La Habana.- REGRESAR a Cuba un oro ausente desde hace 16 años es el mayor reto que enfrentará el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, uno de los protagonistas de la Isla en los Juegos Panamericanos de Lima.
Campeón mundial bajo techo en 2018 y autor de registros soñados por la mayoría en esta prueba, el camagüeyano de casi 21 años se perdió en la temporada anterior el que hubiera sido su primer oro en eventos multidisciplinarios, cuando una lesión le “sacó” de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.
La experiencia dolorosa le dejó enseñanzas. Esta vez, junto a su entrenador Daniel Osorio, caminan con cuidado extra en la ruta que tiene a Lima como primer gran momento del año y saben que serán ellos mismos sus propios rivales allí.
Juan Miguel tiene registro personal de 8,68 metros, pero se ha “perdido” la homologación de otras fenomenales marcas por ligeros vientos a favor que sobrepasaban los límites permitidos. En la anterior temporada sus 8,83 metros de Estocolmo recorrieron el mundo y hace apenas unos meses le vimos saltar 8,92 al este de La Habana.
Ninguna de las dos pudo inscribirse como oficiales, pero son un claro avance de lo que puede lograr en un futuro no muy lejano. Dotado de un don especial para el salto, combina velocidad, coordinación, explosividad, técnica y fuerza, cualidades todas que mezcladas le hacen ideal.
Ahora es uno de los oros más seguros de Cuba en Lima, y es lógico que tendrá rivales de rango, como por ejemplo el campeón olímpico estadounidense Jeff Henderson, actual líder del ranking y defensor de la corona panamericana, pero que tiene su tope personal en apenas 8,52 metros.
Juan Miguel no sobresalió como se esperaba en las categorías inferiores. Su explosión llegó con el paso a mayores en la campaña anterior. El futuro dependerá de lo que se proponga lograr, pero es claro heredero de Iván Pedroso e imitarle en estos Juegos Panamericanos será su siguiente misión.
El último reinado de la longitud en manos antillanas fue en Santo Domingo 2003, cuando Iván completó la tercera de sus coronas consecutivas a este nivel.
Superarlo al menos en cantidad es todo un reto, y solo el paso del tiempo podrá traer la respuesta. Por lo pronto anotar el primer título a su nombre es la tarea de un Juan Miguel que seguramente también se ha impuesto metas ocultas para elevar las pretensiones.
Una de esas pudiera ser borrar los 8,75 metros que constituyen el récord de estas citas desde que el estadounidense Carl Lewis ganó en Indianápolis 1987. ¿Podrá hacerlo Juan Miguel? Todos saben que sí, conseguirlo queda por él.
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