Doha, Catar.- AUNQUE mucho se había promocionado de las novedades tecnológicas con que contaría el Khalifa Stadium para su primera vez como sede de un Campeonato Mundial de Atletismo, la realidad estaba por confirmar, serían los propios protagonistas los encargados de evaluar.

La tarea de mitigar sobre todo el tremendo calor reinante en esta ciudad era la primera encomienda de los organizadores, quienes “vendieron” su candidatura a la Iaaf con las promesas de solucionar cualquier inconveniente en este sentido y lo cierto es que hasta ahora se ha cumplido.

El traslado de fecha para finales de septiembre, en lugar del habitual agosto, fue un primer paso, pero en ese no hubo mucha suerte… aquí la temperatura no ha disminuido y el sol castiga fuerte a casi todas las horas del día, sin embargo el interior del estadio es otra cosa…

Allí se respira mejor, la sensación térmica varía de 38-40 grados Celsius a 23-25 con solo traspasar sus puertas y acceder al interior de una instalación, que por cierto es impresionante sobre todo en las noches cuando se colma de luces de una manera inimaginable.

«Hay buen clima»… «Se siente muy agradable y es diferente a cuando estamos en el exterior»… «No molesta para competir, el aire no da directo y se siente bien»… fueron en sentido general las calificaciones que más abundaron entre los protagonistas luego del primer examen.

El Khalifa fue construido hace más de 40 años, reconstruido hace cinco y remodelado nuevamente apenas dos temporadas atrás para lograr la imagen que ahora proyecta, y en especial el sistema de refrigeración con que logra mitigar el insoportable clima que reina aquí.

De mantener la temperatura artificial de la sede se encarga la batería de 300 cañones de aire, distribuidos en todos los niveles de la gigantesca instalación y con opciones para cambiar de dirección y enviar su aire hacia todos los espacios.

Incluso en las gradas más lejanas de la pista, a una altura aproximada de un edificio de cinco pisos, llega la brisa que se genera a un kilómetro de distancia y es transportada por tubos subterráneos hasta aquí.

Lo más curioso de la fuerza del sistema es que logra “enfriar” el ambiente, pese a ser un recinto abierto. Unas enormes lonas blancas tapan parte de la estructura y le hacen semejar una nave espacial, pero el centro del estadio es descubierto, tal como debe ser para un Campeonato Mundial al aire libre.

Pero no son los cañones de frío las únicas novedades del certamen, que para ponerse a tono con la moderna ciudad estrena otros “artilugios” en busca de un mejor espectáculo.

Por ejemplo los bloques de arrancada de las carreras de velocidad fueron dotados de cámaras que permitirán ver las salidas desde ángulos nunca antes observados, y también ayudarán a medir de manera milimétrica las posibles arrancadas en falso.

El uso de drones, cámaras estereoscópicas para medir las distancias exactas de los saltos y los lanzamientos, y pantallas de alta definición en el interior del estadio son las novedades más recientes de la empresa japonesa Seiko, socio oficial de la Iaaf en temas de tecnología.

Un equipo de 70 personas labora directamente en esas funciones, se encargan de mantener en perfecto estado todo lo mencionado, que no solo genera nuevas maneras de mostrar el deporte, también contribuye a que sea más exacto el trabajo de los jueces.