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Todo por la lucha
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De esos gladiadores pequeños en estatura pero con un corazón de gigante. Impetuoso sobre el colchón.
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CASI toda una vida vinculado a la lucha, primero como atleta, después como entrenador, metodólogo y federativo convierten a Raúl Trujillo Díaz en voz autorizada para conversar sobre esta disciplina en Cuba, la única que desde 1992 a la fecha ha aportado coronas en todos los Juegos Olímpicos.
El actual vicepresidente de la Federación Cubana y jefe de su comisión técnica es autor de diversos trabajos, amante de la ciencia y la técnica, y permanente preocupado por la superación.
El diálogo de JIT con este matancero oriundo de Pedro Betancourt fue en la Ciudad Deportiva y resultó ameno, sin que el micrófono resultara obstáculo para que derrochara conocimientos y emoción.
¿Cómo llegas a lucha?
Por cosas de la vida. Cuando niño viajo de vacaciones con mis padres a Viñales y allí estaba entrenando el equipo nacional de libre, única modalidad existente en el país en aquel entonces, que se preparaba para los Juegos Panamericanos de Sao Paulo’63. Yo era amante de los deportes de combate y verlos me marcó. Quedé impresionado y mi papá me dijo: “Quizás algún día seas como ellos”. En ese grupo estaban Juan Caballero, Castor Gómez, Francisco Ramos, Jorge Luis Castro... Verdaderos hitos del deporte en esa época.
¿Entonces comenzaste a practicar de regreso a tu municipio?
No. En Pedro Betancourt lo único de combate que se practicaba en esos años era el jiujitsu, así que entré a la EIDE en Matanzas como jugador de baloncesto y allí pasé a la lucha. Recuerdo que me escapaba de los entrenamientos del básket para ver los de la lucha, me captaron y di mis primeros pasos.
¿Con qué entrenadores?
En Matanzas me inicio de la mano de Raúl Tachín, Lázaro Rodríguez, Roberto Frías, Domingo Delgado, Jorge Cunnigan, este último fue el que más influyó en mi decisión y me vio potencialidades para imponerme.
¿Lograste resultados pioneriles, escolares y juveniles?
Siempre fui el campeón provincial, y gané también los juegos escolares y varios campeonatos juveniles.
¿Cómo llegas al equipo nacional?
Entré con solo 16 años. Gané con esa edad una triangular de mayores que se organizó entre Cuba, México y Panamá, y rápidamente me llamaron, porque además fui segundo en el Torneo de las Estrellas. Ya en el Cerro Pelado me nutro de Alberto Albezu, Erick León, Silvio Amado Michel, Isidro Cañedo...
¿Ascendiste a buen ritmo?
Llegué a ser el primer hombre del equipo nacional en los 52 kilogramos en 1971 y estuve en la reducida preselección para los Juegos Olímpicos de Munich’72, aunque los técnicos se decidieron por Miguel Tachín, que había ganado los Juegos Panamericanos de Cali y tenía más experiencia internacional.
Después llegó la lesión en una de tus piernas. ¿Agilizó eso el paso a la greco?
Yo no era muy atacador de las piernas, trabajaba más bien con los volteos y los “bomberos”, y mi constitución física no era la más adecuada, pero siempre me llamó la atención la greco. Me lesioné un menisco y me recuperé bien, pero en un entrenamiento decido luchar un poco más arriba y subo temporalmente a los 57 kg para no forzar tanto el peso, y con José Ramos como adversario se produce otra vez la lesión, esa vez muy grave en mi pierna derecha, la de apoyo, la fundamental. Eso me impide ir a Europa y a Mongolia a una gira. Estuve alejado de los colchones un tiempo y a mi regreso había hombres como Luis Ocaña, Eloy Abreu, luchadores muy altos y con mucho nivel. Albezu conversa conmigo y me informa que iban a conformar la primera selección oficial de la modalidad grecorromana para los Juegos Panamericanos de México’75. En mi peso el hombre a derrotar era Silvano Valdés, a quien le gané en los topes de control. Él decide bajar a los 48 kg y yo prosigo en los 52.
¿Integraste el equipo a México’75?
Sí, aunque pienso que ingresé tarde en la preparación, y tuve problemas con los entrenamientos, pues estudiaba la carrera de Agronomía en San José de las Lajas y eso me los dificultaba. Pero seguí adelante y con la inestimable colaboración del profesor ruso Serguei Ribalkov logré estar en el equipo.
¿Qué sucedió en territorio mexicano?
Antes estuve en varios torneos internacionales en Bulgaria, Rusia, Yugoslavia y en el mismo México, y ya en los panamericanos terminé con la medalla de bronce como consecuencia de mi derrota con el estadounidense Dal Thompson.
Háblame del combate.
Fue el primero y abrí ganando, pero en una acción al borde del colchón sufro una lesión de ligamento interno y externo de la rodilla. El doctor Álvarez Cambras me pregunta si voy a continuar combatiendo y yo le digo que sí, que fui a luchar y a alcanzar una medalla. Me preparó bien la rodilla y continué en competencia hasta que alcanzo el bronce.
Pero hubo un reconocimiento importante a tu coraje...
El recibimiento de Fidel fue algo que jamás olvidaré. Sus palabras de elogio, haber estrechado su mano, abrazarlo... En ese acto los que regresamos enyesados estuvimos en la primera fila, yo estaba al lado de Orestes Pedroso, el boxeador. Ese gesto del Comandante en Jefe con los lesionados fue algo que quedó en nuestros corazones.
¿Condicionó eso tu retiro?
Las lesiones se sucedieron una tras otra y no pude más. La suerte no me acompañó y digo adiós en 1978.
¿Cómo lo asumiste?
Con la cabeza en alto, porque me había preparado para cuando llegara. Lo que comienza termina y la vida de un atleta acaba cuando merman sus resultados.
¿Tus técnicas favoritas?
Proyección con volteos en todas sus variantes. Control de cabeza y brazo, con control de dos brazos y un brazo, siempre por la derecha y por la izquierda.
¿Tus mayores rivales?
En Cuba Marcos Milián e internacionalmente Thompson y el mexicano Enrique Jiménez, quien fue cuarto olímpico y mundial, y el soviético Yury Rikov.
Luego del retiro, ¿entrenador?
Bueno, después de haber completado mis estudios, de superarme, comencé a trabajar con el combinado nacional juvenil y por mis manos han pasado casi el ciento por ciento de las principales figuras de este país.
¿El momento más grande como preparador?
El triunfo por países en el mundial juvenil de Cali’92, donde logramos seis oros y dos platas. Estuvimos en ocho de las 10 finales.
¿Principales atributos de un luchador?
Disciplina es lo fundamental, pero también hay que tener gran preparación física, entrenar fuerte y poseer gran táctica mental, pues si no tienes inteligencia no avanzas en el deporte. Hay que ser valiente y tener corazón para subirse al colchón y superar las adversidades.
¿Cómo ves el futuro de la lucha en Cuba?
Tiene grandes potencialidades. Se ve el trabajo en las provincias, muchachos de un nivel increíble, lo único que tenemos que ir evolucionando con los tiempos, aplicar la ciencia, hacer nuevos estudios. La lucha necesita mucho trabajo en el colchón, en el terreno. Debemos colaborar entre todos, aportar nuestro granito de arena. Mucho pensamiento colectivo.
¿Dificultades, deficiencias actuales?
Hemos dejado de hacer cosas como el trabajo de base, el fortalecimiento, la cantidad de sesiones de entrenamientos, la tipología de entrenamiento, cosas que hay que rescatar. Ceo que no gana el que entrena mucho sino el que entrena mejor, con espíritu crítico, con poder de análisis, con conocimiento.
¿Los mejores luchadores cubanos de todos los tiempos?
Difícil, porque hay muchos, pero voy a mencionar algunos: José Ramos, Bárbaro Morgan, Raúl Cascaret, Filiberto Azcuy, Raúl Martínez, Pedro Roque, Néstor Almanza, Roberto Monzón, Mijaín López, Wilber Sánchez, Alejandro Puerto, Héctor Milián.
¿La familia?
El apoyo incondicional. La mejor retaguardia. El impulso decisivo.
¿La lucha?
Mi oxígeno, todo.natural abortion pill ru486 cost medical abortion pill online bystolic free trial coupon go bystolic coupons for free bystolic discount coupon site daliresp patient assistance lilly cialis coupon go prescription card discount |
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