Santiago de Chile.- DOS MEDALLAS más para Cuba salieron de la palanqueta del powerlifting en los VII Juegos Parapanamericanos.

Tras la sorpresa de Enmanuel González en la jornada anterior, asombró poco menos la exhibición de Pablo Ramírez (54 kg) en el gimnasio Chimkowe de Peñalolén.

Sin embargo, eso no le resta méritos al éxito conseguido por quien llegó como un desconocido a pelearle el título al campeón de Lima 2019, el brasileño Bruno Carra.

Ramírez tuvo ante sí la disyuntiva del todo o nada y agarró del "lobo más de un pelo": llegó a su último intento en tercer lugar con la opción de superar en un kilogramo a quien marchaba segundo, o poner alguno más e intentar "matar dos pájaros de un tiro". Optó por lo seguro.

Resultó válido el intento con 161 kg, con los que empató al campeón, mas quedó relegado porque el sudamericano lo consiguió en un intento antes.

«Ciertamente soñé más, no pude coronarme, pero igual estoy muy satisfecho. Pasan por mi cabeza mucha gente que tuvo que ver con que esto fuera posible: mi familia, mis entrenadores y por supuesto la Revolución Cubana que tanto hace por nosotros, que afrontamos estas situaciones de desventaja», reconoció.

Luego, Leidy Rodríguez (45 kg) sumó una medalla más, de bronce, alejada de las marcas extraordinarias de la venezolana Carla Fuentes, quien destrozó varias veces el récord parapanamericano. La cubana cumplió el cometido de aterrizar aquí por un puesto en el podio.

Quienes saben que una lesión mantuvo en suspenso su actuación, entienden por qué dice que esta de bronce le sabe a oro.

Agradeció por supuesto a los médicos y no perdió oportunidad para recordar a los que importan: «esto es posible gracias a mi familia y a la Revolución que me dio oportunidades cuando algunas puertas se cerraron».