La Habana.- MUCHAS veces pensamos que las figuras de determinado deporte van a ser “eternas”… que nunca abandonarán la competición y siempre van a estar ahí regalando su talento.

Incluso ese sentimiento se hace más palpable con el ajedrez, una disciplina en la que el paso de los años suele afectar mucho menos que en otros, y por eso nos sorprende cuando grandes como el ruso Vladimir Kramnik deciden poner fin a una carrera exitosa.

Falta de motivación y deseos de dedicarse a otra cosa diferente del juego ciencia fueron los principales argumentos esgrimidos por el astro de 43 años, dos veces campeón mundial, medallista de oro olímpico y miembro del top-ten del ranking durante más de una década.

«Mi carrera como ajedrecista ha sido una experiencia magnífica y estoy muy agradecido por todo lo que he podido vivir en ese deporte. A veces ha sido más duro de lo esperado y en otras ocasiones he tenido más éxito de lo soñado», dijo tras terminar la edición 2019 del Tata Steel, el famoso torneo de Wijk ann Zee en Holanda.

«Y como  mi motivación como jugador de ajedrez ha disminuido a lo largo de estos últimos meses, este me parece el momento apropiado para dar el paso. Me gustaría dedicarme a unos proyectos que he comenzado a desarrollar en los últimos tiempos, con un foco especial al ajedrez de niños y la enseñanza. Dentro de poco les comunicaré más detalles a ese respecto», agregó, aunque no descartó que pueda todavía intervenir en algún evento de rápidas.

Nacido el 25 de junio de 1975 en Tuapsé, a orillas del mar Negro, Kramnik es de esa generación que se benefició con la escuela de Mijail Botvinnik, fue parte de la era anterior a las computadoras y activo luego en la fase de la informática, derrotó a Garry Kasparov por el título del orbe de la PCA en el 2000 y en el 2006 venció a Veselin Topalov por la corona unificada.

Le describen como poseedor de un estilo posicional, con una técnica defensiva que facilita demoledores contrataques y de aquí que sea muy difícil de vencer, sin embargo el mismo ha reconocido que por épocas esa manera de encarar el juego ha variado, con momentos tan diferentes entre sí que parecían de dos jugadores diferentes.

Se siente más apegado a los esquemas de José Raúl Capablanca, Vassily Smislov y Anatoly Karpov que a los de ninguno otro de sus predecesores, su primer gran éxito fue en el torneo de Dortmund 1995 y luego volvió a vencer allí en varias ocasiones, incluidas las del 96, 97 y 98.

El famoso Linares le tuvo entre sus concursantes habituales y le vio coronarse en el 2004, su máximo Elo desde el 2000 a la fecha fue de 2 mil 817 puntos, mostrados en octubre del 2016 y en estos momentos es decimocuarto del ranking con 2 mil 753.

Por eso cuesta un poco hacerse  la idea de que ya no será concursante obligado en los certámenes de élite. Parece quizás algo precipitado el anuncio cuando se sabe que todavía tiene mucho que aportar en el ajedrez primer nivel.

Tal vez el temor a mostrar una forma por debajo de lo que se ha esperado siempre de él es la primera causa de su decisión, quizás no sea aún definitivo y volvamos a verlo en lides importantes, lo cierto es que regrese o no, vuelva a competir o comience una carrera más allá del ajedrez activo, Kramnik ya tiene ganado su puesto en la historia de este deporte.