La Habana.- LUEGO de la incursión asiática, las citas mundiales de atletismo volvieron a Europa en 1993. Del 13 al 22 de agosto tuvo lugar la fiesta en la ciudad alemana de Stuttgart, donde la delegación cubana logró sus primeros oros, desde las alturas de Javier Sotomayor e Ioannet Quintero.
Sotomayor venció con 2,40 metros y luego falló tres veces la varilla a 2,46, en intentos por quebrar su propio récord universal. El 1,89 metros de Ioannet fue insuperable para el resto de las competidoras, incluida su compañera de equipo Silvia Costa, segunda a solo un centímetro de la marca ganadora.
Ni antes, ni después, una nación ha logrado semejante tríada en esta especialidad. A algo parecido solo se pudieron acercarse la Unión Soviética en Helsinki 1983 y Sudáfrica en París 2003, cuando se quedaron con los títulos en uno y otro sexo.
Esas medallas catapultaron a Cuba hasta el octavo lugar de un medallero dominado por Estados Unidos con abrumadora diferencia, tras cosechar 13 oros, siete platas y cinco bronces. Por detrás quedó China con cuatro premios dorados, aprovechando la dispersión que generó la nueva geopolítica dejada por el desmembramiento del campo socialista.
Rusia, por ejemplo, se estrenó como país y sus fuerzas se vieron menguadas. Consiguió apenas tres cetros, algo lógico en tanto varias de las ex repúblicas soviéticas acapararon lauros importantes, entre esos el de Serguey Bubka en la pértiga. Por cierto, fue su cuarto consecutivo.
Otro suceso distintivo de la cita acogida por el Gottlieb-Daimler Stadium fue que por primera vez los estadounidenses no dominaron las pruebas más rápidas: 100 y 200 metros entre hombres.
Carl Lewis, quien venía de ganar tres coronas seguidas en el hectómetro, entró cuarto a la meta. El oro quedó en el pecho del británico Linford Christie (9.87 segundos), en tanto el namibio Frankie Fredericks se adueñaba de la doble distancia con crono de 19.85 segundos.
El estadounidense Mike Powel repitió reinado en el salto de longitud, esta vez con 8,59 metros. Su compañero Michael Johson inició la racha de cuatro títulos consecutivos en los 400 planos y fue además el cerrador de la posta 4x400, que aún es dueña del récord mundial con registro de 2:54.29 segundos.
Por Cuba destacaron además el cuarto puesto de Emilio Valle en los 110 metros con vallas y similar ubicación de Niurka Montalvo en el triple de mujeres, que vivió su estreno en estas lides.
También a un paso del podio quedó la campeona olímpica del disco en Barcelona 1992, Maritza Martén; y en el cuarto escaño cerró igualmente la cuarteta del 4x100, integrada por Andrés Simón, Iván García, Joel Isasi y Jorge Luis Aguilera.
La cifra total de asistentes alcanzó los mil 630 atletas de 187 países y creció en 66 el número de naciones capaces de ubicar a al menos un competidor entre los ocho finalistas, sinónimo de conseguir puntos para el ordenamiento que prioriza la Iaaf al medir el rendimiento integral.
Entre los aspectos negativos estuvo el fenómeno del dopaje, que dejó cuatro casos positivos.
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