Nur Sultán, Kazajistán.- ISMAEL Borrero sigue siendo un “zorro” de la lucha deportiva. Se la pasa estudiando, analizando, calculando cada detalle para abrirse camino al éxito, a la gloria. Y lo consigue.
En esta ciudad, desde el primer diálogo con JIT, tiró a menos la posibilidad de ganar, la idea de subir a lo más alto del podio en los 67 kg, su nueva división después de haber arrasado en los 59 kg durante el ciclo olímpico anterior.
Sin embargo, sobre el colchón, ahí donde las palabras están de más y los hechos hablan por sí solos, dijo siempre que venía por el sitial más alto del trono.
El domingo se apareció en pose de “matagigante” y mandó a casa a dos campeones mundiales. Hoy le hizo la “gracia” al ruso Artem Surkov, monarca defensor de una faja que viajará en breve hacia nuestra Isla. No fue fácil, pero fuerza, inteligencia y oficio sobraban en la ejecutoria de este santiaguero curtido por la vida y los años sobre los colchones.
En el primer período logró la pasividad de su rival (1-0) y dos puntos más en el trabajo en el suelo, con un intento de desbalance que acabó en expulsión del tapiz (3-0). En el complementario apeló al “librito”, teniendo en cuenta la buena defensa de su oponente y su capacidad para aprovechar el menor desliz y cambiar el curso de la historia.
Con esa estrategia no pudo evitar que le marcaran una pasividad (3-1) y tener que ir al piso, posición de la cual no sacó renta Surkov, lo cual decretó su fracaso. Todos lo sabían en la sala. El uhhhh del público se escuchó clarito, clarito, en la Barys Arena.
Unos segundos más bastaron para nuestra primera medalla (y de oro) en esta fortísima lid; para certificar la número 50 de los grequistas en el devenir de estas justas; y para que se escuchara con emoción el himno de la Patria.
Una anticipada prueba doping impidió a JIT dialogar tras la premiación con el campeón, pero hora y media después se mostró atento y sincero como siempre.
«Esto fue un poco desesperante, desde por la mañana esperando este momento. Ahí es donde hay que tener un poco de calma, pues el combate siempre va a llegar. Las cosas salieron como se esperaba», aseguró en uno de los pasillos de la inmensa sala y ante decenas de voluntarios, atletas y el personal de nuestra embajada.
«La pelea se ganó en la postura de cuatro puntos, cuando le defendí lo que me tiró sabía que le podía ganar», apuntó al comentar la disputa del oro, uno de los momentos de mayor expectación en esta jornada.
Interrogado luego sobre el significado de este bicampeonato y el pase a Tokio 2020, se apareció con una de esas frases enigmáticas: «paciencia y esperar cosas mejores».
También evaluó la actuación cubana hasta el momento, básicamente la del estilo grecorromano: «No sé qué más pueden esperar los entrenadores: de cuatro atletas uno ya tiene el oro y otro (Oscar Pino) va a su búsqueda este martes. Este es un resultado interesante para la lucha».
No faltaron en sus declaraciones unas palabras dedicadas a la Patria en el contexto actual: «Sigamos haciendo lo que sabemos, sin deponernos ante las dificultades. Nada puede detenernos a nosotros. Siempre hemos “guapeao” en cualquier circunstancia».
Y para terminar, preguntamos si la mirada ya estaba en Tokio 2020 y volvió a hacerse el “zorro”: «la mente está en mi casa», dijo sonriente.
Sin embargo, créanme que desde este martes, tras el jolgorio, comienza su búsqueda de otro premio dorado bajo los cinco aros.
BRONCES DE ESTA DIVISIÓN
Frank Staebler (ALE) venció a Mohamed Ibrahim Elsayed (EGY) por 6-5
Mate Nemes (SRB) superó a Fredrik Holmquist Bjerrehuus (DEN) por 10-0
DE LAS ESTADÍSTICAS
Los restantes bicampeones de la lucha cubana son los clásicos Wilber Sánchez y Raúl Martínez, y los libristas Alexis Vila, Alejandro Puerto y Raúl Cascaret. Mijaín López tiene cinco pergaminos y sería el sobradísimo séptimo de la lista.
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