarlas sin fallos debe acceder a ellas», añade el cuatro veces premiado en estos eventos: dos oros y par de platas.
«Pienso que Barshim es el favorito, aunque no haya tenido una gran temporada, pero por como lo vi en la clasificación debe ser el campeón. Ya el resto está dentro de un grupo bien parejo, incluido Luis Enrique», se aventuró a predecir preguntado por el posible resultado en la final.
«No creo que más de tres saltadores logren 2,33 o más…», sentenció convencido de que desde hace varias temporadas la especialidad no vive los momentos de esplendor que marcaron su época, cuando se conseguían 2,35 metros y más de manera habitual.
Para el “Soto” este vuelve a ser un momento especial. Revive sus días como atleta y aunque ahora es mucha menos la presión, se emociona como antes. Incluso, hasta imagina que podría volver a saltar.
«Es bueno estar aquí y disfrutar esto… en el estadio. En la pista de calentamiento me encuentro con la gente, me saluda, me pide una foto…», dice con su siempre hablar amable y esa dosis de humildad que no ha perdido pese a ser el hombre que más alto se ha elevado del suelo sin otra ayuda que la de sus propias piernas.
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