Vida y corazón sobre el dojang
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Admirada por sus grandes dotes y excepcional técnica es para muchos la taekwondoca cubana con mayores logros deportivos.
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La Habana (24 dic).- CUANDO se hable de taekwondo en Cuba no puede dejar de mencionarse el nombre de Yanelis Yuliet Labrada Díaz, quizás su exponente femenina de mayores logros.
Toda voluntad, coraje y dedicación sobre el dojang, Labrada fue, es y será admirada por muchos en premio a sus grandes dotes y excepcional técnica.
Pero pocos saben que para llegar a la cúspide de esta disciplina de perenne contacto físico tuvo que vencer adversidades como una enfermedad coronaria que requirió de intervención quirúrgica convertida en limitante de la capacidad de la zona izquierda de su esbelto cuerpo.
Nacida el 8 de octubre de 1981 en Manzanillo, se inició en el taekwondo a los 11 años después de ser rechazada por distintos entrenadores de atletismo y ciclismo.
Inquieta, siempre se interesó por el deporte, pero su familia no la dejaba ejercer, temerosos de que pudiera sucederle algo, aunque a la postre terminó por imponerse a base de pura constancia.
JIT quiso conversar con esta bella cubana y el diálogo fluyó sin muchas dificultades.
Tus inicios.
Fue en el área de la Vuelta del Caño, en una plazoleta en Manzanillo, de la mano de Neober Camejo. Para mí resultó algo importante en mi vida, pues ayudó a educarme y después de tres o cuatro meses estaba en la EIDE. Allí mi primer entrenador fue Armando Sánchez Bell, la primera persona que me dijo que iba a ser una gran competidora.
Y acertó.
Fíjate si es así que después de varias preseas en competencias escolares y juveniles, siendo todavía una niña de 14 años, fui subcampeona nacional de primera categoría.
¿Entonces, ascendiste rápido al equipo élite?
Sí, casi inmediatamente, y allí comencé a entrenar con Roberto Cárdenas, Pedro Carballo y Agustín Olivera.
¿Cuál fue tu primer resultado internacional relevante?
En realidad aproveché al máximo las competencias a las que me dieron la oportunidad de asistir, y en casi todas tuve buenos resultados.
Con 16 años fui campeona panamericana del deporte en Lima’98, lo que me abrió las puertas para asistir a los Juegos Centroamericanos de Maracaibo ese propio año, donde pierdo en cuartos de final de los 47 kilogramos, mi peso entonces.
¿Que sucedió después?
Ya en 1999 soy bronce en los Juegos Panamericanos de Winnipeg’99, voy a la gira europea con excelentes resultados y a la clasificación olímpica para Sydney’00. Logro la plaza y estoy lista pero por razones que aún desconozco no fui la elegida y asistió mi compañera Urbia Menéndez.
¿Buena la decisión?
Ella no hizo quedar mal al deporte y obtuvo plata. Era una atleta de mucha experiencia. Recuerdo que estaba en los 51 kg y yo en los 47. Funden las divisiones y es entonces que el colectivo técnico se decidió por ella a pesar de que fui yo quien dominé las eliminaciones entre nosotras.
¿Después de Sydney?
Estuve en el mundial de Corea del Sur’01 y perdí en cuartos de final en los 51 kg. Realmente a partir de ahí fue que consolidé mis resultados. Logré oro en importantes eventos en América y Europa, ya que en aquella época se viajaba más y el fogueo era mayor. Gané los Juegos Panamericanos de Santo Domingo’03 y en esa propia temporada obtuve plata en el Campeonato Mundial de Garmisch-Partenkirchen, un evento que siempre recordaré con mucho orgullo, pues me sentí ganadora.
¿Qué pasó realmente?
Son cosas que no se dicen o pasan inadvertidas para muchos, pero la verdad es que fui claramente despojada de la victoria en la final. A solo cinco segundos del cierre los árbitros le concedieron un punto que nunca existió a mi rival, la coreana Ji Hye Lee, algo muy injusto.
Juegos Olímpicos de Atenas’04. Debutas con triunfo de 3-1 sobre la bronceada del orbe Yawapa Boorapolchai, de Tailandia y lanzas una señal de poderío. ¿Qué me dices de esa competencia?
El resultado allí pudo ser mejor, porque en ese cuatrienio estaba en inmejorables condiciones. Gané mis dos primeros combates, pero discutiendo el título perdí 4-6 ante la taipeyana Chen Shih Hsin. Tiré mucho en esa pelea, con muchas técnicas que pudieron apreciarse de otra manera, pero lo que sí te aseguro es que hice un esfuerzo muy grande por la victoria. Ella fue más precisa y quizás influyó en mí el esfuerzo por rebajar de peso, ya que pesaba 55-57 kg y peleé en 49. Ya había sufrido muchas lesiones continuas, pero fui plata y terminé disfrutándolo mucho.
Sin embargo, te vimos llorar desconsoladamente.
No era para menos. Había soñado durante más de cuatro años con aquel título olímpico y no pudo ser aunque estuve cerca de lograrlo.
Todos lo interpretamos como muestra de tu vergüenza deportiva. ¿Cómo miras ahora hacia ese momento?
Fue también un éxito de la medicina cubana, que supo devolver la vida, la fe y la esperanza a aquella niña que a los nueve años tuvo que ser operada debido a una insuficiencia cardiaca.
Háblame de lo sucedido después.
No estuve bien en el mundial del 2005 pero en el 2006 fui tercera en los Juegos Mundiales Universitarios de Izmir, Turquía, donde una lesión me impidió discutir el título.
Era un día para el oro. Estaba bien. Obtuve triunfos ante la guatemalteca Eva Carias, la sudcoreana Hye-Jeong Kim y a la brasileña Debora Nunes, y por el bronce frente a la serbia Tamara Gorjup, pero un mal giro me provocó un esguince de tercer grado en el pie izquierdo.
¿Por qué dijiste adiós al deporte de forma inesperada?
Estaba en plenitud de forma, con gran fluidez, potencia en el golpeo y concentración táctica. La gira europea la estaba haciendo sin dificultades, ganando combates antes del límite, pero en el Abierto de Holanda se me astilla la pierna derecha en el duelo por el oro. Un astillamiento en forma de mariposa y ahí se me acabó la carrera. No quiero recordar eso. Terminé en el mejor momento de mi vida.
¿Cómo lo asumiste?
Luego de la lesión estuve 15 días más en Holanda. No podía dormir por los fuertes dolores. Fue desastroso desde el punto de vista sicológico.
¿En Cuba?
Estuve ocho días en observación y estudios hasta que el Dr. Entenza me intervino quirúrgicamente en el hospital Frank País. A él y a todo su grupo le debo estar caminando, pues fue una fractura bien seria con secuelas en la rodilla y el tobillo.
¿Luego qué haces?
Me gradúo de licenciada en Cultura Física y Deportes y paso a formar parte del colectivo de preparadores del equipo nacional femenino gracias a la oportunidad que me brindó el comisionado de entonces José Barrientos. Realicé una maestría... En fin, superación, mucha superación.
¿Y en la actualidad?
Sigo superándome, ahora como metodóloga en la Federación Cubana. Pero esto no es lo mío, lo mío es la actividad frente al alumno, impartiendo mis conocimientos, mis experiencias.
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